Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 27 de mayo de 2002
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Capital

Nora patricia Jara

ƑGarantes de la justicia?

ƑQuiénes son las víctimas: los secuestrados o los secuestradores? ƑQuién es apto para impartir justicia en México? ƑQué es información privada, confidencial o secreta y quién decide que ésta lo sea? ƑHasta dónde se debe transparentar la vida de los servidores públicos y con qué fin? ƑEl estado de derecho es un propósito o un hecho en nuestro país? Son preguntas que muchos mexicanos hacemos ante el espectáculo de violencia e impunidad que vivimos.

Mientras, los defensores de los derechos humanos nos advierten que para combatir la delincuencia los ciudadanos no podemos convertirnos en delincuentes, pero sí exigir justicia, que nuestras instituciones nos respalden, actúen, y que miren más allá de sus intereses para ponerse al servicio de la nación. šCómo no creer que Guillermo Vélez fue torturado si no se demuestra lo contrario!

Es más, según la recomendación de la CNDH a la Procuraduría General de la República, ésta afirma que en su detención se ejerció violencia y de forma degradante, y concluye la máxima instancia en la defensa de los derechos humanos del país que fue asesinado. Homicidio que se trata, dice el informe del ombudsman nacional, José Luis Soberanes, de encubrir con todas sus agravantes.

El 2 de julio de 2000 los ciudadanos que se pronunciaron por un cambio lo hicieron tal vez por transformar la política exterior y la económica, pero a la vez por eliminar toda forma inquisitorial de investigación de los delitos, y al parecer este sistema de hacer y concebir la justicia prevalece así como la práctica de la tortura.

En México, como en muchos países, es parte de nuestro sistema legal, y aunque la ley la prohíba su práctica todavía es común y ejemplo de ello es el caso de Guillermo Vélez, presunto integrante de la banda de los Antrax, el del militar que supuestamente murió por consumo de drogas y alcohol al momento en que lo detenían en esta capital y las recientes declaraciones de altos funcionarios de la procuración de justicia que revelan como si nada haber participado o atestiguado este tipo de acciones.

En nuestra galería del terror policiaco existen célebres personajes que la usaban todos los días para presionar, extraer confesiones o simplemente para dar un escarmiento, haciendo de su práctica todo un método de investigación y de castigo. Me pregunto: ƑDe qué sirve proscribir la tortura hasta la pena de muerte? Proclamarnos como un régimen constitucional si se privilegia una cultura de la venganza, el terror como propuesta para atacar al crimen organizado, ahí están las denuncias que por este ejercicio se hacen cotidianamente.

En el mismo extrañamiento se señala que hubo manipulación y ésta es una acusación no menos grave, ya que sugiere intención para lograr un objetivo, un fin; supone que el sujeto de la misma sea considerado como una cosa para lograr una opinión o justificar una acción que se oculta, para lo cual se orquestó una estrategia de comunicación que intentó convencer que su muerte era justificada porque se trataba de un secuestrador, por tanto merecía el peor de los castigos, sólo que la ley establece que quien debía decidir era un juez y con una investigación de por medio, un derecho que debe tener cualquier persona, aun tratándose de supuestos criminales.

En esta historia, como en otras, la verdad se suple con informaciones a medias que, con el objetivo de orientar a la opinión pública sobre la culpabilidad de alguien contra el que no se tenían aún acreditaciones jurídicas, ahora no sabremos si era culpable o inocente, ya que se le privó primero del derecho a un juicio y luego del derecho fundamental: el de la vida.

Tal vez en la actual coyuntura se pueda salir adelante de la crítica y reprobación que genera la acción ominosa de que las instituciones que encabezan la investigación jurídica en nuestro país encubran actos de tortura por parte de sus elementos, hechos que colocan a ciertos servidores públicos más cercanos a la criminalidad organizada que afirman combatir, que a la sociedad que representan.

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