Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 21 de mayo de 2002
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Política
Marco Rascón

El mar de las diferencias

Mientras en Cuba Fidel desarrollaba una de las acciones diplomáticas más estratégicas para levantar el bloqueo sin perder ni los principios ni las conquistas de esa revolución, en México el gobierno foxista era de nuevo sorprendido en manejos turbios con el salinismo.

Mientras Fidel abría su proceso y lanzaba hacia dentro de Estados Unidos nuevas perspectivas y contenidos para el respeto mutuo, en México el canciller Castañeda encerraba, aislaba y ponía a la defensiva al gobierno foxista.

Mientras en Cuba Fidel hablaba con la verdad y dejaba a Jimmy Carter observar y establecer comunicación con instituciones y opositores, en México el canciller Castañeda volvió a mentir sobre la forma y el fondo de su entrevista con Carlos Salinas.

Mientras Cuba revierte la acusación de fabricar armas biológicas para atacar a Estados Unidos y pone a Carter de testigo sobre la situación de los derechos humanos sustanciales, verdaderos, que prevalecen en Cuba de manera única, en México de nada vale ser aliado incondicional de George W. Bush y crece la falta de respeto y la debilidad para ser interlocutores con identidad propia. Si la apuesta era servir contra Cuba porque Estados Unidos es el mejor cliente, rápidamente estamos perdiendo por ello, y se ve el fracaso de esa política.

Mientras en Cuba la dirección del gobierno se mantiene unificada, con una visión estratégica contra el bloqueo y generando transformaciones que enaltecen al pueblo cubano, en México el gobierno y el PAN se atascan entre personalismos, traiciones y protagonismos, dando paso a la estrategia de Carlos Salinas de debilitar más la Presidencia, profundizar y lograr el rompimiento entre el PAN y Fox y establecer el escenario para que triunfe la fantasía del enano de mayor estatura: si se debilita el país, él crece; si el país fracasa él se beneficia; si asoma la crisis económica sus intereses emergen, si la política se degrada más él se considera indispensable.

Mientras en Cuba se lanza una gran iniciativa histórica por el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, que dejaría blindadas las conquistas y los derechos humanos alcanzados por esa revolución, en México y Estados Unidos las derechas apuestan al colapso al creerse su propia propaganda, sin saber que es más fácil que los alcance a ellos la explosión de sus contradicciones económicas o sociales que a Cuba llegue la democracia estadunidense en la punta de un barco de marines, como hicieron en Haití.

Mientras en Cuba Fidel y el gobierno mantienen un proyecto soberano y latinoamericano con 43 años de resistencia, en México el gobierno, a menos de dos años de ejercicio, se desgasta pactando con el salinismo y el PRI, y renunciando a sus compromisos centrales de cambio, defraudando el sentido del voto popular

En Bélgica Salinas puso la trampa y avanzó en su objetivo de profundizar la distancia entre Fox y el PAN, y acercarlo al PRI de Madrazo. En ese movimiento, gracias al protagonismo del canciller Castañeda y la perversión de Salinas, perdió centralmente Vicente Fox y fue sacrificado de nuevo Raúl Salinas, el hermano, quien luego de ese escándalo, pierde otra vez posibilidades de salir libre, pues todo acto en ese sentido sería una decisión discrecional y pactada.

En Cuba la iniciativa de Fidel para la visita de Carter, símbolo occidental y estadunidense de la defensa de los derechos humanos y la democracia, abrió un puente de interlocución directa con Estados Unidos, en sustitución del papel que representaba México entre La Habana y Washington, al que México renunció en Monterrey. La inteligencia de la diplomacia cubana adquiere relevancia histórica pues, frente a la renuncia del papel que México llevaba con cierta dignidad, Cuba y la dirección de Fidel supieron de nuevo sortearla, como ante la caída de la URSS y las intensificaciones del bloqueo.

Si en México el gobierno "de la transición" se tiene que refugiar en lo peor del pasado priísta, en Cuba la coherencia de un proyecto revolucionario los hace buscar cambios que podrían establecer un precedente de gran trascendencia para las relaciones entre Estados Unidos y los países latinoamericanos: Cuba ha dejado como precedente que un país puede vivir sin negocios, pero no sin dignidad.

Si en México el canciller Castañeda acusó a Fidel de "nostálgico" ¿qué pensará ahora, que en Cuba recibieron a Carter y le pusieron a la vista y en diálogo a opositores, hospitales, enfermos de sida, instituciones, los medios y las calles, él se revolcaba con Carlos Salinas en el lodazal de los intereses, los saqueos a Suiza y las corruptelas de las privatizaciones?

Entre Cuba y México hay un mar de diferencias. Una central es que Cuba no trata de exportar su modelo y México se ha convertido en una base agresora estadunidense que intenta exportar esta democracia de negociantes y de agentes de ventas de la Coca-Cola a todos los países.

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