Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 19 de mayo de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Sociedad y Justicia

Encuentro de padres, parientes y amigos de gays y lesbianas

Provienen de familiares, 49% de los abusos contra homosexuales

Paterfamilias narran cómo afrontaron la decisión de sus hijos

A veces sólo la muerte permite el entendimiento, dicen

MARIA RIVERA

La frontera es un dios que a veces exige sacrificios de sangre, dice Magris. Cualquier clase de frontera, desde las geográficas hasta las vitales. Quienes optan por una sexualidad distinta a la predominante tienen que bregar no sólo con el rechazo social, sino con la tal vez más dolorosa incomprensión familiar. Ni el amor filial puede contra los prejuicios, y a veces, sólo la muerte permite el entendimiento.

Rosa Feijoo Andrade pudo aceptar la homosexualidad de su hijo José Octavio Torres-Muga cuatro años después de su fallecimiento. Cuando el muchacho le habló sobre su opción sexual, recuerda la traductora y maestra de inglés, el mundo se le vino encima. Se sintió desconcertada y decepcionada. Una y otra vez se hizo la misma pregunta: "Ƒen qué fallé?" Después se dio a la tarea de buscarle "cura" y tratar de convencerlo de que en realidad era heterosexual.

La reacción del padre, un diplomático peruano, fue peor. Se encerró en un mutismo total. "No es mal hombre -explica Rosa, ahora divorciada de él- pero no supo manejar el asunto de su hijo; fue demasiado fuerte para él y prefirió esconder la cabeza".

Tras el fallecimiento del joven, a consecuencia del sida, Rosa pasó por un periodo de depresión muy grande. Tratando de entender los motivos de su opción sexual se puso a estudiar materiales sobre el tema y a consultar especialistas. Fue hasta entonces, reconoce, que se dio cuenta de que no había nada que comprender, que aquella elección no era un defecto o una enfermedad, sino una característica más. "Me quedó claro que era una pendejada mi actitud y que no tenía la menor importancia el por qué". Como resultado de aquella investigación escribió el libro Sida, testimonio de una madre, el cual aún no se ha publicdo.

Hoy en día esta mexicana de 59 años, descendiente de republicanos españoles, se dedica a dar conferencias en escuelas y universidades del país compartiendo su experiencia. "Extraño a mi hijo, pero estoy consciente de que fue gracias a las tragedias por las que pasé que encontré el sentido de mi vida. Estoy segura que si él viviera estaría junto a mí apoyándome", afirma.

La historia de esta familia no es un caso aislado, explican los organizadores del primer Encuentro Internacional de Padres, Parientes y Amigos de Gays y Lesbianas, celebrado este fin de semana en la ciudad de México. Cada día, miles afrontan este tema sin más bagaje que los prejuicios transmitidos de generación en generación. Aunque hay avances y cada vez es menos frecuente escuchar la frase "prefiero verte muerto", todavía subsisten altos contenidos de rechazo social, por lo que se requiere un amplio e informado debate en torno al asunto.

Como parte del encuentro, se presentó el estreno del documental De Colores, dirigido a padres, familiares y amigos de gays y lesbianas de la comunidad latina de Estados Unidos. El video, de 28 minutos, muestra dos enfoques: el proceso de padres que han logrado superar sus prejuicios, y el de los homosexuales; lo qué significó para ellos informarle a su familia su opción sexual.

Abrir el diálogo

Los directores del documental, Peter Barbosa y Garret Lenoir, explican que anteriormente el tema de la homosexualidad ni siquiera se discutía en la comunidad latina, en cambio, ahora se ha abierto el diálogo. "Nuestra gente ya está entendiendo que es un asunto importante que hay que abordar, pero se necesita continuar el proceso", recalca Barbosa. Este trabajo forma parte de un proyecto de más amplio alcance que se llama Unlearning (desaprendiendo) homofobia, del que se puede obtener información a través del sitio de Internet www.Unlearninghomofobia.com

Una niña excepcional

gays_encuentro_lkxsUno de los testimonios que se presentan en el cortometraje es el de Leonor B. Homestrong, una sonorense radicada en Los Angeles desde hace casi 30 años. Relata que cuando nació su hija mayor, Juliana, toda la familia se volcó sobre la niña. Era la primera nieta para sus padres y la primera sobrina para sus hermanos, así que recibió todo el afecto posible.

Desde sus primeros años la niña mostró habilidades intelectuales y físicas superiores al término medio. Era la primera en su escuela, en las girls scouts, en su equipo de basquetbol. Incluso, durante su adolescencia, por su belleza y estatura, llegó a modelar. Las amigas de Leonor le preguntaban cómo la había educado para que resultara tan excepcional.

Pero había una sombra en la vida de la familia. La pequeña se sentía diferente. A los tres años les anunció que quería ser niño, y a los cinco se puso las herramientas del padre alrededor de la cintura y dijo que deseaba ser como él. "Desde entonces pensé: esta niña va a ser distinta", acepta Leonor. Sin embargo, trató de ignorarlo por todos los medios posibles. Le pedía que vistiera lo más femeninamente posible y que olvidara los pantalones y las botas que tanto le gustaban. Con el tiempo las señales de su homosexualidad se volvieron más obvias.

La madre recuerda que contra todos sus prejuicios latinos oraba porque alguno de los novios sedujera a la muchacha. Los ruegos no tuvieron eco. Juliana se matriculó en la universidad, y en una de las ocasiones que regresó de vacaciones informó a la familia que era lesbiana.

"Casi me muero, acepta la madre; fue una cosa fulminante para mí. Esto me dolió más que cuando se murió mi padre. No podía concebir que la niña que había recibido toda clase de afectos y crecido en una familia estable fuera lesbiana. Todos los estereotipos que existen de que son producto de hogares con problemas y que no han recibido atención en este caso no tenían nada que hacer".

"Me dediqué a buscar información hasta que encontré el grupo de PFLAG (padres, familiares y amigos de gays y lesbianas, por sus siglas en inglés). Al principio no podía comprender cómo hablaban con tanta naturalidad de los novios y novias de sus hijos, pero seguí asistiendo a sus reuniones y me convertí en activista. Formé un grupo entre la comunidad latina que ofrece apoyo y literatura en español a los padres con hijos gays. Hay que poner un alto al rechazo: 49 por ciento del abuso a homosexuales proviene de la propia familia".

"Mira estas fotos, esta última es la nueva Juliana", dice orgullosa la madre. Las primeras imágenes presentan a una niña y una adolescente de largo cabello rubio vestida en tonos pasteles, y la final a una joven con pelo corto y oscura ropa masculina.

Los problemas que preveía la madre se cumplieron. Leonor relata que pese a su inteligencia, la joven no podía conseguir trabajo porque en las entrevistas siempre iba con su verdad por delante. Llegó a laborar en una granja y dormir sobre un colchón tirado en el suelo. Tras este periodo terminó sus estudios en psicología y actualmente trabaja en una casa para niños con problemas de abuso físico y emocional. Hace ocho años vive con Julieta, con la que ha conformado una pareja estable.

Adoptar es mejor que perder

Nila Marrone, boliviana jubilada de la carrera de lingüística, que reside en Connecticut, explica que mientras algunas madres han perdido a sus hijos cuando asumen su homosexualidad, ella ganó uno. Como en su matrimonio no pudo concebir hijos, todo su afecto lo volcó en su sobrina María. Se tomaba tan en serio su papel de madrina que dedicaba todo su tiempo libre a la niña. Cuando cumplió 18 años la familia supo que era lesbiana. La madre natural no sabía qué hacer. La sustituta tampoco, pero se le ocurrió una idea: documentarse en torno a la homosexualidad.

Como si se tratara de su más importante investigación, Nila leyó toda clase de libros que le dieran alguna luz sobre el tema. "Yo tenía mi buena dosis de homofobia y aquello me pareció tremendo, apunta, pero después me puse a pensar que era la misma muchacha a la que yo amaba por su carácter tan cariñoso, y me dije: si ella es lesbiana, esto no puede ser algo malo".

Cuando se dio cuenta de que su ahijada ni estaba enferma ni tenía alguna tara que hubiera que eliminar, se lo explicó a la madre. Poco a poco se restableció la comunicación en la familia. La muchacha construyó una sólida relación de pareja y tiene un hijo concebido mediante inseminación artificial.

Durante uno de sus últimos trabajos en la universidad donde laboraba, Nila viajó a Granada, España, donde conoció a Frank, un estudiante que era rechazado por su familia por su condición homosexual, con quien inmediatamente conectó. Nilda y su esposo coincidieron en que el joven merecía una nueva oportunidad en la vida y se lo llevaron a vivir a Estados Unidos.

"Me hizo entender que su situación no era única, que seguramente había muchos muchachos como él, rechazados". Actualmente Nila se dedica a luchar por los derechos y la igualdad de las personas gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros, y dice que en el camino ha encontrado muchos hijos.

Etapas después de conocer la verdad

Explica claramente las etapas que pasan los padres cuando sus hijos les dan la noticia sobre sus preferencias sexuales. "Primero viven una etapa de duelo, que es lógica, porque están enterrando a los nietos que saben que ya no vendrán. Luego sobreviene el sentimiento de culpa: 'Ƒqué he hecho mal para que mi hijo salga así?'. Otro punto en común es la preocupación por el tipo de futuro que tendrán sus muchachos, por la discriminación que sufrirán o la violencia de la que pueden ser víctimas. Finalmente, pero no al último, está el qué dirán, que cuenta mucho en las familias latinas. El proceso de aceptación es más lento de lo que uno cree, y en algunos casos no llega.

"Los padres deben darse cuenta de que no pueden ponerse del lado de las personas homofóbicas que atacan a sus hijos, señala. Tenemos que luchar entre todos para transformar las actitudes intolerantes. Una sola persona no puede lograr los cambios que se requieren, pero con un poquito que haga cada uno, sí".

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año