Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 19 de mayo de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Política

Rolando Cordera Campos

El mundo cambia, pero sin nosotros

Sin pretender abarcar los remolinos globales, que se aceleraron como el diablo después del 11 de septiembre, uno se puede arriesgar a decir que el mundo abre curso y cauce, sin duda al son de la música que tocan los grandes. Como hemos podido ver en estos días, entre los grandes sigue el oso ruso, con todo y su cauda de desarreglos políticos, económicos y sociales.

Con él siguen el petróleo y el gas en abundancia, una población y un territorio enormes aun después del final del imperio, mucha riqueza acumulada y más por producir (o robar) y, siempre, los arsenales nucleares. Europa no debe llegar hasta los Urales, dicen y repiten algunos estrategas de la geopolítica, pero Rusia se acerca a Europa por los vericuetos de la (in)seguridad internacional, el desarme nuclear replanteado por Bush y la lucha común contra el terrorismo. Y en el horizonte, se repite, petróleo y gas.

El mundo cambia aunque su rumbo no guste a todos. La nueva flexibilidad de Washington está por verse, como lo está la disposición de Rusia para aceptar un monitoreo internacional o bilateral creíble y para dar paso, también, a nuevas iniciativas relacionadas con la fabricación y el almacenamiento de armas bacteriológicas, sobre los que muchos piensan que Moscú no tiene un verdadero control. Pero el hecho escueto, abrumador, de esta semana, es que los grandes rivales de ayer y antier buscan senderos de encuentro para redefinir el nuevo y peligroso mundo en que tienen que vivir. No se puede decir mucho aún de lo que los europeos con su giro a la derecha hagan o piensen, pero en Reikiavik estarán todos los que cuentan.

El mundo cambia también cerca de nosotros y en direcciones que parecerían promisorias. El importante discurso de Carter en la Universidad de La Habana tendrá reverberaciones que irán más allá de lo que piensen Granma o los operadores del sonido de la televisión cubana. Al activista cubano de los derechos humanos Oswaldo Payá esto le pareció "una broma", por lo mal hecho, pero lo ocurrido no lo fue, ni lo será.

Según el Washington Post (16 de mayo, página A18), la difusión de las palabras de Carter fue tortuosa e incompleta, tanto cuando se hizo en vivo como en la versión que de ella hizo Granma. Parece y es ridículo, pero como se dice por allá, "la cosa apenas empieza".

De hecho, ya empezó, y Granma publicó luego la versión completa (17 de mayo). Radio Bemba hará su tarea tozuda, y Fidel Castro la suya, que no es sólo la que expresaban Granma y los oradores airados del recinto universitario.

Si se ha estado presto para celebrar al Fidel astuto y estadista, que les bailó un jarabe y un son al presidente Fox y su canciller, se tendrá que admitir ahora la posibilidad de que sus gambitos con Carter aspiren a una trascendencia igual o mayor que la que seguramente tendrán las palabras y el viaje del ex presidente estadunidense. No sólo un respiro publicitario, sino tal vez nuevos cabos para tejer lo que para Cuba, con Fidel y sin él, es lo más importante históricamente: la relación con Estados Unidos.

Pura política, pues, aunque la guerra siga y el lobby cubano-estadunidense, por medio de Otto Reich, parezca dominar el panorama de las posturas de la Casa Blanca ante el Palacio de la Revolución. En medio se han metido ya, por ejemplo, 40 congresistas demócratas y republicanos del brazo, que proponen revisar el embargo y permitir viajar sin restricciones a Cuba.

En un santiamén, el panorama mundial y regional se vuelve otro, y no sólo en su dimensión mediática, que no es pura ni mera apariencia. Los jugadores juegan con moneda dura y cartas frías, pero juegan, en busca de alguna nueva sintonía con los sentimientos angustiados de pueblos y mentes que no se resignan a vivir el nuevo milenio bajo el signo del terror o de la fuerza bruta concentrada en pocas manos y botones.

Nosotros seguimos en el lamento. Si ya no nos guiña el ojo Bush, amarga queja en la televisión pública estadunidense. Si le estalla el teléfono cubano al Presidente, fuego para Tlatelolco, leña verde para el quemado, pero protección y deferencia desde las "más altas tribunas" para el que manda. Si América Latina "trema", y no sólo en Argentina, y se pregunta de nuevo si no hay lugar para ella en la globalidad a la americana que ahora incorpora al oso, un mediocre "allá ellos" que no pusieron la casa en orden como debían. Nosotros, con casa modosita y arreglada, seguimos a la espera de que el amigo nos pase los dados.

Puede decirse ya que la política exterior de México no se hace en Los Pinos, como tampoco ocurría con la política económica incluso cuando lo dijo el que presumía de hacerlo. Pero hoy lo que resalta es que al parecer no se hace en ninguna parte. No en el Senado, desde luego, que se "niega" a hablar con el secretario encargado del despacho de la cosa externa, pero tampoco en el ámbito de los partidos o la opinión pública.

Olvidamos, porque alguna vez se sabía de esto, que la política, sobre todo la que tiene que ver con los otros, los de al lado y los que están lejos, no puede urdirse con ocurrencias mas tampoco con aprovechamientos de segunda para fines cortos y de aldea. El mundo cambia, pero puede hacerlo sin nosotros. Hasta que algo venga y nos despierte. Más vale que empecemos a platicar sobre ello después del chocolate de la tarde.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año