Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 14 de mayo de 2002
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Cultura
Escribió la novela Nata soy, título palindrómico de ''Yo, Satán''

La idea del Diablo siempre ha sido una especie de coartada política, considera Antonio Alamo

El protagonista de esa historia es un Papa al parecer poseído por Lucifer

ARTURO JIMENEZ

La idea occidental del bien y del mal debe revisarse y ponerse en su ''punto justo", considera el escritor español Antonio Alamo, autor de la novela Nata soy, palíndromo de la expresión ''Yo, Satán", y advierte:

''La noción del Diablo siempre ha sido una especie de coartada política. Por ejemplo, el presidente George Bush prácticamente ha satanizado a todo un pueblo. Esa idea puede resultar un tanto nociva y por ello ya no habría que prestarle demasiados oídos a intentos de satanizar individuos, grupos o pueblos."

Más bien, dice Alamo en una doble metáfora, Satanás reside dentro de todos y cada uno de los individuos y la manera más común en que se manifiesta es el dinero y la ambición por los bienes materiales.

Más que a Dios o de Lucifer, aclara que en su novela aborda sobre todo una ''estructura de poder": la Iglesia católica y la jerarquía que habita su sede, el Vaticano, donde estuvo becado cuatro meses y conoció a personajes reales como el arzobispo Emmanuel Milingo, de quien presenció varios exorcismos.

Nata soy (Mondadori) comienza con la llegada al Vaticano del fraile español Gaspar Olivares, reconocido exorcista que es llamado para atender una presunta posesión demoniaca del Papa. A partir de ahí se desata una historia de intrigas palaciegas, mentiras y corrupción.

Alamo (Córdoba, 1964) es ganador de varios premios y autor de una amplia obra narrativa y dramatúrgica con una buena dosis autobiográfica, de la que ahora marca cierta distancia. Pero precisa que en algunas de sus obras de teatro la preocupación principal también es el mundo del poder.

Las primeras desviaciones

-Tras la lectura de la novela queda la idea de que es más fácil que ingrese al Vaticano el Demonio que Dios mismo.

-Sí -esponde y ríe-. Además, de alguna forma ha sido así en la historia. Cada capítulo de la novela es antecedido de una cita papal relativa al Diablo. León XIII tuvo la visión de que Satán había penetrado en la basílica de San Pedro. Durante los siglos XV, XVI y XVII se impugnó al papado como institución diabólica. Fueron argumentos para que Lutero y Calvino se opusieran de la forma que lo hicieron a la Iglesia católica.

Tras manifestarse antibelicista, Alamo señala: ''Hasta el siglo III los cristianos eran una comunidad bastante pacifista y preferían ser ejecutados antes que portar armas. Pero luego se comenzó a permitir que los cristianos fueran a la guerra. Y no sólo eso, sino que ellos mismos comenzaran guerras. Esa es la primera desviación importante del mensaje cristiano.

''Ahora mismo, con la guerra en Afganistán, no hay que olvidar que el Vaticano ha refrendado la posición de Bush, lo cual es bastante disparatado aunque al mismo tiempo lógico, pues si el catolicismo tiene un enemigo natural ese es el Islam. En Africa, en el presente, hay una lucha continua entre la Iglesia católica y el Islam y creo que éste va ganando, quizá porque apoya más los intereses africanos."

-¿Cuáles fueron tus retos para mantener las dosis de humor y sarcasmo con un tema como éste?

-Cuando comencé a pensar en la novela estaba excluido el humor. La pensaba como una especie de thriller teológico: un Pontífice que duda del rumbo de la Iglesia y de ciertos preceptos del catolicismo. Sin embargo, en Roma comencé a documentarme y a conocer el comportamiento de personajes de la curia. Ellos me dieron los elementos de humor.

Un Papa extravagante

-Mientras escribías la novela, ¿qué tanto tenías en mente al Papa actual?

-Nada. No hay nada más alejado de mi Papa que el Papa actual. El mío es muy crítico, se permite dudar de sí mismo y eso el Pontífice actual no lo ha hecho. El Papa de la novela es uno de los personajes más divertidos y está tratado con cierta ternura. Además es muy cachondo, extravagante, con mucho sentido del humor y desparpajado.

Alamo pondera la figura del papa Karol Wojtyla: ''Ya está fuera de servicio. Prácticamente no lo reconoce nadie, es una fachada mientras otros dirigen. Me parece bastante reprochable su actitud contra los teólogos de la liberación, quizá lo mejor con lo que contaba la Iglesia.

''También estuvo muy mediatizado por su pasado en Polonia y eso lo hacía ser un anticomunista furibundo. Fue uno de los grandes protagonistas de la caída del Muro de Berlín, junto con Reagan y Thatcher. El arzobispado de Cracovia estaba apoyado por la CIA. Esto es histórico, no una hipótesis.

''Además, su postura sobre la sexualidad es retrógrada y hasta perniciosa, por todo el problema que ha habido del sida y por su absurda obstinación con el asunto de la anticoncepción. Sin embargo, la doctrina social de Wojtyla es bastante progresista."

-¿Cómo defines a tu personaje Satán?

-Es el príncipe de la mentira y, por tanto, el príncipe de todo novelista o fabulador. Y yo, naturalmente, le rindo pleitesía. Al menos al Satán de la novela: juguetón, gamberro, crítico

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