Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 14 de mayo de 2002
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Las acusaciones de Washington pudieron haber buscado dañar esta visita, señala

Descarta Jimmy Carter que se fabriquen armas biológicas en Cuba

Habla con disidentes sobre el referéndum para aplicar reformas políticas internas en la isla

GERARDO ARREOLA CORRESPONSAL

La Habana, 13 de mayo. En su segundo día de visita en Cuba, el ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter le tomó la palabra a su anfitrión, el mandatario cubano Fidel Castro, al reunirse con dos líderes de la oposición local e interrogar a expertos del complejo científico, tras lo cual descartó tácitamente que la isla desarrolle o exporte armas biológicas y reveló que antes de viajar a la isla pidió informes sobre esa eventualidad y nadie en el gobierno de Washington le dio reportes o pruebas al respecto.

Carter desayunó en el hotel, en el casco antiguo de la capital, con Elizardo Sánchez Santacruz y Oswaldo Payá, dos de los más conocidos activistas de la ilegal pero tolerada disidencia interna. Más tarde, y cumpliendo con el programa de visita, escuchó junto con Castro, durante dos horas y media, una intensa exposición del programa cubano de investigación científica, en el auditorio principal del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), buque insignia del sector.

En la práctica, el ex mandatario estaba ejerciendo la prerrogativa que Castro le había ofrecido el domingo para que hablara con quien quisiera en Cuba y que indagara lo que deseara en el conglomerado científico.

Las acusaciones

Al concluir la sesión en el CIGB Carter se puso de pie, tomó el micrófono y aludió a las acusaciones lanzadas la semana pasada por el subsecretario de Estado de Estados Unidos, John Bolton, de que Cuba despliega un limitado programa de armas biológicas que empieza a transferir a otros países.

"Una de las acusaciones era de que Cuba estaba proporcionando información que podía ser utilizada con fines terroristas por Irán y Libia", dijo Carter. "Lo que he comprendido, en las presentaciones de esta mañana, es que Cuba no tiene ningún tipo de relación con Libia y que además existe un contrato normativo establecido con la comunidad internacional que no incluye la posibilidad de poder extender el uso de este tipo de información.

"Vemos que el acuerdo que existe entre Cuba e Irán está en estos momentos solamente en sus fases iniciales y que todavía no ha llegado a la parte del desarrollo práctico. Cuba va a estar muy cuidadosa y celosamente guardando y monitoreando el hecho de que se mantengan las disposiciones para evitar el uso indebido de esta información", agregó.

Carter, de guayabera blanca, hablaba a un auditorio de investigadores, en su mayoría enfundados en sus batas blancas de faena. Sugirió que las declaraciones de Bolton pudieron haberse realizado para poner en entredicho su viaje, porque se dieron "no tan coincidentemente" unos días antes de que él viniera a Cuba. A su lado estaba Castro, de guayabera azul pálido.

El visitante relató que, preparando la gira, pidió informes a funcionarios del gobierno, del Departamento de Estado y de las agencias de inteligencia de su país. Dijo que quería compartir con las autoridades estadunidenses "cualquier tipo de preocupación que ellas pudieran tener en relación con posibles actividades bioterroristas" en Cuba de las que hubiera indicios.

Pero nadie le dijo nada, recordó Carter. No había argumentos que sustentaran esas versiones. "En concreto había yo solicitado a las personas que me indicaran si había algún grado de evidencia relativo al hecho de que Cuba podría estar compartiendo cualquier tipo de información que pueda ser utilizada posteriormente para actividades de terrorismo en el mundo. Y la respuesta de todos los expertos de inteligencia era: no."

Luego lanzó una bola de humo cuyo efecto aún se desconoce, porque Castro la dejó pasar sin batear. Carter dijo que en el discurso de bienvenida que le dio el líder cubano en la víspera, "él muy clara y enfáticamente abrió la posibilidad de que cualquier persona que quiera venir a comprobar este tipo de acusaciones está en libertad de hacerlo; presumo y espero que cualquier persona que crea que tenga evidencias sobre este tipo de acusaciones aproveche esa oferta para venir a comprobarlo".

En realidad Castro le había abierto las puertas del búnker tecnológico a Carter personalmente. A él se dirigió expresamente en su discurso de bienvenida, para facilitarle el acceso. Un reportero preguntó en la tarde del domingo al canciller Felipe Pérez Roque que si esa oferta era extensiva al presidente George W. Bush. El ministro cubano ratificó que la deferencia era para el invitado de esta semana, "hombre de profunda ética, de gran respeto hacia Cuba y que es nuestro huésped estos días".

Carter abrió ese frente. Castro, contra su costumbre, no contestó el breve y coloquial discurso.

El ex mandatario había elogiado, por lo demás, el resultado de la investigación cubana. Dijo que quizás este sea el único caso en el mundo en el que se desarrolla el conocimiento "con un sentido humanitario y no por la búsqueda de una utilidad económica". Subrayó los planes de cooperación con otros países, la vacunación universal de los niños en la isla, y expresó su esperanza de que "en el futuro pueda existir una colaboración científica y médica mucho más cercana entre el personal de Cuba y el personal de mi propio país".

El caso Irán

En claro y fluido inglés, el director del CIGB, Luis Herrera, explica a Carter la historia de los centros cubanos de investigación científica, su organigrama, su estructura y su desempeño general. Exhibe la tabla de 14 países que han recibido transferencia de tecnología cubana o que están negociándola. El ex presidente lo interrumpe de pronto, para preguntarle si en esos casos hay un acuerdo para impedir que el conocimiento pueda tener otros usos ya en manos de los compradores.

-Hay un acuerdo que lo impide -precisa Herrera.

-¿También en el caso de Irán? -repregunta Carter.

-También en el caso de Irán.

Cuando Herrera termina su exposición salta al micrófono José Miyar Berrueco, Chomi, hombre ligado a Castro durante décadas, quien ahora desempeña, entre otras tareas, la supervisión general del Polo Científico del Oeste (especie de ciudad de la ciencia ubicada al occidente de la capital). Sale a escena para responder ampliamente a Carter.

Chomi explica prolijamente cómo Cuba transfiere tecnología preferentemente a países del tercer mundo. Explica que Irán se interesó en la vacuna contra la hepatitis B, que no podía seguir comprando a los altos precios del mercado. Reseña cómo el candado de seguridad en los contratos obliga a los compradores de la tecnología a informar y recabar la autorización expresa de los cubanos si quisieran hacer un uso distinto. Ninguno de los clientes ha planteado tal cosa, dice Miyar. Rechaza la "mentira ignominiosa" de Bolton, se emociona en la defensa de la ciencia cubana y se excusa.

El hilo de la argumentación de Chomi hace intervenir a Castro. Intercambian cifras, detalles y trayectorias de la salud y la enfermedad en el Africa subsahariana. Hay que tener mucho cuidado, pide el mandatario cubano. Hay países muy sensibles a un dato. Hasta una inversión se les puede afectar, reconviene. Disputan por estadísticas. Carter inclina levemente la cabeza hacia la derecha sobre la palma de la mano, para refugiarse en el audífono de la traducción.

Se suponía que Carter hablaría con la oposición local el jueves, cuando su programa está libre para "actividades personales", y ya habría pasado la cena de despedida que Castro le ofrecerá el miércoles. Pero esta madrugada Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, recibió una llamada telefónica, invitándolo de parte del ex mandatario a desayunar unas horas más tarde, junto con Oswaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano de Liberación.

A las 8:45, cuando Carter tomaba café en la terraza del hotel Santa Isabel, llegaron los dos disidentes. Shelley McConell, directora asociada del Programa de las Américas del Centro Carter, los recibió en el pórtico y los hizo pasar. Unos pasos más adelante los saludaron el ex mandatario y Robert Pastor, el académico y fiel asesor del hombre de Georgia.

Todos tomaron asiento en el restaurante, junto con John Hardman, director ejecutivo del Centro Carter; Jennifer McCoy, directora del Programa de las Américas, Rosalyn y Jimmy Carter III.

Para Sánchez era la segunda vez que se entrevistaba con Carter. La primera había sido en las oficinas del ex mandatario en Atlanta, en 1993. Ahora la cita se daba en un viejo inmueble colonial restaurado, convertido en hotel con sus dos pisos y su traza original, situado frente a la Plaza de Armas, el corazón de la ciudad antigua.

Al concluir la reunión, una hora y cuarto después, los dos activistas hablaron con reporteros. Relataron que el tema principal fue el Proyecto Varela, la iniciativa formalizada el pasado viernes ante la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento unicamaral) y que en sustancia es una petición de referéndum, respaldada por más de 11 mil firmas de ciudadanos cubanos, a fin de que toda la población se manifieste sobre si quiere o no una serie de reformas políticas internas en la isla. Carter dio muestras de conocer a fondo el plan y quiso precisar detalles, indicaron los activistas.

Además de conversar sobre esa campaña, la propuesta opositora de reforma más ambiciosa que se haya dado en Cuba, "pudimos explicar la situación en Cuba en síntesis y también las perspectivas pacíficas y cívicas de lucha que tenemos", dijo Payá. "Hablamos sobre las expectativas que tenemos, sobre la situación de los derechos humanos en general, los derechos políticos, sociales y económicos. Tuvo palabras de respeto, de admiración para nuestra voluntad de trabajar pacíficamente. Nos alentó a mantener esta disposición".

Sánchez dijo que no había planteado a Carter ninguna petición específica sobre situaciones de presos políticos y que el ex mandatario "se expresó siempre de manera muy respetuosa hacia Cuba, tanto los gobernados como los gobernantes".

Payá y Sánchez estimaron que esta era una reunión preparatoria, no la definitiva, del ex presidente visitante con la oposición. Quizá Carter quiso llenar algunos huecos informativos antes de concluir el discurso que dirá el martes en la Universidad de La Habana, con transmisión en vivo y en cadena nacional a todo el país. Los disidentes calculan que serán unos 15 de ellos los que hablen con el visitante el próximo jueves, quizás al mediodía.

Por la tarde de este lunes, Carter estuvo también en la Escuela de Trabajadores Sociales, en el vecino poblado pesquero de Cojímar. Habló con profesores y estudiantes y escuchó una explicación de Otto Rivero, el primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas, sobre los proyectos sociales del gobierno entre la juventud y la niñez de Cuba. El ex mandatario agradeció ahí las atenciones que ha recibido, la compañía del líder cubano por la mañana, y manifestó su esperanza de una mejoría en las relaciones entre Washington y La Habana. También reveló otra expectativa: la de presenciar el martes el tradicional Juego de las Estrellas de beisbol (selecciones Orientales y Occidentales). Terminó la jornada con una visita a la Escuela Latinoamericana de Medicina, en la que nuevamente apareció Castro.

Carter seguirá este martes su programa a todo tren, con visitas al sidatorio de Los Cocos y a una cooperativa agropecuaria y con su discurso vespertino en la Universidad, que según algunos pronósticos "no será protocolario".

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