Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 12 de mayo de 2002
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Robert Fisk

El asalto a Gaza será más sangriento que el de Jenin

Israel pospuso su ofensiva contra la franja de Gaza, pero los palestinos que viven en ese enclave de barriadas y campos de refugiados seguían juntando víveres, mientras los guerrilleros construyen nuevos baluartes con tierra y costales de arena con la vana esperanza de que puedan contener una incursión de tanques israelíes.

Los palestinos creen que una ofensiva sobre Gaza es inminente por dos motivos: porque el primer ministro israelí, Ariel Sharon, se ha convencido a sí mismo, y porque se siente orgulloso de su ataque a la franja, hace 20 años, cuando era general del ejército.

Oficialmente la ofensiva israelí se ha aplazado porque el elemento sorpresa se ha perdido, a causa de los extensos reportes de los planes en la televisión israelí, lo cual, según el ministro de defensa, Benjamin Ben Eliezer, costaría más vidas al ejército. Y ha habido presiones de Washington, en su acostumbrado estilo modesto. Además, los israelíes saben que las bajas civiles en Gaza serían mucho mayores que las causadas en Jenin el mes pasado. Y por último, existe la creciente sospecha de que el atacante suicida que mató a 16 israelíes en un salón de juegos de Rishon Lezion, el pasado jueves, probablemente no salió de Gaza. Aún no se le ha identificado.

De todas formas se observan tanques en los alrededores de la franja. Si Sharon espera otra excusa para el asalto, de seguro los palestinos se la darán: un atentado en el asentamiento de Gaza, por ejemplo. Pero el primer ministro sabe que los grupos palestinos de la franja están infinitamente mejor entrenados que los combatientes de Jenin y Nablus. Fue en la franja de Gaza donde los palestinos destruyeron dos tanques Merkava-3 este año, asestando un serio golpe a la eficiencia técnica y la moral del ejército israelí.

Las colas en las panaderías de Gaza y los montones de cascajo levantados alrededor del campo de refugiados de Jabalya eran prueba el viernes de que ambos lados consideran inevitable el ataque. Y ello a pesar de que ese día, tras terminar el sitio de 39 días a la Basílica de la Natividad en Belén, el ejército de Tel Aviv aseguró que por primera vez en seis meses no había soldados en los territorios autónomos.

Los líderes palestinos han estado releyendo la extensa autobiografía de propaganda personal de Sharon, Guerrero, en la que rememora los ataques de hace dos décadas a Gaza. En ese tiempo calculaba que tendría que "eliminar a unos 700 u 800 terroristas" allí y describe en vívido detalle cómo marchó por los campos de refugiados con sus oficiales de inteligencia para descubrir las casas, muros falsos y huertos que ocultaban refugios de la Organización para la Liberación de Palestina, antecedente de la ANP de hoy.

En un capítulo Sharon evoca el consejo que dio a sus oficiales de inteligencia: "Tienen que saber cómo piensa esta gente. Se están moviendo, necesitan puntos de reunión. Necesitan sitios donde puedan recibir mensajes e instrucciones, lugares adonde les puedan llevar comida. Tienen que usar algo para marcar esos lugares. ƑQué van a usar? Algo diferente, algo que resalte apenas un poco. Por eso, si ven dos limoneros en un huerto, revisen los limones. Si ven un árbol muerto entre árboles vivos, revísenlo".

En las primeras batallas en los campamentos, Sharon utilizó bulldozers -como en Jenin el mes pasado- para obligar a los palestinos a pelear en campo abierto. Se valió de agentes secretos y envió a la franja de Gaza soldados vestidos de guerrilleros, que fingían venir huyendo de los is-raelíes. Estos soldados, actuando como "guerrilleros", construían sus propios refugios. Luego los bulldozers destruían los escondites de las tropas palestinas.

Un párrafo clave da idea de la brutalidad de la campaña. "Con el tiempo habían crecido las familias, y fueron agregando habitaciones y cobertizos hasta que los campamentos estaban repletos de edificios y redes de callejones tortuosos de no más de un metro o un metro 20 de ancho. Estos callejones atestados eran terreno ideal para los guerrilleros, así que los ensanché para poder patrullarlos con más eficacia. Para ello tuvimos que demoler casas y construir o encontrar nuevas viviendas para los pobladores".

Los palestinos dicen hoy que los israe-líes nunca encontraron nuevas "viviendas" para los que quedaron sin hogar en el decenio de 1970. Simplemente los bulldozers arrasaron con sus hogares.

Hace 20 años, sin embargo, Sharon era el comandante del ejército israelí del sur. No está familiarizado con los combatientes palestinos de la actual franja de Gaza, infinitamente más diestros y experimentados. Conocer de limoneros y refugios no dará a los israelíes una victoria fácil en Gaza. Los comandantes del ejército ya no pueden recorrer los campos: caerían abatidos en segundos.

Tanto israelíes como palestinos están perfectamente conscientes de eso. Por eso un asalto israelí, cuando se produzca -porque es seguro que ocurrirá- será un episodio sangriento.

Traducción: Jorge Anaya

© The Independent

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