Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 4 de abril de 2002
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Capital
Ofrecen Fox y López Obrador aplicar conjuntamente políticas públicas para el DF

Fin a discrepancias y confrontaciones

Cortesías mutuas de los gobernantes en la primera gira de trabajo juntos

BERTHA TERESA RAMIREZ Y JUAN MANUEL VENEGAS

El presidente Vicente Fox y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, coincidieron en que es momento de poner fin a las "confrontaciones" y "discrepancias" y, en cambio, ofrecieron trabajar de manera coordinada en la aplicación de las políticas públicas para la capital del país. Este es "el principal resultado" de la gira que ambos gobernantes realizaron por diversos puntos de la ciudad, subrayó el Ejecutivo federal.

"Una cosa es que tengamos diferencias y otra muy distinta que no podamos coincidir y ponernos de acuerdo, cuando esté de por medio el interés general", convino, por su parte, López Obrador.

Este fue el colofón a la primera gira que a 16 meses de haber iniciado su gobierno Fox Quesada realizó por la capital del país. Gira que se caracterizó por el ánimo de cortesía que ambos gobernantes se dispensaron, sin que nada -ni los tirones que afuera de las vallas protagonizaban sus respectivos equipos de trabajo- alterara el ambiente de "entendimiento republicano" que los dos se encargaron de cuidar. Y los reporteros gráficos entendieron el mensaje: una y otra vez, en los cinco actos que encabezaron, les pedían a gritos un "apretón de manos".

Rodolfo Elizondo, el vocero presidencial, comentó sonriente sobre el encuentro: "entre ellos dos, sin intermediarios, hay buen entendimiento. De eso no hay duda".

Sin que en los mensajes de Fox y López Obrador faltaran las frases para remarcar las diferencias que uno y otro tienen política e ideológicamente, y en las formas de gobernar, al final concluyeron en la reiterada insistencia: esas diferencias no les impedirán "ponerse de acuerdo". Y si Fox festejó y reconoció el discurso de López Obrador, éste no se quedó atrás como buen anfitrión: "¡muy bien!", aplaudió de buena gana el mensaje del mandatario.
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Entre esas diferencias ayer remarcadas quedaron las advertencias de Fox de que no alterará su política económica; de parte de López Obrador, el énfasis estuvo en su rechazo "a la política tradicional, esa en la que todos los intereses cuentan, menos los del pueblo".

Política económica no es dogma

Tras reiterar su pleno respeto a la soberanía de todos los estados de la República y ofrecer un "diálogo constante y plena colaboración" con los gobiernos de todas las entidades, sin importar su signo partidista, Fox Quesada aseveró que "la confrontación no es opción".

Con esa visión, ofreció amplio apoyo a las autoridades capitalinas, pues "las diferencias políticas e ideológicas no han sido ni serán un obstáculo".

Dirigiéndose a López Obrador, añadió: "sin dejar de lado nuestras convicciones, debemos tener la capacidad de trabajar unidos cuando se trata del cumplimiento de nuestra responsabilidad y del bienestar de las familias mexicanas. Me llena de optimismo y de entusiasmo ver que avanzamos en este sentido, porque un país que busca el desarrollo y la justicia requiere de mayor eficacia en las acciones gubernamentales, y para lograrlo no hay más camino que la colaboración entre autoridades, porque uniendo esfuerzos, capacidades y voluntades estaremos a la altura de los grandes retos".

Por otra parte, dejó en claro que no variará su política económica, al advertir que desde el gobierno federal se ha "manejado de manera responsable la política económica. Ciertamente, este objetivo no es producto de un dogma ideológico, (pues) la experiencia internacional y la nuestra son contundentes: ¡o somos disciplinados, honestos y transparentes en el manejo de las finanzas públicas y de las principales variables de la economía, o estaremos condenados a sufrir de crisis recurrentes!"

Sabemos -agregó el mandatario- que los capitalinos están "especialmente preocupados" por el empleo y el ingreso. En este contexto, "las cifras macroeconómicas no nos importan por sí mismas; nos importan porque generan el clima adecuado para la inversión y para la generación de empleos que necesitan las familias de México".

Confió, sin embargo, en que la democracia que hemos alcanzado en el país se convertirá en "el pilar" del desarrollo, toda vez que "están dadas las posiciones sociales para hacer los cambios que requerimos como país. Nos corresponde a los actores políticos crear, por encima de criterios partidarios e ideologías, las condiciones políticas para realizar los cambios y avanzar en el desarrollo".

No repetir caminos trillados

En tanto, López Obrador fijó su propia visión de gobierno: "estamos trabajando por una ciudad sin excluidos, donde los débiles y los pobres encuentren protección ante incertidumbres económicas, desventajas sociales y otras calamidades, y donde se pueda vivir sin angustias ni temores. Hemos puesto el acento en la superación de la pobreza: las partidas destinadas a la educación, la salud y la vivienda pasaron de 5 mil 500 millones en el año 2000 a 12 mil 500 millones en 2002".

Los efectos de la recesión económica sobre las clases desprotegidas "los estamos enfrentando con la intervención pública", dijo.

A manera de respuesta a lo que Fox ha venido diciendo en los últimos meses respecto a que el Distrito Federal enfrenta, a nivel nacional, los mayores problemas de desempleo, López Obrador sostuvo que a pesar de la crisis económica la tasa de desempleo abierto se mantuvo en los mismos niveles de 2000, e incluso en febrero de este año se registró la tasa de desempleo más baja en comparación con el mismo mes desde 1991, de acuerdo con datos del INEGI.

Lo que sí aceptó López Obrador (también relacionado con lo que ha dicho Fox) es que el principal problema de la ciudad es la inseguridad pública. Aquí insistió en que para reducir los índices delictivos no bastan las acciones policiacas, sino políticas públicas que garanticen mejores condiciones de vida.

Paralelamente, llamó a hacer un frente contra la corrupción y le recordó a Fox que "desde la disidencia", ambos "postulamos que ese lastre había que combatirlo no sólo por razones de índole moral, sino para liberar recursos en beneficio para el desarrollo".

Por eso ahora, desde el gobierno "estamos comprometidos a erradicarla y a no permitir que nadie abuse desde el poder para su beneficio".

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