Hay "obvias señales" de una inminente
expulsión, según activistas que visitaron la zona
Comunidades indias pedirán protección
a la CIDH ante eventual desalojo de Montes Azules
Desde mediados del siglo pasado la zona fue abierta
a la colonización, aseguran
HERMANN BELLINGHAUSEN
Las comunidades de Laguna el Paraíso, Laguna Suspiro,
Nuevo San Pedro, Seis de Octubre y Nueva Cintalapa, del municipio autónomo
Ricardo Flores Magón, denunciaron por medio de la Red de Defensores
Comunitarios por los Derechos Humanos el hostigamiento de fuerzas policíacas
y Ejército contra las poblaciones que se encuentran dentro de la
reserva de la biosfera de Montes Azules y la zona lacandona, en el estado
de Chiapas. Además, la Red de Defensores Comunitarios anunció
que, después de realizar un viaje de observación a dicha
región, donde sus visitadores encontraron "obvias señales
de un inminente desalojo de 35 comunidades indígenas", ha solicitado
medidas cautelares a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH) para "intentar evitar una catástrofe" que vulnere garantías
individuales.
De acuerdo con los denunciantes, desde los años
cincuenta la selva Lacandona fue abierta al asentamiento humano por el
gobierno federal para evitar un reparto agrario que afectara a los latifundistas.
Como resultado, esa región fue habitada por choles, tzeltales, tzotziles
y tojolobales de otras regiones de Chiapas "donde el agotamiento de tierras
había llegado a un punto agudo".
Desde hace más de 25 años, agrega la red,
17 de las entonces nuevas comunidades en la región Selva ya habían
fundado ejidos y 30 más habían pedido por la vía jurídica
el reconocimiento y regularización de sus tierras y ampliaciones.
"Sin embargo, estos derechos y peticiones hasta hoy en día no han
sido respetados, dejando a más de mil 500 familias indígenas
sin protección legal en las tierras que llevan más de un
cuarto de siglo trabajando."
Un "regalo" de Echeverría
En vez de reconocer a dichas familias y sus derechos,
"el presidente Luis Echeverría otorgó 614 mil 321 hectáreas
de las tierras entonces en disputa a un grupo de 66 familias indígenas
que hoy en día se reconocen como los lacandones, creando la Zona
Lacandona", dice la red, y apunta que vale la pena mencionar que dicho
otorgamiento se dio "aunque los lacandones sólo habían solicitado
10 mil hectáreas. Menos de ocho meses después del trámite
de solicitud de dotación, "y sin precedentes en la historia mexicana
de un otorgamiento de tierras a un pueblo indígena", recibieron
un verdadero latifundio.
Además de que dicho otorgamiento afectó
a miles de familias de la zona, en 1978 el gobierno vuelve a decretar unilateralmente
que 331 mil 200 hectáreas alrededor de la zona Lacandona formarían
parte de la Reserva Integral de la Biosfera de Montes Azules.
Después de que el 12 de septiembre de 2001 los
lacandones organizaran una conferencia de prensa con la ayuda de Conservation
International (organización ambientalista que ha recibido apoyos
económicos del Grupo Pulsar, McDonalds, Disney, Exxon, Ford y más
de 250 millones de dólares de la corporación Americana Intel),
en la cual exigieron el desalojo de 16 comunidades indígenas de
la selva, dicha meta ha resucitado en los planes del gobierno.
Las comunidades indígenas de esa región
han denunciado ante la red el incremento de vuelos rasantes de helicópteros,
la actitud beligerante del Ejército y de la Policía Federal
Preventiva, y la formación y adiestramiento de nuevos grupos paramilitares
en la zona.
"Por las violaciones a los derechos humanos que significan
las mencionadas acciones del gobierno, y por la catástrofe humana
que significaría el desalojo de más de mil 500 familias que
hoy se encuentran dentro de la selva de Chiapas, la red ha visto necesario
acudir a las instancias nacionales e internacionales para buscar la protección
jurídica de estos habitantes."
Por lo tanto, 29 de marzo la red sometió una solicitud
de medidas cautelares ante la CIDH. En ella denuncia que "el desalojo de
las comunidades de esta región involucraría violaciones a
las garantías individuales de los habitantes, además de que
significaría una total negación de los tratados y jurisprudencia
sobre los derechos indígenas". Y agrega: "se requiere que el gobierno
mexicano consulte a los pueblos indígenas antes de llevar a cabo
una acción que los afecte directamente". El gobierno está
obligado por estos tratados "a proteger de manera especial los derechos
terrenales de los pueblos indígenas"; además, prohíben
"la reubicación unilateral de esos pueblos".
La red, con sede en San Cristóbal de las Casas,
concluye que "la estrategia inversionista del gobierno, y la violencia
que ésta ha desatado en las comunidades hacen evidente una vez más
lo que las organizaciones sociales y las ONG han dicho de manera insistente
en los últimos seis años: en Chiapas no habrá una
paz duradera hasta que los derechos de los pueblos indígenas a la
autonomía, a sus tierras y sus culturas, sean reconocidos y respetados
a través de una reforma constitucional que surja de los mismos pueblos
indígenas".