Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 4 de abril de 2002
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Política

Recibe en Monterrey el premio Cemex-FNPI de manos de Gabriel García Márquez

Scherer: el periodismo perdería su sentido si no recorriera los oscuros laberintos del poder

DAVID CARRIZALES CORRESPONSAL

Monterrey, NL, 3 de abril. Julio Scherer García, al recibir de manos del Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, el Premio Nuevo Periodismo, habló de esta disciplina a la que "no le compete la eternidad; son suyos los minutos milenarios". Del oficio dijo que es "ubicuo, su avidez por saber y contar no tiene medida, maravilla del tiempo". No obstante, reconoció que esta profesión "tiene una dosis de perversidad: es difícil escapar a la seducción que ejerce, sin punto de convergencia con el hastío, pero carga con deberes estrictos".

Fue una ceremonia en el vasto espacio del Museo de Arte Contemporáneo (Marco) de esta ciudad, custodiado por la gran paloma de bronce de Francisco Toledo. Acudieron decenas de invitados especiales, entre comunicadores y grandes empresarios, como el copatrocinador del premio dotado de 30 mil dólares, Lorenzo Zambrano Treviño, y su hermana Nina Zambrano, presidenta del consejo de directores del museo sede del evento.

Además, en la misma ceremonia se entregó el premio Cemex-FNPI al brasileño Claudio Cerri, de la revista Globo Rural, por el trabajo "Un río en procura de un país", como mejor texto periodístico, y por mejor fotografía el galardón correspondió a Diego Levy, de Argentina, por un trabajo sobre la violencia urbana en Buenos Aires.

Por su dedicación al amado y perverso oficio, por medio siglo dedicado a la comunicación, "por eso y por muchas otras razones", declaró el escritor Carlos Monsiváis, Scherer fue declarado como "el justo e inevitable ganador" del Premio Nuevo Periodismo 2002, otorgado en su primera edición por la corporación Cemex y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que creó el co-lombiano García Márquez.

Para el director histórico de la revista Proceso, el periodismo "perdería su sentido si no recorriera los oscuros laberintos del poder, ahí donde se discute del hambre sin sentirla, la enfermedad sin padecerla, la ignorancia sin conocerla, la muerte prematura como una lánguida tristeza y la depravación como un tóxico en la sangre de los desencantados".

De Scherer, Monsiváis señaló que "toda la historia de la vida de un hombre está en su actitud". Por eso "toda la historia de la actitud profesional de Julio Scherer se desprende de su respeto por la objetividad y su desprecio ante la neutralidad, su consigna está a la vista: la única informaciónmex04-183238-pih privilegiada concebible es la del lector".

Scherer pronunció una inequívoca crítica a los medios y al sector empresarial: "la manipulación ordena el mundo y los pobres están ahí para que los ricos puedan volcar sobre ellos los tesoros de su corazón". Detalló: "el show del dolor, el drama individual para el rating, las matanzas como un espectáculo colorido, las drogas a cambio de hombres y mujeres colgados sobre el vacío y sin energía para desprenderse y caer; las fortunas labradas con el sufrimiento de millones y hasta con los cuerpos frágiles de los niños".

Equiparó: "Tan execrable es el terrorismo de las bombas y las torres como odioso es un mundo paralizado por la enajenación de hombres y mujeres apenas con fuerza para sostener sus huesos".

Por todo ello, sin la denuncia del terror y las contradicciones que lo provocan, el periodismo quedaría "reducido a una deslumbrante oquedad, habría que agregar que los huecos permiten suplantar la alegría por la apariencia y poner ésta al servicio del poder. A los hechos no se les margina, no se les maneja; a la apariencia, sí".

Por eso -señaló hacia el autor de El otoño del patriarca- "a Gabriel García Márquez lo reclamamos íntegro para nuestra profesión, amante del dato preciso, como el poeta consagrado a la metáfora perfecta. Sabe que el dato preciso evade la mentira y burla el equívoco, libre en su fantasía sin espacio, la somete a la realidad concreta. A la vida no hay para qué engañarla, quizá dijera Gabo".

Leyó un texto que preparó "con la apasionada serenidad que he podido". Y se remontó a los terribles años setenta, al golpe contra su periódico, el diario Excélsior, abatido a mediados de 1976 "por un sistema que se soñó imbatible".

Más adelante señaló que "dominados por la prisa, decididos a llegar primero a donde sea, pasamos de largo por las palabras y, como si se tratara de un lugar común, recitamos que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. Pero habría que tomar en serio al estadista inglés lord Acton, pues la corrupción absoluta destruye los principios, degrada los hábitos y atenta contra el deseo, la gracia impalpable de la vida".

A orillas de la Macroplaza regia, expuso que "en la cumbre donde todo sobra, sin límite que los satisfaga, los dioses del poder no se divierten y el reducto que los resguarda y aísla está construido con materiales abominables: el crimen y la impunidad. El crimen hasta el genocidio y la impunidad hasta la mofa.

"Ahí está el arsenal para lo que se ofrezca: la información reservada, los instrumentos para ensuciar la intimidad, la amenaza, la tortura, el calabozo, la disuasión por la violencia, la simulación y sus mil disfraces, la intriga permanente, el engaño a toda hora, los modos y maneras para exhumar secretos que protegen el honor".

Llegó desde el Cono Sur, para estar presente en el homenaje, el escritor argentino Tomás Eloy Martínez, quien, a nombre del consejo rector del Premio Nuevo Periodismo Cemex-Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, afirmó que "el periodismo no es un recurso para ganarse la vida sino, ante todo, uno de los mejores caminos posibles para ganar la vida".

Añadió el autor de Santa Evita que en ese alto linaje de un periodismo que se dio en grandes crónicas que nacieron como modos de dar salida a obsesiones personales, y tuvo como representantes a un José Martí, Rubén Darío, o Manuel Gutiérrez Nájera, se inscribe la obra del periodista Julio Scherer García, cuyo nombre "es legendario y ejemplar desde hace varias décadas".

Expuso que, como lo concibe Scherer García, no tiene el menor sentido proteger la democracia o creer que la protegemos para callar lo que se debe decir, pues "si privamos a la democracia de la libertad, la privamos también de su razón de ser: la libertad de pensar, de expresar y de saber", y dijo que "Scherer nos ha enseñado que para querer la democracia hay que atreverse a vivirla".

Por último, expresó que con esta primera entrega del Premio Nuevo Periodismo en la modalidad de homenaje, que se dará anualmente, esperan que cuando se piense en la independencia, que es la condición básica del periodismo, "se asocie ese atributo a todo lo que Julio Scherer ha hecho".

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