Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 31 de marzo de 2002
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Sociedad y Justicia
El cardenal acepta ante más de 100 mil jóvenes que los evangelizadores "se han dormido"

Crisis moral, causa de la violencia: Rivera

La ciudad de México está herida, pero no muerta, dice en celebración de la Vigilia Pascual

JOSE ANTONIO ROMAN

El clima de una cultura de violencia "es conocido y experimentado" de diversas formas, ya sea en la desintegración de la familia, la delincuencia y la pobreza, afirmó el arzobispo primado de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, ante unos 100 mil jóvenes que prácticamente llenaron el estadio Azteca durante gran parte del día. Ya en la noche, en la celebración de la Vigilia Pascual, en la Catedral Metropolitana, el prelado señaló: "¡la ciudad de México está herida, pero no muerta!", y llamó a los feligreses a hacer posible una convivencia en la justicia y en la paz.

Primero en el estadio, y posteriormente en el recinto religioso, el jerarca de la Iglesia católica se refirió a las raíces que, desde su punto de vista, generan esa "cultura de violencia" que día a día gana más terreno. Citó la ausencia de educación espiritual y social, la injusticia, la descomposición de la comunidad, la falta de credibilidad en las instituciones que deben tener la vocación de servicio. En el fondo, dijo, se trata de una crisis moral.

Señaló que la desigualdad social está en la raíz de muchos de los problemas que hoy vivimos. Los pobres son consecuencia de lo que estamos haciendo todos. Es decir, en la organización de nuestra sociedad y en los valores sobre los que basamos su coherencia está la causa de la miseria.

"La pobreza cultural y espiritual, como manifestación del pecado de injusticia, nos obliga a un compromiso de lucha por el cambio de mentalidad y de costumbre, lucha por una transformación ética y de organización social de un sistema que se alimenta de la pobreza y, por lo tanto, la ve como normal", señaló el prelado.

En su mensaje, que casi repitió en su totalidad en los dos actos, el cardenal Rivera dijo también que para todo cristiano que acepta que Cristo realmente ha resucitado, y para todos los que en la sociedad están comprometidos con la causa del ser humano, este es el "escenario preocupante" y exige de todos un compromiso común y organizado por construir la paz, el cual implica trabajar solidariamente para que cada persona pueda encontrar condiciones de vida que respondan a su dignidad de hijo de Dios.

Asimismo, el papa Juan Pablo II, en un mensaje escrito a los jóvenes reunidos en el estadio, los exhortó a edificar, bajo los principios cristianos, una sociedad más digna y solidaria y a comprometerse con la tarea de la nueva evangelización.

Leída por el presbítero José Luis Buttera, superior de los Misioneros de la Palabra, orden religiosa organizadora del encuentro juvenil, la carta papal alienta a los jóvenes a ser testigos de los valores evangélicos en "la querida nación mexicana", para que, retomando sus raíces cristianas, edifiquen una sociedad justa de hombres y para el hombre, en la plenitud de sus derechos y en convivencia fraterna.

La respuesta de los miles de jóvenes asistentes, vestidos casi todos con camiseta blanca con la leyenda "Cristo ha resucitado. Pascua 2002", fue orar por el deteriorado estado de salud del pontífice, que en mayo próximo cumple 82 años, y que en fechas recientes, por primera vez en sus 23 años de pontificado, ha reducido al máximo su participación en las celebraciones de Semana Santa.

Durante la misa vespertina, presidida por el cardenal Rivera, y con la cual concluyó el encuentro, el prelado advirtió a los jóvenes sobre la tentación del dinero, del poder, de la fama y del placer. "Joven, despégate de tantos ídolos. Cierra tus oídos a tantos ruidos que ofrecen falsas esperanzas. Acércate a Jesús".

Desde el templete en el centro del campo, con la leyenda: "Jesucristo resucitado" sobre el césped, con gigantescas letras de unicel, el cardenal felicitó a los jóvenes que por tercer año consecutivo llenaron el estadio Azteca.

No obstante, también en una seria autocrítica, sostuvo que los agentes de evangelización "nos hemos dormido". No hemos caminado, agregó, al ritmo de los cambios de la sociedad. Se nos ha olvidado cómo evangelizar con nuevos medios, nuevos métodos y nuevo ardor. Diversas religiones falsas están confundiendo a los que antes considerábamos seguidores seguros de la Iglesia católica. Urge despertar una conciencia misionera.

Propuso que en su responsabilidad, todos los católicos salgan a buscar a las familias, a los jóvenes, a los pobres, a los alejados del influjo del Evangelio. "Pero también tenemos que aprender a dialogar con las diversas culturas o modos de vivir".

Ya en la catedral, en la celebración de la Vigilia Pascual, que casi concluyó a la medianoche, el cardenal Rivera se refirió de manea especial al clima de inseguridad que persiste en la ciudad de México y que la tiene "herida". Dijo que ante esta situación, todos nos debemos preguntar sobre nuestra responsabilidad de comunicar el aliento de vida que viene de Jesús. "En efecto, la celebración de la Pascua es la fiesta del triunfo sobre el pecado y sobre la muerte", concluyó.

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