Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 19 de marzo de 2002
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Política

La semana pasada los legisladores evaluaban la posibilidad de citar a Peyrot

Mientras el Senado analiza si aprueba el viaje de marinos a Colombia, éstos ya hasta regresaron

JESUS ARANDA

Mientras senadores de la República analizan la posibilidad de citar a comparecer al secretario de Marina, almirante Marco Antonio Peyrot, para que explique su intención de que la Armada esté en las maniobras navales Unitas 2002 (United of International Antisubmarine Warfare), la Armada de México terminó ya su participación en esos ejercicios navales en la fase Caribe, que se llevaron a cabo del 25 de febrero al 9 de marzo pasado. Esta es la primera vez que un buque mexicano toma parte en estas prácticas multinacionales que organiza Estados Unidos desde 1959.

Al tiempo que la fragata clase Knox, Abasolo, de la Armada de México, se hacía acreedora al reconocimiento como el mejor buque de estas maniobras, la Comisión Permanente del Congreso de la Unión discutía la semana pasada la conveniencia de citar al secretario de Marina para que explicara la "posible" participación de la Armada en los ejercicios. Incluso quedó pendiente un punto de resolución sobre el tema, propuesto inicialmente por legisladores del PRD y del PRI, en el que se planteaba al pleno de la comisión la necesidad de llamar a Peyrot. Inexplicablemente, los días 6 y 13 de marzo pasado esa propuesta no fue llevada a tribuna.

De acuerdo con el oficial encargado de Relaciones Públicas de Unitas, Corey Barker, estos ejercicios navales "fueron muy importantes para construir la coalición multinacional y la defensa de las Américas", donde por cierto "México tiene una importante misión", señaló el oficial a La Jornada, vía correo electrónico.

Los ejercicios comenzaron el pasado 25 de febrero, cuando los buques participantes salieron de costas de Colombia y se dirigieron hacia Puerto Rico, adonde arribaron el pasado 9 de marzo.

En las maniobras participaron mil 500 marinos de los países participantes, de los cuales 700 eran estadunidenses. El comandante de las maniobras Unitas 2002 fue el almirante Green, de las fuerzas navales del Comando Sur de Estados Unidos con sede en Puerto Rico.

Durante su participación en la fase Caribe, una de las cuatro que se desarrollarán a lo largo del año en aguas de América Latina, el buque mexicano Abasolo ganó el primer lugar en la etapa de navegación.

El Abasolo participó, junto con las fuerzas navales de Estados Unidos, con tres naves: una fragata, un crucero y un submarino. Colombia, con dos fragatas y un submarino; Venezuela, un buque, y República Dominicana con un buque patrulla.

Prevaleció opinión del secretario de Marina sobre preocupación del Senado

Mientras la fragata Abasolo se dirigía a aguas colombianas para tomar parte en las maniobras, en el Senado de la República los legisladores no se ponían de acuerdo sobre la fecha para citar a comparecer al secretario de Marina, para que acudiera ante comisiones a explicar la "posible" participación de la Armada en esos ejercicios.

Oficialmente, la Armada mantuvo silencio en las últimas semanas sobre el tema, particularmente desde que hubo voces de legisladores que se opusieron rotundamente a la salida de tropas, con fundamento en el artículo 76 constitucional, el cual establece que el Senado de la República es el que autoriza la salida de éstas.

Incluso se hizo una amenaza de juicio político contra el almirante Peyrot, si éste desobedecía el mandato constitucional.

Pero en esta acción prevaleció finalmente la decisión del alto mando de la Armada -apoyado por el presidente Vicente Fox-, en el sentido de que en esta ocasión no se necesitaba permiso expreso del Senado o de la Comisión Permanente del Congreso, en su caso, sino que únicamente se requería la aprobación del comandante supremo de las Fuerzas Armadas, que es el Presidente de la República.

El punto de vista de los marinos fue respaldado por la consejería jurídica de la Presidencia de la República, tomando en cuenta que además se trataba de ejercicios que no implicaban injerencia alguna en otro país. Además se dijo que en años anteriores tanto buques de la Armada como tropas del Ejército apoyaron a naciones centroamericanas en casos de desastres, sin que mediara permiso de los legisladores para que salieran del territorio nacional.

Sin embargo, la Armada consideró que de seguirse a pie juntillas este precepto los marinos no podrían cumplir con sus acciones cotidianas de vigilancia de la zona económica exclusiva e instalaciones estratégicas -ubicadas en la sonda de Campeche-, porque éstas se encuentran en aguas internacionales y para "salir" de las nacionales se requeriría el permiso expreso del Senado.

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