Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 19 de marzo de 2002
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Política

MONTERREY 20002

En miseria "abyecta'' sobrevive 20% de la población mundial: FAO, FIDA y PMA

Organismos de Naciones Unidas claman por ayuda para erradicar el hambre y la pobreza

Ambos flagelos "en tan grande escala en un mundo de opulencia son una inmoralidad atroz'' Los conflictos son también origen y efecto de la inseguridad alimentaria, expresan

ROSA E. VARGAS Y ROBERTO GONZALEZ A. ENVIADOS

un_development_36yMonterrey, NL, 18 de marzo. Frente a un documento inamovible y de escaso compromiso, el Consenso de Monterrey, y cuando el debate está centrado en cómo repartir lo que algunos han calificado de las "migajas'' que los países ricos están dispuestos a aportar para el desarrollo, las tres agencias de la ONU que se ocupan de la pobreza, la alimentación, la agricultura y el desarrollo rural vinieron aquí para informar que en el mundo "las dimensiones del hambre son alarmantes'': 800 millones de personas padecen subnutrición crónica y de los 12 millones de niños menores de cinco años mueren cada año, 55 por ciento está asociado a la falta de alimentos.

Alertan: los conflictos son también origen y consecuencia de la inseguridad alimentaria y el hambre puede convertirlos "en personas que piensan que no tienen nada que perder, que el servicio militar les ofrece comida gratis y que llevar un arma da mucho poder''.

Así, la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) denuncian que la mayoría de los gobiernos de los países en desarrollo y la comunidad internacional no han hecho frente a la necesidad de erradicar la pobreza extrema y el hambre. Y de esta última ubican como causa principal a la negligencia.

Esto es así, subrayan en el documento conjunto presentado hoy en el arranque de la Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo, porque en un mundo donde abundan los alimentos y existen las condiciones tecnológicas e institucionales para erradicar el hambre, la quinta parte de la población mundial (casi mil 200 millones decumbre_onu_kjzx personas) sobrevive en condiciones de "pobreza abyecta''.

Para estos organismos, "la presencia de la pobreza y el hambre extremas en tan grande escala en un mundo de opulencia es una inmoralidad atroz''. Incluso ponen en duda los compromisos internacionales por erradicar esos fenómenos, ante la evidencia de que en los recientes 10 años se ha producido una aguda disminución de los recursos destinados al desarrollo agrícola y rural en los países en desarrollo.

Más allá del imperativo moral

El análisis apunta que casi tres cuartas partes de los pobres de los países en desarrollo viven en zonas rurales y que el rápido aumento de la pobreza extrema puede explicarse por la decadencia de la agricultura y el sector rural. Dentro de la categoría de sobrevivencia con "un dólar diario'' hay mil 200 millones de personas en el mundo.

A estos organismos preocupa sobremanera que en la pasada década, la inseguridad y la malnutrición "parecen haber contribuido al aumento de la frecuencia de las crisis, así como a la vulnerabilidad de los países ante ellas'', y llaman la atención en que la mayoría de los conflictos armados y los desastres naturales se concentran hoy en regiones sumamente dependientes de la agricultura y en aquellos que la FAO define como "países de bajos ingresos y con déficit de alimentos''.

Frente a tal panorama la advertencia es: la falta de recursos suficientes para erradicar el hambre continuará poniendo en peligro la vida de muchos grupos vulnerables y será uno de los elementos que habrán de contribuir al recrudecimiento de las emergencias, y por ello "la inversión oportuna en alimentos, agricultura y desarrollo rural puede contribuir a interrumpir el círculo vicioso del hambre y los conflictos''.

Al marcar una serie de propuestas para atraer mayor inversión para erradicar la pobreza y el hambre, la FAO, FIDA y PMA, concluyen que existen sobradas pruebas de que la lucha contra el hambre es una inversión que produce grandes beneficios en relación con el crecimiento y el bienestar general, y no sólo un imperativo moral o un acto de compasión humana. Hoy, dicen, se sabe mucho acerca de lo que es eficaz para combatir la desnutrición y la inseguridad alimentaria.

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