Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 17 de marzo de 2002
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Editorial
 
"ESTE MUNDO NO ES VUESTRO"

SOLEl destacado escritor español Juan Goytisolo sintetizó con esa contundente frase la impresión que deja el creciente y masivo repudio a la política del capital financiero que se expresó ayer en la manifestación de medio millón de personas en Barcelona. Esta es la mayor realizada desde que nació el movimiento de rebelión contra el modelo neoliberal. Con ella también quedan anuladas dudas y advertencias sobre la vigencia de este movimiento ante los acontecimientos del 11 de septiembre pasado.

Esta manifestación marca pues el fin del estupor y miedo causados por el feroz terrorismo de Estado y la guerra en escala mundial utilizados como respuesta al terrorismo ciego del atentado contra las Torres Gemelas. También es la mayor de la estación de luchas masivas iniciada en Seattle y que había culminado en Génova y en Porto Alegre; lo cual demuestra que cada vez más personas repudian la mundialización dirigida por el gran capital y le oponen otra basada en las necesidades humanas y la justicia social, ideas que hace dos días movilizaron a 150 mil obreros contra el plan de "flexibilidad laboral" (léase desregulación del mercado de mano de obra y anulación de conquistas).

El espectáculo oficial en Barcelona mostraba el eje constituido entre el gobierno derechista-fascista italiano, el gobierno del ex falangista Aznar y el del más ardiente partidario de Washington en Europa, Tony Blair. Es decir, por el magnate Silvio Berlusconi, cuyo vicepresidente es líder del partido fascista (prófugo de la justicia italiana y de varios países); por el ex franquista José María Aznar, el mismo "demócrata" que mantiene una policía racista que persigue y hasta mata inmigrantes, la cual aplica métodos como la tortura más salvaje a los presos políticos, evidenciada en las terribles deformaciones provocadas por la brutalidad policial al vasco Unai Romano.

La enorme manifestación en Barcelona repudió a esa gente y respondió con valor y fuerza a las amenazas, la represión y la transformación de la ciudad en un bunker. También fue estimulada por el horror mundial provocado por las matanzas continuas de palestinos y por el colonialismo y racismo que guían la acción del dúo Ariel Sharon-George W. Bush, así como por el rechazo a la amenaza de guerra nuclear formulada por este último; por los criminales bombardeos en Afganistán, por el saqueo y destrucción de Argentina a causa del capital financiero internacional y las empresas españolas.

Por lo tanto no fue sólo una manifestación contra la política económica neoliberal, sino también y, sobre todo, una gigantesca marcha por la defensa de las conquistas laborales y de civilización, contra la opresión, la tortura, las mentiras organizadas desde el Pentágono y la destrucción paulatina de las bases de la democracia por una oligarquía mundial que, como Berlusconi o Bush, gobierna en nombre de sus pequeños grupos de interés.

Fue también una protesta por conservar los servicios públicos estatales como derechos civiles, mantener separado al Estado de los intereses de las trasnacionales, reconquistar el espacio público ocupando la ciudad, por llevar la política a las calles y al campo de la economía moral y de la ética cuando la misma había sido expropiada en las instituciones de la democracia formal.

Algunos, sin embargo, seguirán llamando globalifóbicos --portadores de una fobia, de una reacción insana-- a quienes luchan por la democracia y la civilización en nombre de otra mundialización. Pero cada vez es más evidente la verdad contenida en las palabras de Goytisolo: "Señores financieros, ¡el mundo no es vuestro!"
 

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