Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 17 de marzo de 2002
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Cultura

La falta de recursos y de promoción aún son el talón de Aquiles de la industria

El cine nacional se rencuentra con el público

Directores, productores y expertos ofrecieron su balance en la muestra de Guadalajara

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

El cine mexicano apuesta por las historias que se desarrollan fuera de las grandes ciudades. De las diez películas nacionales que se exhibieron en la sección oficial de la 27 Muestra de Cine Mexicano de Guadalajara, seis presentan al México rural: Cuentos de hadas para dormir cocodrilos, El sueño del caimán, El gavilán de la sierra, Otilia Rauda, Una de dos y Vera. Sin embargo, aunque los temas se han ampliado, persisten problemas como falta de recursos para aumentar la producción y consolidar el mercado de exhibición nacional e internacional, cuestión que atañe tanto al Estado como a las compañías privadas.

Este es un balance de la situación del cine mexicano después de siete días de intensa exhibición de las películas nacionales más recientes en Guadalajara, donde coincidieron directores, productores, actores y actrices.

Mitl Valdez, director del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, señala que el cine nacional ''indudablemente está recuperando terreno. Los cineastas han vuelto a encontrar una serie de temas que atraen al público a las salas cinematográficas, que se suma a una importante mejoría en cuanto a la factura, la calidad de la fotografía, la historia... y en ese sentido no tenemos nada que pedirle a ninguna cinematografía extranjera. Ya podemos hablar del rencuentro del cine mexicano con su público''.

Señala que si bien no hay dinero para hacer grandes producciones, sí hay ingenio, talento y capacidad, pero falta consolidar el mercado de exhibición en los ámbitos nacional e internacional; recuperar los niveles de producción de años anteriores para filmar entre 30 y 35 películas al año, porque ello representaría "el mejor síntoma de que el cine mexicano se ha recuperado", y advierte que así como el Estado, mediante el Imcine, apoya a la cinematografía nacional, también los productores privados tienen que hacer su parte.

Según el director Ernesto Rimoch, presidente de la Asociación Mexicana de Productores Independientes, el principal problema del cine mexicano es que el Estado ''no entiende que las industrias culturales son estratégicas, y en ellas se encuentran la música, el cine y los medios audiovisuales. Pareciera por momentos que no le interesa nuestra industria cultural", porque ve al Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (Fidecine) como una obligación en lugar de destinar recursos con gusto.

Para algunos, refiere el director de Demasiado amor, la participación del gobierno en el apoyo al cine representa ''vivir de la chichi del Estado, pero a final de cuentas éste tiene la obligación de defender la cultura, aunque para algunos la iniciativa privada es la que tiene la mayor responsabilidad de relanzar el cine mexicano, que hay que olvidar los esquemas del pasado, que el Estado no tendría por qué subsidiar una actividad como el cine".

Sí estamos mejor que en años anteriores. En el extranjero, México es visto como un país protagónico de América Latina donde surgen nuevos cineastas, "pero hacia adentro tenemos problemas estructurales muy complejos", y advierte: "el país que no produce cultura consume la ajena y por ende mata la propia".

La productora mexicana Bertha Navarro, de la empresa Tequila Gang, coincide en que este es un buen momento para el cine de factura nacional, "porque cada vez hay más público para nuestras películas" tanto dentro como fuera del país.

Ya se empezó a abrir el mercado y esto es bueno para seguir filmando, agrega la productora de El espinazo del diablo y Asesino en serio, el primer largometraje de Antonio Urrutia. Ahora ''nuestro proyecto de producción es internacionalizar nuestros materiales'', y también buscar la coproducción con empresas extranjeras, de ahí que Tequila Gang, en la que trabaja al lado del director Guillermo del Toro, ha participado en cintas como Silencio roto, del español Montxo Armendáriz, y discute varias historias para impulsar el trabajo de nuevos cineastas.

Carlos Bolado, cuya Promises compite como mejor película extranjera para el Oscar, define así la situación real del cine mexicano: "aún estamos en la artesanía. Hay buenas y malas películas, pero también viejos vicios y maneras de hacer películas que ya no funcionan. Hay buenos directores pero necesitamos abrir más espacios para que los productores se interesen".

Bolado subraya: ''el Estado ha colapsado la producción. Creo que el Imcine es un desastre; tiene que renovarse definitivamente, porque como está no funciona. Necesita optimizarse; hay demasiada burocracia y demasiados controles estatales. No puede funcionar como una productora más agresiva".

Juan Carlos Martín, director de Gabriel Orozco, que ganó como mejor película de la muestra de Guadalajara, señala que el principal problema es el miedo de los directores: "cuando perdamos el miedo vamos a hacer mejores películas, no para convencer a los productores que inviertan dinero, sino para convencernos a nosotros mismos" de que podemos hacer buenas cosas.

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