Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 8 de marzo de 2002
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Espectáculos

Dedica Amorcito corazón a María Félix

Celebra Luis Miguel 20 años de carrera en el Auditorio Nacional

MARIANA NORANDI

Para celebrar sus 20 años de carrera, Luis Miguel realiza una serie de conciertos en el Auditorio Nacional titulados Mis romances, en los que presenta su última producción homónima y recuerda esos cuatro lustros de éxito.

Vestido de smoking y ante un griterío aclamador, el cantante inicia el concierto con Amor, amor, amor, tema perteneciente a su último disco. Tras él, una gran pantalla amplía lo que ocurre en el escenario para los espectadores de las butacas más lejanas. Nueve músicos de gran calidad y dos coristas acompañan al cantante que en un principio se mostró algo estático e inexpresivo, pero que a medida que avanzaba el concierto fue adquiriendo más soltura. "Muchas gracias, México; muchas gracias, Auditorio Nacional. Gracias por compartir conmigo esta velada en la que voy a cantar canciones que ustedes han hecho famosas y que para mí son las más especiales", dijo, y empezó a hacer un recorrido por sus veinte años de carrera poniendo a bailar a todos. Dame tu amor, Suave o Por debajo de la mesa fueron algunos de los temas que hicieron recordar a sus seguidores, mientras inundaban la oscuridad de cordones fluorescentes en forma de corazones.

Indiscutiblemente la voz de Luis Miguel es dulce, bella, educada y muy disciplinada, pero en ella no existe lugar para la improvisación ni para nuevos tonos. Interpreta bien la música romántica, muy bien el bolero, sin embargo, a la hora de cantar tangos o rancheras le falta fuerza y registros. Pero es igual, a sus fans les gusta todo. Todo lo que canta, todo lo que hace.

A medida que avanza el concierto, Luis Miguel va explorando más el escenario y acercándose al público. Algunas muchachas, despistando a los encargados de seguridad, consiguen acercarse. Luismi, sujeto por un guardaespaldas negro, pelón y de espalda cuadrada, logra estrechar algunas manos.

Ya sin smoking, vestido totalmente de negro, el cantante va soltándose. En una de las canciones -Amorcito corazón- saluda a una de las actrices mexicanas más emblemáticas, María Félix, quien se acerca al escenario y responde sus muestras de afecto.

Las luces se apagan inesperadamente y, cuando se vuelven a encender, los músicos habían cedido sus lugares a un mariachi. La fiesta estalló y Luis Miguel acabó de romper el hielo. Echame a mí la culpa, La bikina y Mi ciudad fueron interpretadas por el cantante, quien incluso ejecutó algún zapateado. Para el encore Luis Miguel escogió un popurrí de canciones viejas que, bajo una lluvia de papel picado rojo y serpentinas plateadas, despidió una actuación que no defraudó la ilimitada devoción que le profesa su público.

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