Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 2 de marzo de 2002
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Espectáculos

TIEMPO DE BLUES

El tren subterráneo

Raúl de la Rosa

Primera llamada


100 AÑOS TRANSCURREN entre dos historias paralelas. En ambas, y por diferentes razones, la búsqueda de la libertad es el denominador común. Durante la II Guerra Mundial tiene lugar el mal llamado Holocausto, pues no fue ningún sacrificio religioso, fue simplemente un genocidio, la barbarie desatada principalmente en contra del pueblo judío y otras minorías.

LA LIBERTAD ES un tema frecuente en la literatura, en el teatro y en el cine. La película La lista de Schindler narra cómo un matrimonio alemán (los Schindler) ayudan a escapar de la Alemania nazi a cientos de judíos. Pero un siglo antes se da otra historia similar y esta tiene lugar en Estados Unidos, durante la época de la esclavitud.

LIBERTAD, PALABRA REPETIDA en voz alta o en el más profundo silencio por millones de seres sometidos a la esclavitud. El sentimiento más arraigado era la búsqueda de ella. En los cantos de los esclavos negros se manifiesta esta aflicción; el blues primitivo surge con esa carga, varias generaciones crecieron en ella. Mas tarde, en los llamados cantos de prisión el tema principal es -sin duda- la libertad.

EN LOS CANTOS religiosos (Spirituals y Gospels) se transmite un doble mensaje: cruzar el Río Jordán era llegar al Canadá, alcanzar la libertad, cantos llenos de esperanza. El Moisés bíblico, el que condujo al pueblo de Israel hacía la libertad, para los esclavos negros fue una realidad. Existió, pero en esta ocasión personificado en una mujer.

Segunda llamada


HARRIET TUBMAN ERA su nombre. Una pequeña mujer que se convirtió en leyenda.

HARRIET VIVIA EN la costa de Maryland, nació esclava y era una de 10 hijos. En una oscura noche del verano de 1849, Harriet Tubman decide escaparse guiándose únicamente por la Estrella Polar. El camino era por demás peligroso: patrullas armadas a caballo, sabuesos, letreros que anunciaban las recompensas para todo aquél que atrapara a un esclavo en fuga.

SIGUIENDO A VECES la ruta del ferrocarril, logra llegar a la llamada Línea Mason-Dixon, que dividía el estado de Virginia del de Pennsylvania. El Norte del Sur. Sin un penny (centavo) en el bolsillo, "una extraña en una tierra extraña" -recordaría después Harriet- se propone una misión descabellada: rescatar y conducir hacia Canadá al mayor número posible de esclavos en busca de su libertad.

GUIADA POR SUS visiones, nunca perdió un pasajero del llamado Tren Subterráneo, que, ni era tren, ni tampoco subterráneo. Era una ruta clandestina, por donde transitaban estas caravanas organizadas por Harriet, que se le conoció con el sobrenombre de Moisés. Una hazaña poco conocida, que por las condiciones y las distancias que tenían que recorrer, guiándose por la Estrella Polar, nos parece increíble esta historia real.

EN FILADELFIA ENCONTRO trabajo y ahorró cada centavo que ganaba. Su libertad no fue suficiente. Regresó al menos en 15 ocasiones al Sur, en busca de pasajeros para su tren, arriesgándose a que la capturaran los cazadores de esclavos. El precio por su cabeza era de 40 mil dólares, cifra enorme para esa época.

Tercera llamada


HARRIET TUMBAN ERA una mujer pequeña, de rostro ancho y con una pañoleta en la cabeza. Harriet desarrolló una extraordinaria resistencia física y fuerza muscular, así como una fortaleza mental. Se calcula que fueron más de 300 fugitivos, incluida su propia familia, que logró llevar a la Tierra de Canaan, como se le llamaba a Canadá. Durante el tiempo del Tren Subterráneo -hasta la Guerra Civil- fueron miles los que lograron llegar a los estados norteños y Canadá, pero hubo otros destinos y entre éstos estaba el norte de México -en Coahuila existe actualmente un pueblo con descendientes de esos antiguos esclavos.

ESTA CARAVANA NO hubiera sido posible sin la colaboración de cientos de personas, lo curioso era que la mayoría no eran negros. George Washington, esclavista él mismo, en una carta escrita en 1786, ya calificaba a los cuáqueros como amigos de los fugitivos, pero lo cierto es que, años después, en esa red del Underground Railroad, participaba gente de varios credos, una red ecuménica: católicos romanos, judíos, protestantes, libre pensadores y de otras creencias.

LAS RUTAS ESTABAN llenas de señales que sólo los fugitivos conocían, el ingenio era necesario. Afuera de algunas casas que servían como refugio existían unas esculturas de hierro representando a negritos con una linterna en la mano, si ésta estaba prendida, podían llegar a tocar, y recibir posada, si estaba apagada era peligroso detenerse. El trayecto era a través de pantanos, bosques, viajar de noche y esconderse de día, existían grupos que les proveían de comida. Estas jornadas agotadoras, que a veces eran de miles de kilómetros, la salvaban familias enteras con todo y niños.

ES UNA HISTORIA épica que -se me ocurre- podría ser tema de un guión para una película. Historia poco conocida, lección de heroísmo llevada al cabo por una mujer que encontró su inspiración en la búsqueda de la libertad para miles de sus hermanos de raza.

LA IMAGINACION NOS lleva al momento en que una caravana llegaba al fin de esa larga y peligrosa jornada, cuando entonaban todos juntos tomados de las manos el espiritual: Swing low, sweet chariot (Mécete suave, dulce carruaje) la canción que a Harriet Tubman le gustaba. Sus descendientes y amigos la entonaron el 10 de marzo de 1913, cuando esta excepcional mujer muere, con una sonrisa dibujada en el rostro, recordando a los cientos que salvó de la esclavitud y que ninguno fue atrapado.

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