Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 1 de marzo de 2002
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Cultura
A 50 años de la muerte del autor de Los de abajo, su nieto Arturo publica un prisma

Mariano Azuela sólo es visto como santo laico o católico arrepentido

Hasta el último día de su existencia, mi abuelo fue un librepensador, subraya

El libro, con 70 por ciento de material inédito, se presenta hoy en la feria de Minería

RENATO RAVELO

Cuando Arturo Azuela cursaba la preparatoria leyó, como casi todos los mexicanos de la segunda mitad del siglo XX, Los de abajo, novela escrita por su abuelo, que recrea una época pero también a un personaje que lo mismo se especializó en enfermedades venéreas que fue despreciado por la intelectualidad nacional hasta superar los 50 años. Cuidado por la familia, Mariano Azuela es una figura que ha sido vista sólo en dos vertientes: el santo laico o el católico arrepentido. Así lo reconoce su nieto cuando habla del punto de partida del prisma, por no llamarle biografía, que publica con motivo del medio siglo de la muerte del narrador mexicano.
familia
Prisma de Mariano Azuela (publicado por Plaza y Valdés con apoyo del Sistema Nacional de Creadores) contiene lo mismo testimonios, bibliografía, sus ensayos y alguna correspondencia: ''Se me ha complicado. Yo viví el viejo patriarca, pero no el joven de Guadalajara, el de los conflictos con los hijos''.

Rebelde incurable

Arturo Azuela se asume como violinista frustrado, que luego estudio ingeniería, matemáticas y terminó atrapado en el oficio de escritor. Ha publicado El tamaño del infierno, El matemático y Estuche para dos violines. Tiene otra novela terminada, Extravíos y maravillas, en espera de promoción, luego de que el libro sobre su abuelo circule, a partir de los diversos recordatorios que habrá este 1º de marzo sobre el autor de Los de abajo.

El libro de Arturo Azuela se presentará mañana en el Palacio de Minería, con la participación de Hugo Gutiérrez Vega, Sergio Nuldjester y Xorge del Campo.

-¿Cómo surge esta biografía más allá de aniversarios?

-En 1983 mi tío Enrique, el hijo menor de Mariano Azuela, tuvo que salir de la casona de Santa María la Ribera. Era muy golfo y en esa época decidió irse en un carguero y distribuir materiales de mi abuelo entre varios de los nietos. De él recibí libros, cartas, fotografías. Ya había notado entreveros entre mi familia y la obra literaria, así como muchas divisiones de orden ideológico. En el libro hay por lo menos 70 por ciento de material inédito.

-¿Contra qué imagen se hizo la biografía?

-Algunos han querido hacer de Mariano Azuela un catolicón arrepentido; hasta dicen que fue un católico fracasado. Otra rama de la familia lo ha querido ver como santo laico, san Mariano Azuela impoluto, extraordinario y sin contradicciones.

-¿En qué cambió la mirada?

?No había mirado con detenimiento este proceso ideológico de Mariano Azuela. Yo era de la parte familiar que lo tenía en un pedestal: hasta los sesenta y tantos es aparentemente un rebelde incurable, pero los últimos 10 años, con los documentos que van apareciendo y mis recuerdos, desaparece esa lucha política y podíamos decir que se vuelve conformista. La rebeldía no la perdió en el aspecto religioso. Hasta el último día de su vida fue un librepensador.

-¿Y el registro de prostitutas?
marianodos
-Eso era algo que no se había estudiado y al acercarse se advierte que es un registro muy bien escrito. Pero ahí empiezan las dudas, ¿cómo es posible que un muchacho a los 15, 16 años, no sólo escriba tan bien sino goce un periplo por tantos lupanares maravillosos, de orgía en orgía en Guadalajara? Ese cuaderno lo encontró Alí Chumacero, pero le metieron mano a las fechas; eso tuvo que haber sido cinco u ocho años después. Hago un análisis de esa parte erótica de Mariano Azuela que no se ha estudiado. Tampoco se ha analizado su labor de médico de enfermedades venéreas. Cuando se graduó, soñaba con irse a París, no obstante que tenía cinco hijos. Su sueño, en 1909, era estudiar ginecobstetricia en la ciudad luz. Viene la Revolución y le cambia la vida de manera radical. De repente, de 1917 a 1921, se especializa en esos padecimientos. Trabajó más de 30 años en dispensarios públicos.

Rechazado por la academia

-¿Cómo eran esas divisiones familiares?

-Muy interesantes los conflictos, no sólo de personalidad, sino de carácter político y religioso, muy fuertes. Sé que en toda familia numerosa hay este tipo de cosas, pero aquí fue muy fuerte. Recuerdo la tensión que viví a los 13 años, en esa casa, donde nací. Era larga, afrancesada. Con mi hermano íbamos mucho con él a las vecindades cuando atendía a sus enfermos. El le daba a las prostitutas su carnet de salud. Tenía buena relación con ellas.

-¿Esta especie de retrato dialoga con alguna otra biografía?

-Es que en realidad son muy malonas las biografías que le han hecho. Hay una de Luis Leal, pero son más bien aproximaciones como muy de primer plano. No ahondan en cosas delicadas, quizá porque las consideran peligrosas para la familia. La de Leal es un acercamiento a la obra literaria, una relación histórica de su obra. Además, esa biografía se publicó hace 30 años.

-¿A qué se debe el alejamiento?

-Azuela tuvo muchos conflictos con los académicos de la lengua de la época. Hasta la muerte de Federico Gamboa, 1939-1940, mi abuelo sigue rechazado. Todos los viejos académicos del porfirismo cuando lo llamaron, él les contestó: yo no conozco el lenguaje, no puedo dialogar. Pero eso fue porque habían llegado amigos suyos que lo estimaban: Villaurrutia, Pellicer, Alfonso Reyes, con quien tuvo una buena relación. De Mariano Azuela, hasta sus 55 años, apenas empiezan a reconocer su obra.

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