Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 27 de febrero de 2002
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Cultura

El litigio entre su hijo y la viuda del Nobel va para largo

Cultural y económico, doble valor del patrimonio de Cela

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 26 de febrero. Antes de morir, el Nobel español Camilo José Cela resguardó los derechos de su obra literaria en una extensa red de sociedades mercantiles, tejida a lo largo de la última década de la mano de su última esposa, Marina Castaño, si bien cedió buena parte de su legado a la fundación que lleva su nombre, asentada en su pueblo natal, Iria de Flavia. Pero el verdadero valor del patrimonio cultural y económico del autor de La colmena es motivo de escrutinio por autoridades judiciales de España, pues una vez que se hizo público el testamento empezó una agria disputa familiar entre su hijo, Camilo José Cela Conde y Castaño, quien mantiene férreo control en todo lo relacionado con el escritor recientemente fallecido.

Ultimo mito de la literatura española

Cela se convirtió, tras su muerte, en el último mito de la literatura española. Como tal, todo cuanto tocó, escribió o firmó adquiere hoy doble valor: el cultural y el económico. En este último, los derechos de las cartas, los escritos inéditos, los manuscritos originales de sus obras más emblemáticas -escribió siempre con pluma y papel-, su biblioteca personal y sus múltiples propiedades -inmuebles y obras artísticas- son el origen de esa disputa judicial.

Cela y su hijo tuvieron una relación de constantes desencuentros, que terminó en ruptura tras la llegada de Castaño a la vida del escritor. Desde entonces padre e hijo se vieron en escasísimas ocasiones, si acaso sabían algo el uno del otro por medio de las resoluciones judiciales, fruto de las controversias que mantuvieron hasta el final, entre las que destaca la acusación de ''ingratitud manifiesta'' que hizo Cela a su vástago, en la que le reclamaba, en 1994, la devolución del cuadro de Joan Miró, Recuerdo de una tela apuñalada.

Muerto Cela y hecho público su testamento, empezó la batalla judicial, que según los especialistas será larga.

Cela dispuso su testamento en 1991, en la localidad gallega de Padrón. El Nobel escribió lo que hoy es su última ironía: a su hijo le dejó sólo el cuadro de Miró, a pesar de que éste le había sido regalado en vida por el escritor y su primera esposa y de que una sentencia judicial lo acreditaba como único dueño.

Las demás propiedades de Cela, todavía desconocidas pero cuyo monto podría superar la decena de millones de dólares, fueron heredadas por Castaño. El patrimonio del Nobel se puede dividir en dos: el que está en manos de la red de sociedades mercantiles, creada mediante un complejo sistema de ingeniería financiera, y el que administra desde hace varios años la Fundación Camilo José Cela de Iria Flavia. El primero, si acaso el más relevante en cuanto a dividendos, está formado por los derechos de sus obras -La colmena es el libro más editado y traducido del país después de El Quijote- y las innumerables obras artísticas que poseía. Todo esto está bajo la administración de cinco empresas: Palabras y Papeles Sociedad Limitada, Letra y Tinta, SL, Estudios Iceberg, SL, Lengua y Literatura AIE y Salbos de la Sierra, dedicadas a auspiciar actividades y publicaciones del autor.

Además, toda la obra de Cela está libre de ataduras para su publicación y difusión, pues a pesar de que algunas de estas sociedades han sido embargadas, esto no alcanza los derechos de sus escritos. El autor fue creando estas sociedades después de que fueron embargados los derechos de su obra por un juez, al considerar que Cela no pagaba la pensión que por ley correspondía a su hijo y su primera esposa, a quienes nunca dio, después de la separación, una sola peseta.

La fundación del autor de La familia de Pascual Duarte gestiona y resguarda los manuscritos originales, la biblioteca personal y el patrimonio epistolar, toda vez que estableció correspondencia con más de 9 mil personajes en cerca de 70 mil misivas. El valor de estos documentos es superior a 10 millones de dólares.

Por ley, Cela debió dejar a su hijo al menos un tercio y medio de su patrimonio, pero el Nobel dejó todo estipulado para que su hijo no recibiera nada, salvo el cuadro que ya era de su propiedad, y que Castaño fuera la responsable de administrar su patrimonio. El proceso judicial será largo, salvo que las partes pacten, posibilidad que se vislumbra lejana.

Castaño, nueva titular de Fundación Cela

El patronato de la Fundación Camilo José Cela eligió como nueva presidenta a Marina Castaño, viuda del escritor fallecido el pasado 17 de enero, gracias al apoyo unánime de los patronos con derecho a voto.

Debido a que el Nobel no dejó designada entre sus voluntades la elección del nuevo presidente, para lo que tenía potestad, el patronato se hizo cargo de esta responsabilidad y sus miembros optaron por apoyar la candidatura de Castaño, la única que se presentó.

La viuda del escritor, tras ser elegida, agradeció la confianza de los miembros de la fundación y se comprometió a desempeñar su labor respetando la línea de trabajo emprendida en 1986 por su esposo, explicó a los periodistas al término de la reunión a puerta cerrada el director gerente de la institución, Tomás Cavanna, informó el periódico El Mundo.

Con el nombramiento de Marina Castaño y la confirmación de los miembros del patronato no se prevén cambios en la gestión de la fundación, proyecto que el autor de La colmena comenzó en 1986 y que fue inaugurada de manera oficial por los reyes Juan Carlos y Sofía, en 1991.

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