Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 26 de febrero de 2002
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Editorial
SURESTE: APAGON BAJO SOSPECHA

Una vasta región del sureste mexicano, que incluyó las entidades de Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, así como zonas de Veracruz y Oaxaca, quedó ayer sin energía eléctrica durante varias horas. Las consecuencias de la avería distan de haber sido plenamente calculadas y establecidas, pero cabe suponer que arrojó pérdidas y molestias de grandes dimensiones, habida cuenta de la extensión y la duración del corte eléctrico. Tampoco se ha informado a la opinión pública de manera puntual y precisa sobre las causas que originaron el percance.

En las circunstancias nacionales actuales, cuando, a pesar de las reiteradas negativas presidenciales, persisten los rumores y las sospechas en torno a designios privatizadores de la industria eléctrica del país, resulta inevitable que el apagón de ayer sea percibido como un hecho intencional orientado a crear en la sociedad la idea de que la infraestructura de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) ha llegado a su límite de explotación y que requiere obligadamente de inversiones privadas.

Debe tomarse en cuenta que la interrupción de un servicio básico y vital para el funcionamiento de los hogares, la industria, el comercio, los servicios y las comunicaciones genera, de manera ineludible, desasosiego y sentimientos de vulnerabilidad e inseguridad. Los cortes a los servicios de electricidad, luz y telecomunicaciones agitan en la mentalidad colectiva los fantasmas de la inestabilidad y la ingobernabilidad.

Ciertamente, lo ocurrido ayer en el sureste del país no necesariamente se inscribe en fenómenos que trasciendan la esfera técnica y la operación de las plantas generadoras y las redes de suministro. Pero para la ciudadanía en general resulta poco verosímil que sistemas tan sofisticados y dotados de tantas medidas de seguridad como los que opera la CFE puedan llegar a un colapso fortuito y accidental como el que, en efecto, parecen haber sufrido ayer y que afectó a millones de personas.

En tales circunstancias, es imprescindible que las autoridades ofrezcan una explicación convincente sobre las causas y la naturaleza del apagón y que éste no sea, por ningún motivo, instrumentado como argumento en favor de la inversión privada en el sector eléctrico.
 

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