Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 25 de febrero de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  

Economía

Profesores universitarios de derecho difunden esa práctica, revela Multinational Monitor

Violar la ley puede impulsar las ganancias, aprenden los Chicago boys

Las multas y castigos por fraude, corrupción, manipulación de precios, ocultar información y otros delitos deben ser vistos como costos de hacer negocios, se explica a los futuros gerentes

En la Universidad de Chicago los futuros gerentes de las grandes corporaciones siguen los pasos del ex presidente de Enron, Kenneth Lay, y de otros empresarios para quienes nada debe interponerse en el camino de una compañía. Ni siquiera la ley. Los llamados Chicago boys aprenden que el fraude, el soborno, la manipulación de precios, la violación de normas laborales y otras prácticas ilegales no sólo están permitidas, sino que son un requisito para aumentar las ganancias, señala Multinational Monitor.

En un artículo titulado ''Rotten to the Core'' (corrupto hasta la médula), Russell Mokhiber y Robert Weissman explican que Frank Easterbrook y Daniel Fischel son dos profesores de leyes de la Universidad de Chicago que, en un texto sobre ley antimonopolios publicado en la Michigan Law Review, escribieron que los gerentes no sólo pueden sino que deben violar las reglas, si ello genera utilidades.

Para Mokhiber y Weissman, este punto de vista ha dominado el ámbito empresarial de Estados Unidos en las últimas dos décadas. Por ejemplo, si un camión de Federal Express necesita estacionarse en doble fila para hacer una entrega, no importa, pues basta con pagar una multa de 20 dólares. La moraleja es: viola la ley mientras ello te permita seguir haciendo dinero.

Desde luego, los crímenes de las corporaciones van mucho más allá de estacionarse en doble fila: incluyen fraude, corrupción, ocultar información a las autoridades, contaminación, manipulación de precios, daños a la salud de los trabajadores y soborno. Sin embargo, para la escuela de Chicago estas conductas delictivas son sólo ''cuestiones externas'' y las multas y sanciones derivadas de ellas deben ser vistas simplemente como ''costos de hacer negocios'' o costos de transacción.

Legisladores demócratas y republicanos han exhibido a la comercializadora Enron y a la consultora Arthur Andersen como ejemplos de empresas corruptas; sin embargo, esos mismos representantes recibieron recursos de ambas compañías y bloquearon leyes que hubieran impedido sus abusos, señalan los analistas.

Como Easterbrook y Fischel muestran claramente -agregan Mokhiber y Weissman-, el mundo corporativo de hoy está regido por una ideología ''corrupta hasta la médula''. No obstante, en las facultades de leyes de todo Estados Unidos ha empezado a surgir una corriente contraria a la escuela de Chicago.

En la escuela de leyes del Boston College, el profesor Kent Greenfield recuerda que hubo un tiempo en que las corporaciones eran creadas por el Estado para lograr determinados objetivos públicos. Por su parte, David Millon, de la Universidad Washington and Lee, explica que quienes ven a las corporaciones como una creación del Estado buscan que el sector público retome el control por medio de una regulación firme; en cambio, aquellos que ven las empresas como un nexo con los contratistas privados (la escuela de Chicago) buscan derrotar la regulación.

Multinational Monitor señala que este movimiento académico ha empezado a poner en entredicho las enseñanzas de la escuela de Chicago. Pero su tarea es al mismo tiempo difícil y sencilla: la dificultad estriba en que los llamados Chicago boys han dominado el debate académico e incluso legal acerca de la naturaleza y el gobierno de las corporaciones; sin embargo, sus críticos al menos pueden inclinar la balanza a su favor con un solo argumento: las corporaciones no pueden estar al margen de la ley.

DAVID ZUÑIGA

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año