Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 7 de febrero de 2002
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Espectáculos

Ť La Mujer Juglar, como la llamaban sus amigos, cumple hoy ocho años de muerta

El canto rebelde y fuerte de Amparo Ochoa, vigente

ARTURO CRUZ BARCENAS

Hoy se cumplen ocho años de la desaparición física de Amparo Ochoa (7 de febrero de 1994), intérprete y defensora representativa de la canción latinoamericana. Sus amigos -muchos- la llamaban Mujer Juglar, por su relación con la poesía, por su profunda raíz popular -temática y social- y por su incansable afán de trabajo. Quienes la conocieron aprendieron de ella que vale la pena estar en el mundo hasta el último suspiro, a pesar del cáncer o de males crónicos que amargan el diario trajín.

Originaria de Sinaloa

Nació en Costa Rica, Sinaloa, el 29 de septiembre de 1946. Su carrera artística empezó en 1969, cuando ganó un concurso de aficionados en la XEW.

Algunos de sus familiares la recuerdan en escenas de casa cantando temas de raigambre popular, aunque tampoco le fueron ajenos talentos como Bob Dylan y Peter, Paul y Mary. Los tiempos del 68 no le fueron ajenos y su compromiso social y político es recordado por su coherencia, hasta el final. Hablar de Amparo Ochoa Castaños es remitirse a imágenes de campo, de yunque y de martillo; de sudor y callos en las manos, de barzones, arados, de jornadas de sol a sol.

También es hablar de la conciencia, del obrero, de la historia sin memoria de los pueblos, la que se escribe con la sangre del héroe clandestino, de aquellos que son un número. También de sombras de edificios proyectadas en los jardines y las islas de Ciudad Universitaria; de festivales de Oposición, del Partido Comunista, de la izquierda de la izquierda; de huelgas en la fábrica de tornillos Spicer; de las corretizas de policías cuando alguien era descubierto haciendo pintas para pedir una y otra vez libertad, presos políticos libertad.

El mundo no sólo era bipolar, sino multipolar. Más allá del maniqueísmo, del feo y el malo, su mejor crítica la dio Amparo al amparo de poetas como Benedetti o Ballesté, del somos mucho más que dos, de eso de jugar a la vida. Dejó de cantar de voz viva a las 22:50 horas del 7 de febrero de 1994, en su casa de Sinaloa, donde iban a visitarla sus conocidos, sus amigos de siempre, muchos, muchísimos.

Aportación indudable

Hoy la recuerda Salvador El Negro Ojeda, en entrevista telefónica desde su casa. Ya le cuesta trabajo hablar al cantante y compositor, quien resopla las respuestas. La emoción de recordar a su amiga le hace decir: "A mí me impactaba su gran personalidad y su carácter fuerte. Yo la quería, la quiero mucho. Su posición social la tenía bastante definida. La extraño y ella me quería a mí. Hacíamos mancuerna".

Tehua: "Duele que se vaya de la vida gente como ella, que fue mi comadre. Su enfermedad -cáncer en el estómago- fue un juego, una jugarreta muy extraña de la vida. Pero su aportación es indudable. Fue rebelde contra toda una serie de actitudes conformistas. Su canto es vigente, sobre todo si se considera que los jóvenes de hoy deben entender lo humano. Los muchachos están viviendo una vida más virtual, un remedo de vida; se creen las caricaturas, los personajes de la televisión. Escuchando a Amparo revalorarán su vida".

Gabino Palomares fue amigo, confidente y muchas cosas más de la sinaloense. "Sólo le faltó ser pareja, pero hay relaciones de amistad más profundas y trascendentes, inclusive, que las de pareja", dijo Tehua.

Fuertes vínculos

Gabino: "Fuimos como hermanos en la práctica, compañeros en el trabajo. La extraño mucho; éramos confidentes, pero ella llevaba un vínculo fuerte con el mundo de la canción y de las organizaciones políticas y sociales. Dejó un vacío que no ha sido llenado. La sacábamos del hospital para que fuera a cantar. Los motivos de su canto siguen vigentes. Organizo festivales y la sigo programando, metafóricamente. Nos poníamos unas friegas, aunque no nos pagaran. Lo que hacíamos no era por dinero. Para mí, Amparo Ochoa sigue viva".

Grabó 14 discos, la mayoría para Ediciones Pentagrama.

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