Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 6 de febrero de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Deportes
Sólo 900 corridas

LUMBRERA CHICO

El domingo próximo a las cuatro de la tarde se abrirá la puerta de cuadrillas para dar inicio a la corrida de toros número 900 en la Monumental Plaza Muerta (antes México), que ayer cumplió 56 años de prestar servicio a la historia, a la cultura y a la tradición, pero también a la estafa, la simulación y el embuste, que han predominado fundamental, mas no únicamente, durante los nueve largos años de la administración de Rafael Herrerías.

Decir 900 corridas en el curso de algo más de cinco décadas y media nos da un promedio incapaz de impresionar a nadie: 14 festejos anuales, casi uno por mes. La culpa de tan bajo rendimiento ha sido indudablemente de los gerentes de la plaza, con el cubano Angel Vázquez a la cabeza de todos ellos, porque fue el primer empresario del embudo en los tiempos fundadores de don Neguib Simón, el visionario yucateco-libanés que erigió el coso como parte de un proyecto que incluía un estadio de futbol, un boliche, canchas de tenis y una gigantesca piscina pública con un sistema de oleaje artificial que simularía el natural movimiento del agua en una playa.

Seis años atrás, cuando la plaza cumplió 50, la colonia libanesa impulsó con fuerza la iniciativa de conmemorar la obra de don Neguib, develando su estatua y poniéndole su nombre a una de las calles aledañas al embudo. Sólo se concretó la realización de un busto, que por ahí está, a cargo del escultor Humberto Peraza, pero del asunto de la calle nadie volvió a acordarse, y ésta sigue siendo una injusticia, porque Simón fue todo un personaje.

Secretario particular de Felipe Carrillo Puerto a los 18 años, abogado por la Universidad Nacional, hombre de la Revolución mexicana y de su sistema, concibió alguna vez la idea de construir un túnel a través de las montañas de la carretera a Cuernavaca, para acortar la distancia en 30 de los 60 kilómetros que tiene el trayecto. Y fue también el primero que sugirió un proyecto arquitectónico semejante al de Ciudad Universitaria.

De todos los empresarios que han llevado a la MPM en su larga vida, el más importante, con mucho, fue el doctor Alfonso Gaona, que la regenteó durante sus buenas tres décadas. Pero no le tocó a él administrar el auge de los años 46-48, cuando había dos y tres corridas por semana y la gente dormía frente a las taquillas para no perderse el privilegio de ver actuar a Manolete, Silverio, El Soldado, Arruza, Procuna, Garza, Rivera y Armillita, figurones de aquella época de oro que nunca volverá.

Gaona fue corresponsable, con mucho, de la decadencia impuesta a la fiesta brava por el fenómeno Manolo Martínez, bajo cuyo reinado se aplicó una política excluyente de nuevas promesas y ganaderías ''incómodas'', de la cual aprendió todas las malas artes que hoy sabe y practica el veterinario Herrerías. Nadie olvidará que tras la etapa de Gaona hubo un periodo de transición... al caos actual, que tuvo un momento cumbre durante la temporada 90-91 en la que triunfaron arrolladoramente Jorge Gutiérrez, Mariano Ramos y David Silveti, que a punto estaba de retirarse a causa de sus lesiones en las rodillas.

Ayer, una vez más como todos los años, la MPM volvió a llenarse hasta el reloj, lo que prueba la vigencia de una tradición tan sólida como profunda, con la cual no ha podido acabar nadie, ni siquiera un enemigo tan acérrimo de la fiesta como Herrerías, su mayor proxeneta.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año