Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 6 de febrero de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Estados

Ť Podría durar semanas, aunque no se descarta un evento explosivo mayor, precisan vulcanólogos

Comenzó el proceso eruptivo del volcán de Colima; aún no representa peligro

Ť Evacúan a 216 personas de La Yerbabuena; 15 se negaron, para quedarse a cuidar sus tierras

VERONICA GONZALEZ CORRESPONSAL

Colima, Col., 5 de febrero. El proceso eruptivo del volcán de Colima comenzó el lunes con el desbordamiento por el sector sur del domo de lava formado en su cima, mismo que según los geólogos del Comité Científico Asesor podría durar semanas, sin que hasta el momento represente peligro para las poblaciones aledañas.

No obstante, el Sistema Estatal de Protección Civil (Seproc) ordenó evacuar a 216 habitantes de La Yerbabuena, comunidad rural ubicada a 8.5 kilómetros del volcán.

Durante el desalojo, 15 personas se negaron a dejar sus viviendas para irse al albergue de El Pedregal, municipio de Comala, por lo que están bajo resguardo del Ejército Mexicano, informó el secretario técnico del Seproc, Javier Velasco Villa.

El coordinador del Comité Científico Asesor del Volcán de Colima, Jesús Muñiz Murguía,colima_volcan_bby explicó que diariamente se registran en promedio 120 microsismos volcánicos y que el domingo y el lunes por la mañana se registraron siete derrumbes de lava solidificada que, al fragmentarse, dan la imagen de incandescencia. Indicó que dicho material no ha llegado más allá de un kilómetro, pero como está bajando por la barranca de El Cordobán, las autoridades del Seproc determinaron evacuar La Yerbabuena, ya que esa comunidad se ubica en dirección de la barranca.

Indicó que no se descarta la posibilidad de que se presente una erupción de tipo explosivo en las próximas horas, pero lo más probable es que la actividad continúe durante varias semanas como hasta el momento, con pequeños derrumbes y exhalaciones de vapor de agua, ceniza y gases, dado que el domo sigue creciendo. Si el domo, que actualmente cubre casi la totalidad del cráter y puede observarse desde la ciudad de Villa de Alvarez, dejara de crecer y se enfriara, la posibilidad de que ocurriera un evento explosivo sería mucho mayor, explicó.

Velasco Villa resaltó que se mantiene el área de exclusión en un radio de 6.5 kilómetros desde la cima y un área de alertamiento de 11.5 kilómetros. Hasta el momento la actividad del coloso no representa peligro para las comunidades de Jalisco, pero las autoridades de esa entidad se mantienen en contacto permanente con el Seproc de Colima para evacuar en caso necesario.

No pasa nada

En La Yerbabuena la vida sigue igual. Las personas que se negaron a evacuar realizan sus actividades normalmente. Van a los cafetales y se preparan para cosechar, pues en los próximos días comenzará el corte y el secado de café; cocinan sus alimentos con leña, hacen sus propias tortillas, alimentan a sus chivos, gallinas y reses y comen sus productos sin mayor costo que el de la engorda.

Ahí la vida es muy barata. La gente no muere de hambre porque se va al cerro y recolecta camotes silvestres, que luego cuece con agua y azúcar para la cena o el desayuno, acompañados de un vaso de leche bronca. Pero más que el costo que pudiera representar para los habitantes de La Yerbabuena vivir en Cofradía de Suchitlán, donde el gobierno del estado pretende reubicarlos, lo que realmente preocupa a los ejidatarios es la soterrada pretensión de "los empresarios de El Jabalí" de apropiarse de las tierras que legalmente les pertenecen desde hace 31 años.

Leandro Cuéllar Altamirano, fundador del ejido, dice que hace 22 días los habitantes de la comunidad de La Yerbabuena interpusieron una demanda contra los propietarios de El Jabalí, por la invasión de 400 hectáreas, y que en ese mismo lapso 31 jefes de familia interpusieron un amparo para evitar ser desalojados y reubicados en Cofradía de Suchitlán; incluso acudieron a la Comisión Estatal de Derechos Humanos, donde les dijeron que por la fuerza nadie los puede sacar de sus predios.

Leandro, su esposa, Antonia Guzmán, y su madre, doña Alberta, de 103 años de edad, aseguran que no le temen al volcán y no piensan abandonar su casa de palos, lámina y cartón, por lo menos hasta que termine la cosecha del café, "porque nunca ha quemado personas. (El volcán) revienta, echa sus nubes, su lumbre corre por las barrancas, pero por aquí no pasa nada".

Doña Antonia tenía 12 años cuando ocurrió la erupción de 1913, la más grande de los últimos años. Ella vivía en Cerro Grande y ahí observó que "el volcán quedó chaparrito" tras la erupción, ya que la montaña se colapsó y parte del edificio volcánico se derrumbó.

Junto con doña Alberta, otras 14 personas permanecen en La Yerbabuena.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año