miercoles Ť 12 Ť diciembre Ť 2001

Carlos Martínez García

El nuevo escenario religioso de Chiapas

En una mañana de domingo pude constatar la intensidad y consolidación del cambio religioso en Chiapas. Hace dos semanas tuvo lugar la presentación de la Biblia en tzotzil (los especialistas dicen que debe escribirse tsotsil) de Chamula. La ceremonia tuvo lugar en San Cristóbal de las Casas, a la que asistieron 10 mil personas, en su gran mayoría chamulas evangélicos que personal o familiarmente tienen antecedentes de haber salido expulsados de San Juan Chamula en las últimas tres décadas.

La multitudinaria reunión tuvo por escenario la colonia Nueva Esperanza, lugar donde fueron asentándose los desplazados por la intolerancia religioso/política de los chamulas tradicionalistas, hasta formar lo que es hoy un asentamiento urbanizado cuyas vialidades tienen nombres bíblicos. El acto duró cerca de cuatro horas, a lo largo de las cuales hicieron uso de la palabra varios oradores. Pastores protestantes chamulas narraron a la audiencia el inicio de la intolerancia en su lugar de origen, evocaron los nombres de los primeros mártires -asesinados por ir en contra de una identidad cerrada y excluyente- se refirieron a las peripecias que el grupo de traductores de la Biblia experimentó durante los 14 años que duró el proyecto de verter las Escrituras a su lengua, y reivindicaron su derecho a elegir la creencia religiosa que con vitalidad practican.

Uno de los que tomaron la palabra fue el obispo de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi, quien fue escuchado con respeto y hasta recibió palmas cuando aseguró que la Iglesia católica reprueba las expulsiones por motivos religiosos. Recordemos que en las últimas tres décadas y media han tenido que salir de Chamula aproximadamente 35 mil personas, por la simple razón de que no comparten el catolicismo tradicional y sus derivaciones económico-culturales.

La inicial difusión, enraizamiento y posterior expansión del protestantismo en Chamula (y comunidades exiliadas como La Nueva Esperanza) son preponderantemente resultado de la apropiación que de este credo hicieron los indígenas. La ceremonia del 25 de noviembre fue, para mí, una muestra contundente del carácter endógeno que tiene el protestantismo evangélico entre los indios de Chiapas. Son los propios tsotsiles protestantes los que deciden la marcha y el sentido de su vida interna. Para nada son seres pasivos ante las propuestas religiosas y culturales que les llegan de afuera, vía misioneros extranjeros, sino que negocian cognoscitivamente con esas propuestas y las adoptan, modifican o rechazan desde sus propias perspectivas y aspiraciones. Sostener otra cosa, como la de que son indígenas manipulados por un pequeño grupo que vulnera su idiosincrasia, es desconocer la complejidad de las comunidades indias y una agresión a la inteligencia de los indios e indias de carne y hueso.

Chiapas es el estado menos católico del país (63.8 por ciento, mientras la media nacional es de 88) y en sus áreas, preponderantemente indígenas, la descatolización es todavía mayor. En la zona chol se reconoce como católico 56.3 por ciento, 51.91 en la tsotsil y 54.7 en la tseltal. Los porcentajes restantes se dividen entre protestantes/evangélicos, mormones, testigos de Jehová, los que dicen no tener religión, pero que en realidad sí la tienen y es lo que llaman "el costumbre", y nuevos credos llegados en la última década. Poco a poco se está pasando de la diversidad confrontada, recurriendo a medios violentos contra los que son distintos en términos religiosos, a la diversidad aceptada que reconoce los derechos de otros a elegir una identidad. Incluso en Chamula los controles identitarios monolíticos se están resquebrajando, para dar paso al asentamiento de grupos religiosos antes hostigados y perseguidos. Estos son cambios culturales en los que la disidencia que enfrentó los caciquismos político-religiosos debe ser reconocida y valorada.

Justo enfrente de la entrada principal a La Nueva Esperanza está ubicada una comunidad musulmana tsotsil. Sus antecedentes se localizan en los esfuerzos misioneros de españoles que llegaron a San Cristóbal con el propósito de difundir el Islam, que se sostienen económicamente a través de pequeños negocios establecidos en la ciudad. El grupo musulmán es discreto, pero en la colonia protestante se le tiene bien identificado, por la sencilla razón de que los mismos musulmanes pintaron en la barda frontal de su propiedad unas leyendas inspiradas en el Corán. Habiendo conocido de primera mano la intolerancia religiosa, los evangélicos chamulas están respetando a los nuevos heterodoxos y hasta ahora no se han reportado agresiones ni intentos de excluir a los musulmanes de un territorio conformado mayoritariamente por evangélicos.

Sí hay quienes han externado inconformidad o disgusto de que el pequeño asentamiento musulmán se encuentre a unos cuantos metros de la colonia evangélica, pero la conducta mayoritaria ha sido respetar al grupo, que hace unas semanas envió a representantes suyos en peregrinación a La Meca, durante el Ramadán.

Me pregunto Ƒen cuántas ciudades de México podría establecerse una mezquita sin la franca oposición y consecuente prohibición por parte de los vecinos, que argumentarían el peligro de permitir instalarse a los extraños? El nuevo escenario religioso de Chiapas nos muestra una sociedad en transformación, en la que se va sedimentando la tolerancia y la pluralidad avanza.