La industria del transporte de carga llega a la era del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) con desventaja, pues el acuerdo formalizó la apertura del mercado nacional para empresas estadunidenses y el país vecino se reserva la cancelación de los permisos de largo recorrido a los choferes mexicanos, dijo José Refugio Muñoz López, vicepresidente ejecutivo de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar).

Sostuvo que el sector fue utilizado como moneda de cambio en la negociación para modernizar el extinto Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Destacó que en el nuevo pacto las empresas mexicanas siguen recibiendo trato discriminatorio de Estados Unidos, porque no pueden dar el servicio doméstico de transporte de carga en esa nación, pero sí lo ofrecen las empresas extranjeras en México.

Con el TLCAN el autotransporte de carga se contempló en el capítulo de comercio transfronterizo de servicios, el cual se refiere al traslado de mercancías con origen en México y destino en Estados Unidos y viceversa, que pueden realizar empresas de ambas naciones.

Mientras, el capítulo de inversión permitía hasta 100 por ciento de capital extranjero en compañías mexicanas dedicadas exclusivamente a transporte de carga internacional, lo cual también podía aplicar si fuera capital mexicano en Estados Unidos.

Sin embargo, dijo, en el TLCAN México cedió de manera unilateral los servicios de carga de paquetería y mensajería, pues se permitió que fueran brindados por empresas extranjeras sin que las mexicanas pudieran hacer lo mismo en territorio estadunidense. Lo que cedió México en el anterior, ahora lo formalizó en el T-MEC, apuntó.

El problema no acaba ahí. Estados Unidos se reservó el derecho de no dar más permisos de largo recorrido, es decir, que los transportistas mexicanos puedan ir más allá de la zona comercial para entregar mercancías.

Además ese país puede cancelar dichos permisos, sin que los transportistas mexicanos tengan la oportunidad de recurrir a un panel de controversia y otro mecanismo.

Muñoz López consideró que el sector tiene una doble desventaja, pero también incertidumbre. Alertó que es posible que las empresas de autotransporte mexicanas, sobre todo las que tienen domicilio en la frontera, se vayan del país para ser competitivas.

Sin embargo, aseveró que la Canacar busca el apoyo del gobierno federal para evitar la fuga de capital a Estados Unidos.