Lunes 27 de agosto de 2018, p. 8
La violencia en México se puede explicar por varios factores internos y externos que hicieron que los homicidios dolosos aumentaran. La demanda de opioides en Estados Unidos y la lucha de los cárteles por controlar el mercado, el aumento de la producción de cocaína en Colombia, así como el flujo de armas a México, la debilidad policial y un sistema de justicia que no funciona.
A tres meses que termine el sexenio de Enrique Peña Nieto, el comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, señala los puntos anteriores y reitera que el país no está en ruinas, pues decir eso descalifica el trabajo de muchos.
En entrevista con La Jornada, el titular de la dependencia que desaparecerá en el nuevo gobierno, acepta que hay muchos desafíos y retos por cumplir, por ejemplo, la Policía Federal no aumentó su estado de fuerza, pero defiende lo que se hizo, como ir por las cabezas de los cárteles, llamados objetivos prioritarios.
Sobre la iniciativa que enviaron legisladores del estado de Guerrero al Congreso para la posible legalización del cultivo y producción de amapola con fines medicinales, Sales Heredia ve con buenos ojos esa posibilidad.
–¿El país está en ruinas?
–En materia de seguridad el país no está en ruinas, lo que no significa que no tengamos muchísimos problemas, retos y desafíos que hay que enfrentarlos coordinadamente Federación, estados y municipios. Decir que está en ruinas sería descalificar a muchísimas personas que trabajan en este tema.
–¿Pero sí está mal?
–Hay muchas cosas que hay que arreglar, por ejemplo, la debilidad policial que parte del desprecio constitucional en el artículo 123 apartado B fracción 13, que discrimina a los policías del país. Es un bofetón, una falta de respeto a los policías, peritos y fiscales.
–¿Los estados se olvidaron del tema y dejaron todo a la Federación y a las fuerzas armadas?
–No es que se olvidaran del tema. El sistema de reclutamiento y permanencia de las corporaciones policiales está viciado. Hemos centrado nuestra forma de seleccionarlos a partir de métodos que hay que revisar y modificar.
–El problema de la inseguridad no es de este sexenio ¿Desde Vicente Fox se vino deteriorando?
–De 2007 a 2012 aumentaron los homicidios, bajaron y luego de nuevo crecieron en 2015. Tenemos que preguntarnos ¿Qué pasó en el país en 2015? Los factores internos: más armas, dispersión de las bandas, debilidad policial, cambios en las administraciones que implicaron abandono en políticas públicas y un nuevo sistema de justicia penal que no ha funcionado porque no nos capacitamos conjuntamente.
Los factores externos: la demanda de opioides en Estados Unidos. Qué se está cruzando de México a Estados Unidos: goma de opio, heroína y fentanilo; la sobreproducción de cocaína en Colombia también afectó.
–¿Pero tuvieron el tiempo para capacitar?
–Sí, pero no se hizo bien. Debió ser capacitación conjunta y no dispersa, y lo que se generó ahora es una torre de babel procesal.
–Quedan tres meses para que termine la administración. En la autocrítica ¿Qué fue lo que falló en materia de seguridad?
–En lo que nos corresponde particularmente a la Policía Federal y al sistema penitenciario federal, hizo falta crecer, debió duplicarse. Creo que la Policía Federal es capaz, altamente confiable.
–¿Se consolidó la Policía Federal?
–Se consolidaron muchas de sus funciones, muchas de sus habilidades se mejoraron. Hicimos lo que pudimos en la medida de nuestras posibilidades, es una cuestión en la que uno nunca puede estar satisfecho y siempre hay más qué hacer.
–Vimos cómo aumentaron los homicidios dolosos, se rompió récord en julio ¿Quiere decir que fracasó la estrategia de seguridad?
–No. Quiere decir que una serie de factores internos y externos implicaron el crecimiento del homicidio doloso por el enfrentamiento entre distintas bandas criminales. En 2006 tres de cada diez homicidios se cometían con arma de fuego, en 2018 son siete de cada diez.
