Deportes
Ver día anteriorDomingo 20 de mayo de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Nada se compara con subir a un podio y ganar para tu país, es un privilegio: Pivi Romero

A veces el boxeo profesional es superficial, porque se pelea por el ego: ex olímpicos
 
Periódico La Jornada
Domingo 20 de mayo de 2018, p. a15

Al llegar a Turquía, el canto profundo que llama a la oración en la mezquita recibió a Juan Pablo Pivi Romero y Elías Emigdio, boxeadores que integraban la selección mexicana de boxeo en 2015. Ambos quedaron pasmados en una mezcla de fascinación y sorpresa. Era la primera vez que visitaban un país musulmán. Los dos peleadores recuerdan aquella experiencia, cuando viajaron para competir en un torneo internacional como representantes de Mé-xico, un regalo invaluable para quienes deciden ofrendar su juventud al deporte nacional.

Ambos se perdieron de las múltiples experiencias de la adolescencia, enclaustrados con devoción en el Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento, primero, y después durante años en el Comité Olímpico Mexicano. Lo que recibieron, en cambio, cuenta Pivi, la oportunidad de conocer más de 25 países, de escuchar lenguas desconocidas y degus- tar cocinas inimaginables. Elías agrega que también tuvo la posibilidad de escapar a un entorno de violencia en un barrio de Naucalpan, donde asegura que la muerte acechaba en cada esquina.

Sólo una vez dudé de si valía la pena el sacrificio y estar lejos de mi familia, reconoce Pivi, fue cuando estaba en Francia y me llamaron para avisarme que había fallecido un familiar. Pero después recapacité y me di cuenta de todo lo que me ofrecía ser un seleccionado nacional, la experiencia de subir a un podio para recibir una medalla a nombre de mi país, eso vale la pena.

Ambos compitieron en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. No lograron materializar el sueño de ganar una medalla para México. Ahí terminó el ciclo amateur para los dos y decidieron empezar en el mundo del boxeo profesional.

Son mundos distintos, en el profesionalismo se cultiva mucho la personalidad, el ego, a veces es más superficial, reconoce Pivi Romero; “en el boxeo amateur uno sólo importa para el conjunto, para un país, no gana Pivi o Emigdio: gana México. En el boxeo profesional sólo importa el país cuando ganas el campeonato mundial, de lo contrario el que gana es uno, la persona en solitario. O para decirlo de otro modo: en el amateur peleas por tu país, y en el profesional por uno mismo.”

Emigdio encuentra otros contrastes. Recuerda el regreso a México después de ganar un campeonato mundial con la selección: en el aeropuerto nadie los recibía. El equipo vestía el uniforme verde, lo que despertaba curiosidad en algunos viajeros, quienes les preguntaban si eran deportistas. Pero nada más.

Cuando ya eres profesional y empiezas a tener una buena carrera, te buscan, recibes llamadas, te hacen entrevistas, cuenta Emigdio, eres más reconocido y pues de pronto eso te halaga. Pero uno, que pasó por el deporte olímpico, sabe lo bonito e incomparable que es haber dado la cara en el deporte por tu país, aunque al volver nadie te hiciera caso.

Porque –reconocen– en el boxeo profesional lo que manda es el dinero y lo que se obtiene, cuando tienen suerte, es fama. Ambos siguen consolidando sus carrera como púgiles con salario. El próximo 26 de mayo en Ciudad de México subirán al cuadrilátero –también lo hará el medallista Misael Rodríguez– y cada uno intentará mantener invicto su récord en sus respectivas divisiones. Pero en el futuro, no hay otra opción sino la de culminar con un título mundial.

Y aun si no sucediera, al revivir el pasado, atesoran vivencias que nadie puede arrebatarles y que sólo quienes siguieron esa ruta conocen. Turquía y la mezquita, el Maracaná y la vuelta olímpica en Río 2016. Eso difícilmente puede explicarse a quien no lo vive. Es el privilegio de un boxeador que fue olímpico, resume Pivi.