Opinión
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Ciudad Perdida

López Obrador, a la derecha

El polémico 3% del PES

Eruviel no pudo con el tricolor capitalino

E

s imposible decir que no ha pasado nada, a este país sólo le falta cerrar los ojos ante un acontecimiento de tanta importancia, de trascendencia y de frustración. Nuestro barco, el barco de México, se hunde por la derecha.

Nunca pensamos en llegar a escribir esto: Andrés Manuel López Obrador se registra como candidato de la derecha, pero sucedió, y no hay argumento ni realidad palpable que pueda contravenir ese hecho. El corrimiento de López Obrador hacia la derecha ha dejado un hueco inmenso en la izquierda, y la idea de que él estaba vacunado en contra de las tentaciones del poder se han derrumbado.

López Obrador pasó a ser otro candidato de la derecha. Habrá mucha gente que piense que en esa acción, la de registrarse como candidato del partido Encuentro Social, hay sólo una estrategia que puede hacer la diferencia entre López Obrador presidente de la República, y López Obrador fuera, una vez más, de la posibilidad de realizar los cambios que tanto ha pregonado en sus campañas políticas.

La teoría del 3 por ciento es difícil creer. Quienes están atentos a los número en la carrera por la Presidencia aseguran que el PES significa 3 por ciento de la votación total, y que esopodría llevar a López Obrador a Los Pinos, pero eso, visto en las experiencias pasadas, no se sostiene de ninguna manera. Si esa es la diferencia ya sabrá el PRI hacer lo suficiente para anular esa ventaja y hacer que su candidato triunfe, así que por ahí no hay suficiencia en el argumento.

Por otro lado, es posible que ese tres por ciento, que se supone habrá de otorgar el PES a López Obrador, quedará anulado por un 3 por ciento o más de militantes de la izquierda que no habrán de otorgar su voto a la derecha por ningún motivo, y que sin horizontes electorales convenientes incrementará el ejército de abstenciones que se ha incrementado elección tras elección.

Así las cosas y otra vez con la mirada puesta en los números tendríamos que decir que cada voto por la abstención será un sufragio que la otra parte de la derecha: el PRI, habrá de convertir en una posibilidad de ir al triunfo. Entonces, de ser así, todas las cuentas que se han levantado a favor de la alianza entre López Obrador y el PES se vendrían abajo.

Las posturas políticas de López Obrador se han venido ablandando, transformando, para decirlo de otra manera, y hoy aquel López Obrador en el que no cabía, ni por asomo, algún pensamiento de la derecha hegemónica, acepta el beso del diablo de la derecha, y el PES, que luego de algunos acomodos en el mundo de la política, se había quedado huérfano, parece que encontró a su mesías. Ni modo, tal vez ese sea el arte de la política.

De pasadita

Eruviel Ávila, encargado del PRI en la Ciudad de México, parece haber puesto fin a su aventura en esta capital y renunció porque no pudo con la realidad de ese partido, y porque las presiones de los no priístas, que buscan tomar todo el poder en ese partido, habían entrado en una guerra franca en contra del priísta.

Como ya habíamos dicho aquí, el neoprísmo, la tecnocracia tricolor o como usted guste llamar a quienes hoy son los candidatos principales del PRI para la elección que se avecina, desprecian profundamente a los que aceptaron que ellos, los no priístas, fueran los salvadores de ese partido. Las consecuencias estan a la vista, y Eruviel, de ser cierta su renuncia, habrá salido del radar de los próximos comicios. Lo que no saben los nuevos es cómo juegan los viejos, y dentro de muy poco, nos aseguran, lo aprenderán.