Opinión
Ver día anteriorMartes 10 de octubre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciudad Perdida

El frente y la escisión panista

Mancera, aspirante con suerte

Fin de la broma

S

otto voce, en el primer círculo de colaboradores de Miguel Ángel Mancera se dice que no importa lo que pase el jefe siempre cae bien parado, y con ello aluden a la suerte que, en política, parece acompañar al mandatario capitalino.

A los ojos de todos, los acontecimientos recientes parecían contradecir el sino afortunado de Mancera, pero nadie puede predecir los humores políticos, sus latigazos, y hoy el jefe de Gobierno de la Ciudad de México se halla a las puertas de la candidatura del frente de los desiguales.

Expliquemos esto que no parece lo más sensato. La división en el PAN, que nada tiene que ver con posturas ideológicas, pero sí con intereses creados, significa que hoy los azules no cuentan ni con los votos que prometieron al frente ni con el dinero que deberían aportar para la adquisición de sufragios en la elección que viene.

Con ese panorama, ¿para qué sirve Ricardo Anaya? Sin ponernos estrictos podemos advertir que los votos duros azul y amarillo resultan equiparables a estas alturas, y Ricardo, a quien sus correligionarios apellidan Canalla, es una figura pública desecha por el fuego amigo y por el PRI, que ya lo cuenta como uno menos, pero además es el verdugo de una mujer y un político intolerante, según los propios azules.

Por ello, el muchacho con estampa de vendedor de quesos menonitas ha perdido la candidatura, no hay forma de ayudarlo, comentan los que aún militan en Acción Nacional, aunque ven perdida la candidatura y no tienen claro si habrán de votar por un candidato propuesto por el PRD.

Esto porque hoy más que nunca se dice que la única posibilidad de competencia desde el frente de los desiguales es Miguel Ángel Mancera, a quien muchos habían desechado porque les parecía más atractiva la figura de Anaya, quien hoy, según las estimaciones más recientes, ya no cuenta con 30 por ciento de los votos que podría haber generado con el PAN completo.

Queda claro, de cualquier forma, que el pleito es la ruptura de un sociedad económica y financiera y no la división ideológica de un partido político. Hoy, en el PAN tendrán que ponerse a analizar qué harán con sus finanzas, porque si bien el partido seguirá recibiendo los dineros que le corresponden, los negocios que van de la mano de la competencia electoral desde una posición de posible ganador ya no serán los mismos.

Por eso, en las mediciones, cuando se dice que Miguel Ángel Mancera tiene segura la candidatura a la Presidencia de la República es que ya no parece haber otro camino si esos partidos, cada día más rechazados por la población, pretenden seguir existiendo, y también por eso es que entre los que están cercanos a Mancera siguen diciendo: el jefe siempre cae parado.

De pasadita

Ese chiste que apenas circuló pero que a fin de cuentas no era más que una broma de mal gusto, ya terminó. Emilio Álvarez Icaza decidió finiquitar el chiste después de mirar, con disgusto, que su propuesta, la de convertirse en candidato ciudadano a la Presidencia de la República, más que despertar comentarios reflexivos causaba unas veces risa y otras repugnancia.

Mucho, y muchos, habrán de agradecerle a Emilio su acción, que alguna vez en la historia será calificada de un acto de bondad hacia una población que ya no merecía más malas noticias.

Así las cosas, bien por Emilio, ojalá y otros candidatos de las mismas tendencias ideológicas decidieran tomar el mismo camino. Lo que parece que ahora sí entendió Emilio es que la política no es cosa de bromas. Gracias.