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Lo motiva haber quedado entre los 16 mejores en los JO de Brasil

En Japón 2020 me visualizo protagonista: Rodrigo Diego

El clavadista confía en que su madre enferma pueda verlo competir

 
Periódico La Jornada
Domingo 4 de septiembre de 2016, p. a14

El clavadista Rodrigo Diego López asume que la experiencia que le dejó Río le servirá para Tokio 2020, donde se visualiza como un protagonista en esos Juegos Olímpicos, por lo que deberá trabajar más con uno de los mejores entrenadores del mundo: Iván Bautista.

El deportista de 19 años no se muestra afligido por su actuación en la justa brasileña; al contrario, está motivado por las cinco medallas que ganó México, una de ellas con Germán Sánchez, su compañero de equipo en Guadalajara.

Se siente ilusionado para el ciclo que enfrentará rumbo al certamen asiático, ya que la experiencia inolvidable que me dejó Río la tiene aún presente, quizá no como le habría gustado al quedarse en el lugar 16 en el trampolín individual tres metros, en semifinales, lo que resume fue un mal día.

El Rorro, quien regresó a la universidad para continuar su carrera en Ciencias Políticas, no tenía expectativas para hacer un buen resultado en Río, como en su momento lo señaló su entrenador Bautista, pero eso no le quitaba méritos para dar una sorpresa que no se dio. Sin embargo, quedar entre los 16 mejores del mundo tampoco es malo para un chavo que tiene proyección en Tokio, afirmó su preparador.

Quiero cumplir con mi sueño, no hay que rendirse sino luchar por conseguirlo. Hay que esperar, ser pacientes y constantes, dijo Rodrigo, quien en 2014 se encumbró como uno de los mejores clavadistas del orbe en la categoría juvenil.

En menos de un mes, dos medallas en los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Nanjing, China, y otro par en el Mundial Juvenil de Penza, Rusia, le dieron el Premio Nacional de Deportes, a la edad de 17 años.

Rodrigo guarda la promesa que le hizo a su madre antes de Río y espera que pueda acompañarlo a Tokio, porque no pierde la fe de que hable, se mueva y se levante como él lo hace cada día cuando la ve postrada en cama por el derrame cerebral que sufrió hace tres años.