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Presentaron El diario de Tita, segunda entrega de una trilogía de la escritora

Siempre es posible rescatar del incendio algo: Laura Esquivel

No permitamos que se desperdicie, que se pudra, que se pierda, tanto y tanto amor como el que hay en México, exhorta la autora de la novela Como agua para chocolate

Música, degustación gastronómica y adelantos literarios enmarcaron ese acto en el Museo de Arte Popular

 
Periódico La Jornada
Sábado 21 de mayo de 2016, p. 2

En medio de una fiesta de amigos, colaboradores, degustación gastronómica, música y adelantos literarios fue presentado el libro más reciente de Laura Esquivel, El diario de Tita, segunda entrega de una trilogía que comenzó con Como agua para chocolate (1989).

Muchos de los asistentes al acto celebrado en el exterior del Museo de Arte Popular están relacionados con el cine, el teatro y la música, como Héctor Bonilla, Armando Manzanero, Regina Orozco, Héctor Ortega, Joselo Rangel, de Café Tacvba, y, claro, actrices que participaron en la versión fílmica de Como agua para chocolate (1992), Lumi Cavazos, Claudette Maillé y Yareli Arizmendi.

Esquivel (CDMX, 1950) expresó que nunca había querido escribir una segunda parte de su éxito literario –se han vendido 7 millones de ejemplares en el mundo–, sin embargo, cuando asiste a las ferias de libro hay cientos de jóvenes esperando; entonces, quise saber qué será que ven estas nuevas generaciones que las conmueve.

El eslabón perdido

El diario de Tita narra 20 años de historia que no están considerados en Como agua para chocolate. El tercer libro, Mi negro pasado, tiene lugar en la época actual y es protagonizado por María, tataranieta de Pedro y Rosaura, personajes del primer volumen y abuelos de Esquivel.

El diario de Tita, que se salvó del incendio, es el eslabón perdido entre el rancho de los familiares de la tía abuela y María, explicó la autora.

Esquivel recordó el momento en que al abrir el arcón de las fotografías y memorias, y vio lo que los ojos de mi abuelo miraron y quisieron capturar para que otros lo vieran.

La tarde del 6 de junio de 1912, en plena Revolución Mexicana, Pedro de la Garza tomó su cámara fotográfica y salió al patio de su casa a retratar a sus hijos y el lugar donde vivían en Piedras Negras, Coahuila. Más tarde él mismo las reveló.

Gracias a eso, demostró que a pesar de los desastres, de las equivocaciones familiares o nacionales donde hemos tomado el camino equivocado, siempre es posible rescatar del incendio, del derrumbe, algo, un libro, una foto, un listón, una melodía, un bordado, un platillo, que nos hable de lo que fuimos o de lo que somos, pero que hemos olvidado; que nos ayude a recordar, restructurar, reandar el camino a donde sí queremos ir. No hacia donde los poderes sociales o económicos, incluso, los religiosos, nos quieren conducir.

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Con sus fotografías, mi abuelo me permitió comprobar que aun en tiempos de guerra hay paz y luz, expresó Laura Esquivel en la presentación de su libroFoto Guillermo Sologuren

Exhortó: “No permitamos que se desperdicie, que se pudra, que se pierda, tanto y tanto amor como el que hay en México. La escritura de El diario de Tita fue un trabajo de rescate entero que me obligó a internarme en el baúl de los recuerdos, de los anhelos truncados, de lo que nunca pudo ser, pero que se manifestaba de forma constante en el presente”.

Y que “al mismo tiempo –prosiguió– me llenó de certezas como el caso de mi abuelo que con sus fotos me permitió comprobar que aun en tiempos de guerra hay paz y luz”.

La poeta y narradora Sandra Lorenzano, quien conoció a Esquivel hace 37 años, como jovencísima maestra, educadora en realidad, de pelo chino y sonrisa luminosa, señaló que ésta reunió en Como agua para chocolate cuatro elementos: la escritura, es decir, las palabras que se cruzan a lo largo de las páginas con la cocina, los placeres del cuerpo femenino y el tejido.

Víctor Medina Cervantes, escritor, dramaturgo y guionista, indicó que El diario de Tita es la primera novela de Laura Esquivel escrita en primera persona, condición que la hace más cercana, ya que la voz de Tita nos permite entrar a su intimidad de manera automática, aunque fantasmal, porque nos coloca en el lugar del diario.

La actriz Lumi Cavazos, la inolvidable Tita en Como agua para chocolate, dio lectura a un pasaje de la nueva novela. A Mario Iván Martínez, quien interpretó al doctor John Brown, no le fue posible asistir, sin embargo, envió una misiva en la cual afirmó que pocas veces en la carrera del actor se presentan oportunidades para dar vida a un hombre lúcido, renacentista de su tiempo, un anglomestizo heredero de los conocimientos ancestrales de la medicina indígena, personaje que ha representado durante estos 25 años el más gozoso de los privilegios.

La presentación fue musicalizada por el grupo Centauros.