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Recibimos muchos golpes y poca paga, indica Israel Yoyis García

Ser sparring, oficio cruel a la sombra de los campeones

Advierte que no deberían pelear más de dos episodios en las prácticas

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Israel Yoyis García considera que al emplearse de sparring un boxeador encamina su carrera profesional hacia el fracasoFoto Juan Manuel Vázquez
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de febrero de 2016, p. a10

Ningún golpe es inofensivo en el boxeo. Los campeones alcanzan la cúspide después de acumular un buen porcentaje de puñetazos que siempre dejan alguna secuela. El éxito es la recompensa del dolor. Los sparrings, peleadores casi siempre anónimos, en cambio, alquilan su cuerpo y habilidades para que otros sean mejores, para que se cumplan los sueños ajenos. Reciben golpes sin recompensa.

Israel Yoyis García Trejo vivió toda su carrera a la sombra del ex campeón mundial Juan Manuel Márquez. En cierta medida fue pieza clave de su éxito: su sparring. Yoyis ayudó a que Márquez perfeccionara sus combinaciones y acelerara los contrataques. Su cuerpo sirvió de laboratorio.

Es un oficio crudo y cruel, dice Yoyis, de 41 años de edad, quien hace siete años se retiró. Este trabajo es muy ingrato, porque de un millón de peleadores, sólo sale un Márquez; el resto nos quedamos en el anonimato del sparring y después el olvido. Sin triunfos. Sin dinero.

Lo que sucede en una sesión de entrenamiento es un simulacro del próximo combate, pero con violencia real. En el gimnasio algunos sparrings pueden caer noqueados por los golpes poderosos de los campeones y sin recibir después atención médica. Yoyis tiene un recuerdo corporal de las heridas que sufrió en ese oficio. En dos ocasiones le fracturaron las costillas, en otras sesiones terminó con las muelas cuarteadas y algún diente flojo. Más de una vez un golpe lo dejó momentáneamente ciego y, sumido en un negro profundo, hizo grandes esfuerzos para no caer. Al menos guarda un destello de dignidad de ese recuerdo.

Desgraciadamente el boxeo lo practicamos chavos casi siempre ignorantes, articula con claridad. Yo también fui ignorante porque no fui consciente de que los golpes dejan secuelas y uno no debería participar en más de dos asaltos en los entrenamientos. Pero terminamos peleando los episodios que nos pidan y hasta queremos más.

La experiencia personal le hace sospechar que un boxeador no debe empeñar su físico ni su potencial sirviendo de sparring para algún campeón, porque ahí está el germen de su ruina deportiva. Yoyis tiene la intuición de que el peleador que acaba sirviendo de sparring firma el fracaso de su carrera.

¡Cómo pude recibir tanto golpe y casi sin paga!, exclama García. Porque lo que se paga no se compara con las bolsas que reciben los campeones del mundo. Es injusto en ese sentido.

Compara que a un sparring en Estados Unidos le pagan alrededor de 100 dólares por episodio. En México, en cambio, reciben 500 pesos, quizás hasta mil, pero por una sesión completa que puede durar cuatro asaltos. Muchas veces –recuerda– ni las gracias reciben después de comerse una buena cantidad de golpes.

Sin embargo, Yoyis advierte que a pesar de la biografía de golpes sin gloria, no está amargado. Sí –admite–-, se quedó a la sombra del esplendor que consiguió Márquez, pero nunca se confundió con la realidad. Márquez era el ídolo. Yoyis, el sparring.

No es conformismo, pero siempre supe que ese fue mi lugar. Siempre tuve los pies bien plantados. Ahí quedó mi carrera, expone. En el boxeo hay pocos iluminados. Y estamos el resto, ahí quedó mi carrera. No pude más y soy feliz con lo que hice.

En este momento, el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) tiene un proyecto para regular, en lo posible, esta actividad a la sombra de los gimnasios. La idea es sensibilizar sobre los riesgos de esta práctica de peleadores en condiciones muy vulnerables.

La idea es tener control de los episodios en los que participan y que estén limitados. Es necesario tener un esquema de control tanto del estado físico de los sparrings como de los golpes que reciben en los entrenamientos, explica Mauricio Sulaimán, titular del CMB. No seremos los policías de los gimnasios, pero queremos educar sobre los peligros de esta práctica a gente que a veces ni siquiera llega a tener una carrera.

Aunque está orgulloso de su pasado de sparring de estrellas, Yoyis piensa que será difícil dignificar el trabajo de los contrincantes para entrenamiento. Hay tantos combatiendo en el anonimato que le resulta difícil de imaginar.

Así es el boxeo de cruel, resume García sobre una disciplina que conoce a la perfección, porque además de sparring también probó suerte como profesional. Perdió la mayoría de sus combates, pero enfrentó a ex campeones como Alfredo Angulo y Yuri Foreman; eso le deja un buen recuerdo. Tuve la oportunidad y perdí. Me quedé como sparring, porque en el boxeo perder significa perder todo, y eso es dar un paso hacia el olvido, concluye.