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Itacate

Bastimento

E

quivalente al itacate y al lonche es el bastimento. Son las provisiones que llevaban tanto los arrieros de la ruta de la plata, como los que acompañaban a los chicleros en la zona de Campeche, Tabasco y Quintana Roo. Han usado la palabra bastimento también los campesinos y los obreros; en la Revolución se preparaba el bastimento para la tropa.

Las cocineras que trabajaban en la chiclería cocían latas de nixtamal, tortillas, frijol en pasta y carne para el bastimento de entre 20 y 25 personas, según narra una mujer que realizaba esta labor a mediados del siglo XX a Martha Patricia Monte Jiménez (La montaña chiclera: Campeche: vida cotidiana y trabajo 1900-1950, Ciesas, 19). Los huleros de Chiapas solían cargar en su morral tres cosas, nos escribe Laura Quiroz, para este itacate colectivo: un pinole hecho de maíz tostado y molido, con chile cortado verde y puesto a secar molido con sal; ajos y una charrasca; estos dos últimos para el piquete de víbora.

En su blog, el periodista jalisciense Javier Medina Loera menciona como bastimento el totopo, condoche, góngoro o contamal, que es como se les dice según la región, a unas gorditas de horno que pueden durar hasta un mes. De ahí el dicho viaje que pinta mal, desde el contamal. Otros alimentos eran las gorditas de maíz crudo y pinole para hacer atole; carne seca, huevo, queso y frijoles de arriero apenas cocidos, pues tenían que continuar su camino. (http://javiermedinaloera.com/arrierosde mexico/?p=133). Para el agua se utilizaba, como hoy, el guaje.

En Tamaulipas, nos comparte Francisco Ramos, el bastimento de vaqueros y campesinos eran unas rosquillas de maíz con manteca de consistencia dura a las que llamaban tostado de sal; también llevaban carne seca y tortillas. Las gordas paseadas son las tradicionales rellenas de diversos guisos, cuyos sabores se concentran durante la caminata hasta las parcelas y el tiempo que transcurre hasta la hora del almuerzo; se dice que son las más sabrosas. Los arrieros neoloneses comían una especie de bizcocho o pan de harina de trigo o maíz, acompañado con pinole y piloncillo, según refiere Antonio Guerrero Aguilar, cronista de Santa Catarina.

Desde Tijuana, Irais Piñón nos escribe que Norma Mishkuisk y otras mujeres de la comunidad kumiay de Juntas de Nejí, en el municipio de Tecate, preparan a sus esposos tacos de tortilla de harina con frijoles y agua de manzanita que endulzan con miel, o agua natural.

Recordamos con Francisco Ramos los portaviandas de los obreros; también las loncheras para niños que hicieron su aparición hacia 1950, sin que se olvide el tan conocido morral de bellos diseños.

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