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Dylan Storm Roof se declara culpable del asesinato de nueve afroestadunidenses

Autor de matanza en Charleston quería provocar guerra racial

Las autoridades federales investigan la masacre como posible acto de terrorismo doméstico

La gobernadora de Carolina del Sur pide pena de muerte; es un crimen de odio, enfatiza

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Nadine Collier (izquierda), hija de Ethel Lance, una de las nueve víctimas mortales por el tiroteo del miércoles pasado en una iglesia metodista de Charleston, Carolina del Sur, sale de una oficina del gobierno para hablar con reporteros.Foto Ap
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En la imagen, Stewart Watson y Maranda Mincey se abrazan frente a una ofrenda instalada en el recinto religiosoFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Sábado 20 de junio de 2015, p. 18

Charleston.

Dylan Storm Roof, el hombre blanco que dio muerte a nueve personas durante un tiroteo en una de las iglesias más emblemáticas de la comunidad negra en Charleston, Carolina del Sur, declaró que su intención era incitar a una guerra racial en Estados Unidos, tras declararse culpable de los asesinatos, por los que fue acusado este viernes de nueve cargos, mientras las autoridades federales investigan la matanza como posible acto de terrorismo doméstico.

Familiares de algunos de los nueve feligreses afroestadunidenses abatidos increparon al joven, de 21 años, antes de que el juez James Gosnell ordenara su detención sin fianza, durante una audiencia en un tribunal de Charleston.

Storm Roof, también acusado de tenencia de armas para llevar a cabo un crimen violento, apareció en una emisión de video desde la cárcel, adonde fue trasladado el jueves tras una operación de búsqueda de 14 horas.

Horas después de la comparecencia, cientos de personas rindieron homenaje a los nueve afroamericanos que perdieron la vida.

El crimen lo cometió la noche del miércoles, durante una reunión de estudio de la Biblia en la Iglesia Africana Metodista Episcopal Emanuel, donde permaneció una hora antes de comenzar a disparar contra los feligreses mientras hacía comentarios raciales.

Entre las víctimas están un senador estatal que también era ministro del templo, otros tres pastores, una administradora regional de bibliotecas, un entrenador de secundaria y terapeuta del habla, un orientador de inscripciones universitarias y un recién graduado universitario.

En una declaración escrita, la familia del acusado aseguró estar devastada y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas, las cuales, a su vez, dijeron perdonarlo. La gobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, comentó que el acusado debe ser condenado a muerte por sus actos, de ser encontrado culpable.

Es absolutamente un crimen de odio. Este es un estado perjudicado por el hecho de que nueve personas inocentes fueron asesinadas. Absolutamente, queremos para él la pena de muerte, declaró. Agregó que prefería que el joven enfrentara cargos estatales, no federales.

Carolina del Sur es uno de los apenas cinco estados que no tienen ley contra crímenes de odio, que impone sanciones adicionales por los delitos graves cometidos por discriminación debido a raza, género u orientación sexual de la víctima, aunque para los cargos de homicidio el Estado estipula la pena de muerte.

Las autoridades federales estadunidenses investigan la matanza, de manera paralela, como acto de terrorismo doméstico. Sin duda este episodio desgarrador fue perpetrado para infundir miedo y terror entre la comunidad, declaró la vocera Emily Pierce.

El Departamento de Justicia, añadió, está investigando este crimen desde todos sus ángulos, tanto como crimen de odio como acto de terrorismo doméstico.

Pese a la indignación por los asesinatos en la capital de Carolina del Sur, en terrenos de la legislatura estatal continúa ondeando la bandera confederada, que fue el símbolo del sur pro esclavitud durante la guerra civil estadunidense.

La Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) demandó el retiro de la bandera por considerarla símbolo que fomenta el odio racial.

Cornel William Brooks, presidente nacional de la mayor y más antigua agrupación del movimiento de los derechos civiles de la comunidad afroamericana, calificó la matanza de acto de terrorismo racial. Manifestó que estos antecedentes hacen difícil aceptar la premisa de que el lábaro es tan sólo un símbolo de una era pasada, de una herencia.

Pese a los nuevos llamados para su retiro, la gobernadora Haley evitó el debate indicando que se trata de un tema sensible, mientras el congresista republicano y ex gobernador Mark Sanford hizo eco de esta valoración y dijo que el retiro del lábaro abriría la caja de Pandora.

Los medios describen a Storm Roof como solitario, que en 2010 dejó la escuela y recientemente tuvo un enfrentamiento con la policía. Aseguran que solía dormir en su auto y que llamaba la atención por su comportamiento extraño. Testimonios de amigos y parientes del acusado aseguran haber notado en tiempos recientes una actitud cada vez más hostil del joven hacia los afroestadunidenses.

Joe Meek, antiguo amigo de Roof que retomó el contacto con el homicida hace una semanas, mencionó que Dylan se había convertido en una racista declarado. Recordó que un día, mientras se emborrachaban, Roof se quejó de que los negros estaban adueñándose el mundo y que alguien tenía que hacer algo al respecto, por el bien de la raza blanca.

También comentó a Meek que con el dinero que le regalaron sus padres cuando cumplió 21 años se compró un arma de fuego y que tenía un plan.

A pesar del impacto de la matanza en Charleston, las iniciativas sobre control de armas tienen hoy posibilidades casi nulas de avanzar en el Congreso estadunidense. Grupos que favorecen un mayor control, como Americanos para Soluciones Responsables, presidida por la ex congresista demócrata Gabby Giffords –sobreviviente de un ataque de este tipo– achacaron la tragedia en la iglesia a la falta de leyes imprescindibles sobre el asunto.

El presidente Barack Obama reiteró hoy que no es suficiente lamentar el tiroteo ocurrido en la iglesia de Carolina del Sur, al hacer un nuevo llamado enérgico al control de armas de fuego.

Indicó que algunos han malinterpretado sus declaraciones del jueves a manera de que parezca que él se ha resignado a que el control de armas no es posible, pero aseguró que no es así y tiene fe en que con el tiempo el país hará lo correcto.

Añadió que las actitudes deben cambiar entre quienes poseen legalmente armas de fuego y entre quienes no están familiarizados con ellas. Destacó que el Congreso actuará una vez que los ciudadanos insistan en que se adopten medidas.

En Nueva York, donde hoy se congregó una manifestación en honor a los fallecidos de Charleston y para reclamar el fin de la matanza de negros en Estados Unidos, ya se incrementaron las medidas de seguridad en las iglesias a las que asisten afroestadunidenses por orden del alcalde Bill de Blasio, quien declaró que en la ciudad no hay lugar para el odio.