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Destaca experto valores arqueológicos

Abundancia de pecios en litoral de Panamá
 
Periódico La Jornada
Martes 31 de marzo de 2015, p. 8

Panamá.

La costa norte de Panamá es una de las regiones del Caribe, junto a República Dominicana, Cuba y Jamaica, donde se encontraron los mayores valores arqueológicos sumergidos, se informó ayer en la versión digital del diario La Estrella.

El arqueólogo español Carlos León identificó 87 naufragios ocurridos entre los siglos XVI y XIX, 56 de los cuales corresponden a buques de ese país europeo, y se ubican en las áreas aledañas a Portobelo y Nombre de Dios, en la norteña provincia de Colón.

Algunos de los hundimientos involucran a personajes famosos, como Cristóbal Colón, quien abandonó su nave La Vizcaína durante su cuarto viaje en 1503, cerca de Nombre de Dios, y en el propio lugar, en 1544 varios buques fueron hundidos por órdenes del colonizador Francisco de Pizarro.

En 1514, el gobernador de Nicaragua Pedro Arias de Ávila perdió dos naves durante una tormenta, cerca de Cabo Tiburón, en el litoral caribeño del Istmo, mientras en la desembocadura del río Chagres (principal afluente del lago Gatún en el canal interoceánico), en 1619 naufragaron varias embarcaciones que transportaban tesoros hacia Portobelo.

Otros accidentes fueron el de la flota del Marqués de Bienes, quien en 1681 perdió varios galeones cargados de riquezas, por una severa tormenta.

Sin duda en la zona caribeña de Panamá, el más importante hallazgo de valor económico hasta el momento es el del galeón San José, hundido en 1631 cerca del archipiélago Las Perlas, con un tesoro valuado actualmente entre 50 y 100 millones de dólares.

Según León, el buque transportaba mil 417 barras de plata, 416 cajones de plata labrada, 73 mil 436 pesos en monedas de ocho reales, 27 piñas de plata y 28 piezas de artillería.

Además, los pasajeros llevaban muchas joyas, monedas, plata labrada y barras de oro y plata, cientos de objetos que hoy podrían ser considerados arqueológicos o históricos, como utensilios de uso diario, vajillas, candelabros y crucifijos.

Gran parte de las riquezas que llevaba el buque fue rescatada al momento del naufragio, pero otra porción importante permaneció en las profundidades del golfo de Panamá durante casi 400 años.

En 2013 los restos de la embarcación fueron recuperados por la empresa Investigaciones Marinas del Istmo SA, tras un polémico contrato firmado en 2003 con el gobierno de Mireya Moscoso, que le otorgó el permiso exclusivo para explorar casi todas las aguas territoriales panameñas.

De los valores comerciales encontrados, 65 por ciento se quedó en manos de esa firma para venderlos en el mercado mundial; el Estado panameño recibió el resto, así como piezas patrimoniales con valor histórico.