Opinión
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¿La Fiesta en Paz?

Visitar a un emperador

Texcoco taurino se nacionaliza

Las limosnas de San Isidro

A

menazaba lluvia pero el destino de algunos se caracteriza por el azaroso desafío de cada día, incluido el seleccionado para celebrar el 34 aniversario de su alternativa, por lo que el pasado sábado 14 el matador Miguel Cepeda El Breco tuvo a bien organizar menudo convivio en su cortijo de San Miguel Tlaixpan, a un costado de Texcoco, festejo en el que, contra todo pronóstico, brillaron varios oles y dos soles, uno radiante mientras se efectuaba la lidia de varios erales y otro luminoso del afecto y la admiración sinceros. ¡Con qué interioridad de espíritu y delicadeza de trazo toreó El Breco a uno de los becerros!

¿Y quién es El Breco?, pueden preguntarse con todo derecho aquellos cuya afición sólo alcanzó el reducido marco de los Ponces, Julis, Hermosos y Morantes, que la postración no conoce épocas ni la hispanopatía nacionalidades. Con más de 20 cornadas en el cuerpo, Miguel Cepeda nació hace 67 años en el Distrito Federal y decidió hacerse torero, pero no uno como los demás sino sencilla, espectacular y dolorosamente como El Breco, sinónimo de renco, el que cojea, y tal vez del italiano brocco, que quiere decir retoño, y antes del latín broccus, al que le han salido los dientes.

La temeridad y sentido de espectáculo del Breco fueron tales que es de los contados novilleros, si no es que el único, que en la mangoneada década de los setenta llevó gente a las plazas, emocionó a propios y extraños, hizo nueva afición y ganó dinero, no para comprarle una casa a su bella madre, que no la necesitaba, sino para construirse un sencillo cortijo con todos los lujos: ruedo, frontón, alberca, amplio salón, bar y un museo personal como pocos, plagado de cabezas de toro, unos desorejados y otros que casi lo mataron, trofeos, óleos –un hermoso mural de Reveles, saliendo el torero andando tras dejar una larga cordobesa; una desmayada verónica de David Cárdenas o un inverosímil par de banderillas en tablas de Reynaldo Torres–, reconocimientos, placas, fotografías, ternos. Y un emocionado poema de Alejandra Terroba: ...Denle un capote a ese necio/ denle un capote al valiente/ que con un pitón al Breco/ la tarde de muerte tiente...

Cuando este héroe de tantas hazañas en ruedos sin enfermería y toros sin arreglar se apena por no haber sido la figura que muchos esperaban, que recuerde lo que en el fondo de su conciencia permanece: unas figuras tienen la suerte de ser aprovechadas-utilizadas por el siniestro sistema taurino; otras figuras lo son ante sí mismas y ante los miles de corazones que no tuvieron más remedio que emocionarse con la verdad y la entrega de una tauromaquia no apta para... empresarios de la tauromafia.

Luego de que el domingo 15 de marzo alumnos de escuelas taurinas lidiaron becerros de diversas ganaderías, la empresa Espectáculos Santa Julia que dirige Marco Castilla y que hace años lleva a cabo la organización taurina de la Feria Internacional del Caballo en Texcoco, prosigue hoy con una novillada de lujo: reses de Maravillas para Diego Emilio, Antonio Mendoza y Emiliano Villafuerte El Moso.

Mientras Piedras Negras, al igual que otras ganaderías de auténtico prestigio, continúan sin venir a la autorregulada Plaza México, la empresa texcocana lleva varias temporadas anunciando al legendario hierro y para el próximo domingo 29 de marzo ofrece una combinación sin desperdicio: toros de Piedras Negras para Ignacio Garibay, Joselito Adame y Sergio Flores, en otra notable diferencia entre las mezquinas ofertas del coso de Insurgentes y la de empresas comprometidas con el público. El jueves 2 de abril se presenta el espectáculo de la cantante Belinda. El viernes 3, un grupo de Recortadores Españoles con toros de El Batán.

El sábado 4, encierro de Magdalena González para Rafael Ortega, Arturo Macías y Jorge Sotelo. El domingo 5, dos toros de Los Encinos para Hermoso de Mendoza, único español en el elenco, pues el resto cobra caro y no mete gente –otro daño colateral del colonialismo–, y cuatro de San Diego de los Padres para Zotoluco y Fermín Rivera.

El sábado 11, un toro de Rancho Seco para la rejoneadora Mónica Serrano y ejemplares de Los Cues para Joselito Adame, Octavio García El Payo y Arturo Saldívar, en la corrida conmemorativa del centenario del Faraón de Texcoco. Y el domingo 12 de abril, toros de Lebrija para Alejandro Martínez Vértiz, José Mauricio y Juan Luis Silis, otro héroe desaprovechado.

Los mexhincados brincan, aplauden, agradecen y celebran que también la fiesta de toros estreche los lazos –de dependencia– entre México y España pues en la inminente Feria de San Isidro en Madrid están acartelados el triunfador allí el año pasado, Joselito Adame (dos tardes), El Payo, Arturo Saldívar y Diego Silveti (una), pero salvo éste, los demás en desalmadas combinaciones y no con marroncitos, bernalditos, teofilitos y de la Mora, como aquí los ases importados.