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Celebró sus 70 años de vida con un homenaje en el Palacio de Bellas Artes

Ignacio Solares propone la cultura como antídoto contra la agobiante violencia

El titular de Conaculta y la escritora Rosa Beltrán evocaron su amistad con el autor de Columbus

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Cuando leo quiero volverme ajeno a mí mismo, quiero ser cualquier personaje que estoy leyendo, compartió el escritor en el homenaje, el miércoles pasadoFoto Guillermo Sologuren
 
Periódico La Jornada
Viernes 16 de enero de 2015, p. 5

Para Ignacio Solares (Ciudad Juárez, 1945), la violencia es el veneno y la cultura el antídoto, por eso, todo lo que hagamos por ella, aunque sean gotitas casi invisibles, van contra ese veneno que actualmente tanto nos agobia. El miércoles pasado, el escritor recibió un homenaje en el Palacio de Bellas Artes, para celebrar sus 70 años de vida, que cumplió ayer.

Amigos y lectores abarrotaron la sala Manuel M. Ponce para acompañar al autor de novelas históricas como Columbus; Madero, el otro y la emblemática El jefe máximo, uno de cuyos fragmentos fue representado por los actores Jesús Ochoa y Miguel Flores, con la participación de los directores de escena José Ramón Enríquez y Antonio Crestani.

La literatura, en cualquiera de sus formas: teatro, periodismo cultural, novela, cuento, han sido mi mundo, añadió Solares, “porque para mí sólo la literatura dispone de ese elíxir mágico que hace que la vida sea habitable.

En favor de todas las fugas

“Lo único que no soporto es la realidad real. Estoy en favor de todas las fugas. Hay fugas descendentes, como las drogas, el alcohol o la violencia, y ascendentes, como la literatura, la religión o la meditación. Cuando leo me enajeno, es decir, quiero volverme ajeno a mí mismo, quiero ser cualquier personaje que estoy leyendo. Qué maravilla nos da la literatura, que se nos dio una sola vida con la capacidad imaginativa para vivir mil.

La literatura nos descubre mundos insospechados, porque, por más radiante que sea el sol que nos alumbra y firme el suelo que pisamos, estamos siempre rodeados de otros mundos, oscuros e invisibles, que en cualquier momento pueden manifestarse y que la literatura nos permiten entrever y que en mi literatura han sido una pasión.

El presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Rafael Tovar y de Teresa, se sumó a la celebración, más que como funcionario como amigo, que ha tenido con él una comunicación en campos fértiles, señaló.

Más que novelista, Solares es un historiador con una extraordinaria pluma literaria. Pocas páginas de la historia de México han sido escritas con una profundidad, agilidad y conocimiento de la naturaleza humana y, sobre todo, de la naturaleza mexicana, como él lo ha hecho, aseguró Tovar.

La escritora Rosa Beltrán narró algunas anécdotas de la fructífera amistad literaria que mantiene con el autor de Delirium tremens, además de resaltar su labor como editor al frente de importantes revistas literarias, como la que edita la Universidad Nacional Autónoma de México.

En su turno, el director de escena José Ramón Enríquez abordó la faceta de Solares como autor de textos que han sido llevados a escena, entre ellos, la multipremiada obra El gran elector.

El periodista Humberto Musacchio destacó la labor de Solares como funcionario probo y eficaz y recordó su paso por el Centro Mexicano de Escritores, donde tuvo como guía, entre otros, al inmenso Juan Rulfo.