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Napolitano es interrogado por casos de la Cosa Nostra en los 90

Nunca supe de acuerdos del Estado con la mafia siciliana: presidente de Italia
 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de octubre de 2014, p. 27

Roma, 28 de octubre.

El presidente italiano, Giorgio Napolitano, aseguró hoy a los jueces que lo interrogaron que nunca supo de supuestos acuerdos entre aparatos del Estado y la Cosa Nostra, la mafia siciliana, en los años 90.

El mandatario fue interrogado a puerta cerrada por más de tres horas en el Palacio del Quirinale, en Roma, sede de la presidencia, por los fiscales del proceso en el que se busca aclarar si hubo una negociación con la mafia siciliana para poner fin a una ola de atentados que la organización criminal lanzó entre 1992 y 1993.

La oficina de la presidencia dijo que Napolitano, de 89 años, contestó todas las preguntas, incluso las que se podía haber negado a responder. Algunas fueron formuladas por el abogado del capo de la mafia más conocido de Italia, Salvatore Toto Riina, encarcelado desde 1992.

Los fiscales solicitaron la declaración de Napolitano en relación con el juicio a un ex funcionario acusado de prestar falso testimonio en la investigación sobre las presuntas negociaciones entre el Estado y la delincuencia organizada. Napolitano fue convocado como testigo y no pesan acusaciones sobre él.

Los magistrados viajaron de Palermo a Roma para interrogarlo acerca de sus comunicaciones con un colaborador, Loris D’Ambrosio (fallecido en 2012), cuyos tratos con el principal sospechoso, el ex ministro del Interior Nicola Mancino, son objeto de investigación.

Mancino está acusado de prestar falso testimonio sobre las presuntas negociaciones entre el Estado y la mafia luego del estallido de varias bombas en iglesias de Roma, el museo de los Uffizi en Florencia y un parque de Milán en 1993. Mancino niega que esas negociaciones hayan existido.

Supuestamente la negociación del gobierno con la Cosa Nostra permitió poner fin a la ola de atentados cometidos por la organización criminal entre 1992 y 1993, como los asesinatos de los jueces Giovanni Falcone y Paolo Borsellino.

También perpetró bombazos en Florencia, Roma y Milán que causaron varios muertos, decenas de heridos y daños incalculables al patrimonio artístico.

En los 90 la mafia lanzó la más violenta ofensiva en su historia contra el Estado para exigir que se redujeran de las sentencias del megaproceso, celebrado entre 1986 y 1992, en el que casi 400 mafiosos fueron condenados a penas que en total sumaron dos mil 665 años de prisión.