Con un gran desfile de carros alegóricos, monstruos, superhéroes, figuras míticas y dinosaurios, la delegación Iztapalapa y el DIF-DF celebraron el Día del Niño.

En el acto denominado La magia que nos une, en el que participaron por lo menos 150 mil personas, los niños disfrutaron también de lucha libre y grupos musicales, así como de las acrobacias del grupo de motociclistas de la Secretaría de Seguridad Pública, que fueron aplaudidas por chicos y grandes, quienes recordaron a Pedro Chávez, el personaje que caracterizó Pedro Infante en una de sus películas el siglo pasado.

Desde temprana hora, cientos de personas se ubicaron a lo largo de la calzada Ermita Iztapalapa, a unos pasos de la estación del Metro del mismo nombre, para disfrutar del espectáculo.

El jefe delegacional, Jesús Valencia, y el director del DIF-DF, Gamaliel Martínez Pacheco, dieron a las 11 horas el banderazo de salida a los bloques de la ilusión, aventura, diversión, magia y tradición, encabezados por carros alegóricos.

Las manzanas, piñatas y regalos con que se disfrazaron decenas de hombres y mujeres trajeron a la mente de los asistentes el ya tenemos hambre, pero, la verdad, está súper como para dejar nuestro lugar, comentaron Inés y José.

Mientras, otros, como Samuel, recordaban sus años de niño jugando con yoyos y baleros en la calle –porque sí se podía, no había tanta inseguridad– y grupos de niñas bailaban al son de los tambores.

Zanqueros, duendes, elfos, gaiteros, robots y superhéroes como Batman, Ironman, la Mujer Maravilla y Storm llamaron la atención de los pequeños, quienes les gritaban para tomarse una foto con ellos, lo cual fue imposible, ante las vallas colocadas.

El bloque de la diversión fue precedido por un enorme zepelín amarillo y un camión con cavernícolas que era seguido por dinosaurios, insectos gigantes, bucaneros, sirenas, caballitos de mar, payasos y soldaditos de plomo.

Más atrás vino la magia, con gitanos, dragones, vikingos, los animales de la selva, los aviones de una hélice y las bandas de música; y en el de la tradición había lagartos, plantas carnívoras, una banda de calaveras y un oso en bicicleta, que recibió múltiples aplausos.

El carro de los alebrijes cerró el desfile, cuyos colores vistosos y malabares que realizaban los participantes a su paso provocaron sorpresa y felicidad, por lo que las fotografías del recuerdo no se hicieron esperar.

Se buscó traer un acto de calidad a Iztapalapa, como sucede en Paseo de la Reforma, y se logró, porque miles de personas se congregaron para disfrutarlo y recordar, en muchos casos, su niñez, afirmó Valencia.

Tras casi una hora de desfile, chicos y grandes se dirigieron a la explanada delegacional, donde hubo lucha libre y se presentaron Tatiana y el Grupo Moderato, para festejar a nuestros niños, que son el futuro de esta ciudad, agregó el funcionario, quien no quiso dar a conocer el costo del espectáculo, pues hay aportaciones de la iniciativa privada y algunas donaciones.

Por su parte, el director del DIF-DF destacó el reconocimiento otorgado por el Unicef a la labor realizada por la ciudad en cuanto el respeto de los derechos de los niños, por quienes siempre estamos trabajando.