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La pianista de origen ruso Oxana Yablonskaya se presenta mañana en la Sala Neza

En Rusia, era un privilegio ser músico; ahora la gente se inclina más por el dinero

Para la artista, el futuro del piano está en China, con un registro de 50 millones de estudiantes

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Oxana Yablonskaya durante un ensayo con la Ofunam, orquesta con la que se presentó como solista este fin de semana. MAñana ofrecerá un recital a piano solo en la Sala NezahualcóyotlFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Lunes 20 de enero de 2014, p. 9

Para la pianista de origen ruso Oxana Yablonskaya (Moscú, 1938), cuando sus colegas dejaron su país entregamos una parte de la escuela rusa del piano al mundo. Con 36 años de no radicar allí, Yablonskaya recuerda que en su tiempo “era un privilegio ser músico. Si un niño tenía talento y amaba la música, sus padres le daban todo el apoyo, porque seguir esa profesión le proporcionaba, si no una mejor vida, por lo menos una más interesante.

En Rusia ahora parece que las personas se inclinan más por los negocios y el dinero, porque antes nadie lo tenía realmente. Siempre he dicho que con la música tienes algo que no se puede comprar. Un abogado, por ejemplo, piensa por la noche en un divorcio, un asesino o algo así; un doctor en la enfermedad, pero cuando me duermo tengo la música. También cuando despierto por la mañana. Siempre hay música en mi cabeza. Y eso es muy bello.

Al dar un concierto, amo lo que toco esa noche, expresa Yablonskaya, quien se encuentra en México para ofrecer varias audiciones en la Sala Nezahualcóyotl. Dueña de un amplio repertorio, asegura que hay que amar lo que se toca, a la vez que confiesa que 99 por ciento del tiempo incluye en sus recitales algo de Beethoven, a quien considera mi compositor.

¿Por qué? No sé, desde niña siempre he amado su música que me resulta muy cómoda. Es como mi energía, mi circulación sanguínea. Toco con placer Chaikovski, Rachmaninov, Chopin, Brahms, todo, pero con la música de Beethoven tal vez me siento más cómoda. No lo puedo explicar. Es como cuando te gusta comer una cosa y otra no.

Después de estrenar en México Fantasía de concierto, para piano, de Chaikovsky, el pasado fin de semana con la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional Autónoma de México, Yablonskaya ofrecerá un recital, su primero en la ciudad, con un programa integrado por obras de Scarlatti, Beethoven, Rachmaninov, Schumann y Chopin.

–¿Cómo estudia las partituras a fin de comunicar el sentir del compositor?

–Esa es una pregunta extraña. Cuando uno lee un libro, lee un libro, y cuando lee la música, lee la música. Pero, cuando escojo un programa incluyo algo que quiero hacer ahora. Sé con qué empezar y con qué terminar.

No obstante, una carrera de medio siglo, que comenzó en su país natal, siguió en Estados Unidos y el mundo entero, la entrevistada continúa aprendiendo nuevas obras: El año pasado toqué una de las sonatas de Schubert por vez primera. Si uno quiere mantener su cerebro... soy afortunada, porque el repertorio para piano es tan grande, siempre puedes encontrar algo que nunca has tocado.

Para Yablonskaya todo viene de la cabeza, luego, del corazón y finalmente de las manos. Claro, sabía lo que quería, lo que me gustaba, porque amo la música: es mi vida, mi sangre y, claro, si estoy sola al tocar, es todo lo que pasa por mi corazón, mis emociones, pero depende de qué tipo de emoción. Al tocar algunas obras uno mantiene una distancia, pero con otras, se abre. Como dijo un poeta, buen amigo mío, en el escenario uno no siente pena. Uno muestra todo tipo de emociones mientras que en la vida no es así. Resultaría muy extraño para las personas que uno dejara ver sus emociones, aunque por lo general las personas de Rusia siempre expresan sus emociones mucho más que, por ejemplo, los japoneses. Es una cuestión cultural.

Yablonskaya, quien todavía llora cuando una obra le conmueve, asegura que no hace falta ser intérprete para sentir la música. Recuerda que todo en la vida es “amor hacia los animales –sin mencionar los niños y nietos–, las flores”. Mientras más amor se tiene, más grande se hace el corazón, mejor se toca y es uno una mejor persona.

De acuerdo con la entrevistada, el futuro del piano está en China, país que tiene registrados 50 millones de estudiantes de este instrumento, en distintos niveles. Aunque de Rusia todavía vienen algunos pianistas muy buenos, de Estados Unidos no tantos: Di clases en la Escuela Juilliard por más de 25 años y mis alumnos eran más bien coreanos, últimamente chinos, así como algunos rusos.

La grabación más reciente de la pianista es Tchaikovsky-Children’s album: The seasons, publicado en 2008. Aparece en la portada con su bisnieta. Ahora quiere grabar con una orquesta de cámara de Kiev, con la que acaba de trabajar, junto con su hijo, Dmitri Yablonsky, connotado chelista y conductor. Después de aquí regresará a España, donde vive en los Montes Pirineos, antes de partir a Italia para nuevos compromisos.

Oxana Yablonskaya interpretará Tres sonatas, de Scarlatti; Sonata Waldstein, de Beethoven; Variaciones sobre un tema de Corelli, de Rachmaninov; Estudios sinfónicos, de Schumann, y Tres mazurcas op. 50 y Tres valses, ambas de Chopin, el martes 21 a las 20:30 horas en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario, Insurgentes Sur 3000, Ciudad Universitaria.