Opinión
Ver día anteriorDomingo 8 de diciembre de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
La Mascota
H

oy vamos a festejar el centenario de uno de los conjuntos habitacionales mas bellos y funcionales que se construyeron en la ciudad de México en el siglo XX: el edificio Mascota. La historia se remonta al año de 1885, en que el empresario Ernesto Pugibet adquirió el predio donde se ubicaba el convento de San Juan de la Penitencia, en la plaza que hoy lleva el nombre de Pugibet, también conocida como Buen Tono. Con ese apelativo bautizó la fábrica de cigarros que habría de convertirse en la más importante del país, situación que mantuvo a lo largo de casi 80 años.

Pugibet traía amplios conocimientos sobre el tabaco que había aprendido en Cuba, entre otros, como elaborar cigarros sin pegamento. La fábrica funcionó hasta 1961 en que la adquirió La Tabacalera Mexicana, hoy Cigatam.

Era un empresario de ideas avanzadas y con sentido social. Tuvo muy clara la importancia de la publicidad para promover los cigarros. A la llegada del cine a fines del siglo XIX, en los altos del que había sido el convento de Santa Isabel, que se encontraba en donde ahora está el Palacio de Bellas Artes, colocó una gran pantalla en la que daba funciones gratuitas y de paso anunciaba sus productos. También mandaba hacer atractivos carteles y daba premios. Edificó un templo que todavía existe en la plaza y construyó conjuntos habitacionales para sus trabajadores en las cercanías de la fábrica. Dos que ya no existen en la colonia Doctores y el Mascota, en la colonia Juárez.

Este último lo levantó en un gran predio entre las calles de Bucareli, Abraham González y Turín. Las marcas de sus cigarros Ideal, La Mascota y Gardenias dieron nombre a las tres privadas. El proyecto se lo encargó al afamado ingeniero Miguel Ángel de Quevedo.

La obra tuvo un costo de 2 millones 500 mil pesos, un dineral para la época, ya que se utilizó la tecnología más moderna: prefabricados de concreto y acero, y armado en sitio. Cuenta con 174 departamentos en tres privadas, en planta baja y alta, hay de dos o tres recámaras. La mayoría se ubicaron dentro de las privadas y algunos quedaron con comunicación directa a la calle. Se diseñó para alojar a ejecutivos de la fábrica; al paso del tiempo varios se dedicaron a consultorios y oficinas que convivieron con la vivienda.

Al igual que la mayoría de las construcciones de renta en la ciudad de México, el edificio fue víctima del decreto de congelación de rentas que se implantó en 1942 por la segunda Guerra Mundial. Se suponía que era un decreto provisional, pero permaneció durante 50 años; esto le ocasionó algún deterioro, aunque increíblemente bastante poco. A raíz de la eliminación del decreto, a principios de los años 90 del siglo XX, inició su recuperación gracias a sus habitantes que están conscientes de que tienen una joya arquitectónica.

El edificio es de estilo ecléctico, muy afrancesado, con detalles art noveau, prevalece el ladrillo rojo, con ornamentación en mampostería y bella herrería. En las calles interiores sobreviven algunas fuentes y jardineras. Los departamentos son acogedores, decorados con lindo trabajo de yesería, balcones y patiecitos interiores que dan luz y ventilación. La visita al que ocupa una linda bailarina francesa desde hace 20 años, nos trasladó al París decimonónico. Ella es una de los entusiastas vecinos que han promovido los tres día de festejos por el centenario. Hoy, a partir de las 17 horas se contará con la música del Grupo Gandhi, una plática de quien esto escribe y un documental sobre el edificio.

Antes vamos a tomar un buen cafetín en el Café La Habana, que se encuentra en la esquina de Bucareli y Morelos. Fundado a principios de los años 50 del siglo XX, guarda ricas historias y leyendas. “Que aquí fraguaron Fidel Castro y el Che Guevara, la revolución cubana”, “que aquí escribió García Márquez varias páginas de Cien años de soledad, que era sitio de reunión de los poetas del movimiento infrarrealista, que encabezaba Roberto Boleño y muchas muchas más.

[email protected]