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Este año marcó mi vida; mis padres me ponen los pies en la tierra

Mi historia apenas comienza, señala el subcampeón mundial Daniel Corral
 
Periódico La Jornada
Domingo 17 de noviembre de 2013, p. a14

La historia de Daniel Corral es como la de muchos gimnastas de provincia, en la que los padres son los principales promotores para el desarrollo deportivo de sus hijos, buscando apoyo económico para costearle los viajes al extranjero.

Y son ellos, afirma el ensenadense, su ejemplo de vida, porque los valores inculcados por la familia han sido la clave del éxito para ser el mejor gimnasta de México en campeonatos mundiales, el primero en la historia en lograr una medalla de plata en esos certámenes.

En los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, Corral había dado apenas un adelanto de su potencial en los aparatos, principalmente en el caballo con arzones y barras paralelas, para romper con una sequía –que no se lograba en más de cuatro décadas– de subir a lo más alto del podio continental.

Convertido en el máximo ganador de medallas en la Olimpiada Nacional de 2001 a la fecha (75), convenció con su actuación a los máximos dirigentes deportivos, quienes ni siquiera sabían quién era ese joven alto de cejas negras espesas.

En Copas del Mundo europeas clasificatorias para los Juegos Olímpicos de Londres 2012, Corral Barrón, hijo de padres católicos y con un hermano sacerdote, logró el ansiado boleto y en su debut llegó a la final para terminar con un quinto lugar peleando contra los grandes, los de mayor experiencia y técnica que ahora lo ven con mucho respeto.

La entrada de Daniel a las grandes ligas de la gimnasia varonil sorprendió inclusive a los jueces internacionales, quienes en 20 años no habían visto a otro gimnasta mexicano en las máximas competencias. El último había sido Luis López, quien participó en Barcelona 1992 y muy joven murió de leucemia, en 1995.

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El gimnasta Daniel Corral ha ganado 75 medallas en la Olimpiada NacionalFoto Roberto García Ortiz

Un año después de su participación en la capital británica, Corral deslumbró. Primero, al coronarse en la Universiada de Kazán, y luego con la medalla de plata en el Mundial de Gimnasia en Amberes, donde fue superado dos décimas por el monarca japonés Kohei Kameyama.

A ese logro vendría un caudal de reconocimientos, homenajes y patrocinios que aún no concluyen para el bajacaliforniano, quien está sorprendido por el efecto mediático que han causado él y sus otros compañeros (Uriel Adriano, Luis Rivera y Carolina Valencia), ganadores del Premio Nacional de Deporte 2013, así como en sus respectivas entidades, lo cual les genera incentivos económicos que en sus inicios eran impensables y que los necesitaban para tener lo más indispensable.

–¿Te imaginabas todo esto?

–No, y es grandioso. Es 2013 un año fantástico que ha marcado mi vida. Es una historia que termina para comenzar otra y espero escribir la mejor en Río.

–¿Cómo le haces para no perder el piso?

–Tengo a mi mamá (Montserrat, quien recogía las playeras que le lanzaban las fan a su hijo en el gimnasio Juan de la Barrera para que las firmara). Ella y mi padre Daniel son los que me ponen los pies en la tierra.

Aunque la mayoría de los exponentes son de mediana estatura, el físico de Daniel y del húngaro Kristian Berki, campeón olímpico en caballo con arzones, se distinguen de los demás durante la Gala Gimnástica Internacional. Ambos son altos, delgados, fuertes y con unos brazos potentes, pero el europeo lo supera.

El mexicano de 23 años sonríe y repite: Vamos hacer historia.