Opinión
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Ruta Sonora

Lou Reed: comenzando a ver la luz

L

ewis Allan Reed (1942-2013) o simplemente Lou, murió a los 71 años de una complicación en el hígado (tras haberle sido trasplantado en junio), la mañana del domingo 27 de octubre en East Hampton, Nueva York, al lado de su amada esposa Laurie Anderson (con quien se casó en 2008), observando con alegría los árboles y efectuando la famosa posición 21 del Tai Chi, con sus musicales manos moviéndose a través del aire, publicó ayer dicha poeta, cantante, músico y performer, en The East Hampton Star, un modesto diario de dicha comunidad, donde la pareja tenía una casa de campo. Y agregó: “Lou fue un maestro del tai chi, y gastó sus últimos días aquí, siendo feliz, maravillado por la belleza y poder de la naturaleza… Fue un príncipe, un guerrero, y sé que sus canciones sobre el dolor y la belleza del mundo llenarán a muchas personas con el extraordinario gozo que él sentía por la vida…” Por su parte, su compañero de vida, músico, productor y cofundador de The Velvet Underground, John Cale, indicó: “El mundo ha perdido a un fino escritor de canciones, a un poeta. Yo, en cambio, he perdido a mi compañero de la infancia… Las risas que compartimos hace apenas unas semanas, me recordarán siempre todo lo bueno que hubo entre nosotros”.

Y es que si bien Lou Reed fue una leyenda del rock, un ideólogo del punk, un icono de la narración marginal, realista, de las grandes urbes, hechas música; un emblema del glam, un provocador; un poeta admirador de la obra de William Burroughs, Allen Ginsberg, Delmore Schwartz, Hubert Selby, para sus cercanos se trataba sencillamente de un ser sensible que irradiaba una energía poderosa, capaz de inspirar a artistas como Andy Warhol, Patti Smith, e incontables más. De aquél, el prestigiado periodista de los años 60, Lester Bangs, escribió en 1973: Lou Reed no es sólo una leyenda, es una estrella. Hace poco me dijo: puedo generar una gran vibra sin decir nada, sólo con estar presente en la habitación. Transmisor de esa energía por generaciones, al final de su vida, alejado de los excesos, siguió maravillándose de la vitalidad del mundo. Es ahora que el creador de portentos como Transformer (1972), Berlin (1973), Rock n’ roll animal (1974), Coney Island Baby (1976), Street Hassle (1978), New York (1989) e incluso el conceptual y literario The Raven (2003), luego de una vida melancólica y oscura, comienza a ver la luz, como cantara con la Velvet en su afamado álbum homónimo con Nico (1967).

Agregando el detalle profundo a su biografía de rigor (http://bit.ly/1hnkOKx), a haber introducido el rock avant-garde al mainstream, a haber ofrecido un estilo único de guitarra desnuda, atmósferas mántricas y letras crudas, a haber sido una influencia básica para todo tipo de géneros y tendencias artísticas, no sólo para el rock, este visionario líder fue así descrito por el intelectual y crítico de arte estadunidense Dave Hickey: “Lou Reed fue un ‘detector de mierda social’, en una escena que se tapaba las narices ante ella; él contaminó, con el frío extremo de la verdad, ese reino de la negación, al escribir canciones como I’m waiting for the man y Heroin (…). Hemos perdido al maestro de lo mundano y lo malicioso, que en la primera línea de su primer disco solista, describía su caso: ‘Es difícil ser un hombre viviendo en un bote de basura’. No muchos cantantes dirían eso de sí mismos hoy día. Lou es de los pocos que podía cantar esas cosas con convicción; siempre sacrificaría su ‘estrellato’ para encarnar los personajes de cada canción”, concepto que el mismo Reed afirmaría en entrevista con Spin en 2008: Yo quería ser actor, pero como no era bueno para ello, escribí mi propio material y actué a través de él; elegí ser todos los personajes de cada canción.

Así, como Bob Dylan, como John Lennon, su minimalista pero sólido legado musical y lírico se fundamentó en ofrecer grandes dosis de cruda verdad. Descansa en paz, querido Lou: ya no te es preciso esperar a nadie nunca más.

Los Tres. Comisario Pantera. Babasónicos

Sábado 2. 1. De forma íntima y sorpresiva, Los Tres de Chile y su finísimo rock retro, ofrecerán dos conciertos en mismo día, uno a las 16 y otro a las 23 horas (el segundo ya está agotado). Imperdible. Caradura (Nuevo León 73, Condesa). $200. 2. Desquicie garage-surf con los Esquizitos; en misma locura, Los Viejos. Pasagüero (Motolinia 33, Centro). 22 horas, entrada libre.

Domingo 3. 1. Con su rocanrol de influencia pop-sesentera, Comisario Pantera; también, el rock bonito del chileno Pedro Piedra. Metropolitan (Independencia 90, Centro Histórico). 20 horas, $150 a $350. 2. Favoritos del público local, el combo argentino Babasónicos presenta su nuevo álbum Romantisísmico. Auditorio Nacional. 19 horas, $280 a $1,050 (en la compra del boleto, se recibe un cupón para canjearlo por tal disco en las tiendas Mix Up). Más recomendaciones en www.patipenaloza.blogspot.com

Twitter: patipenaloza