Espectáculos
Ver día anteriorMartes 27 de agosto de 2013Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

La esencia de mi nuevo disco, la rendición, mágica palabra, dice Concha Buika en entrevista

Cantar es tener ganas de contar; es vivir una sensación de vértigo

“Mi relación con la música es muy sincera, joven, con muchas ganas de volver a despegar, afirma la intérprete mallorquina

Ofrecerá un concierto el próximo 26 de septiembre en El Plaza Condesa

 
Periódico La Jornada
Martes 27 de agosto de 2013, p. 8

“La sustancia, la esencia de mi nuevo disco, La noche más larga, es la rendición, mágica y bella palabra. Rendición. Hay que rendirse y postrarse ante la grandeza de lo que uno es”, expresó la cantante Concha Buika en entrevista, en la que habló de esta producción y de temas consustanciales a su forma de interpretar, que algunos especialistas han definido de libre.

Un segundo punto es que anunció un nuevo concierto en México, el próximo 26 de septiembre, en El Plaza Condesa, En este México que me vibra paz... paz.

En varios sitios de Internet se informa que Concha Buika o, simplemente, Buika, (Palma de Mallorca, 11 de mayo de 1972), de nombre completo María Concepción Balboa Buika, nació en las Islas Baleares, donde vivía su familia, exiliada política de Guinea Ecuatorial. Es hija del ex político y escritor guineano Juan Balboa Boneke.

La comunidad gitana del humilde barrio de Palma de Mallorca donde se crió, fue para ella un segundo hogar, y encontró en el flamenco un modo de expresión auténtico y la salida ideal para escapar de una dura realidad de pobreza y marginalidad.

Su primer disco, Mestizüo, salió en 2001.

En 2008 colaboró con la cantante de fado portuguesa Mariza en un dueto incluido en su disco Terra (Pequeñas verdades) y con Elefcería Arvanitaki en el tema Mírame.

Niña de fuego

En ese mismo año su segundo disco, Niña de fuego, catapultó su carrera internacional. Tras algunos conciertos en Los Ángeles, Miami y Nueva York, el disco recibió dos nominaciones a los Grammy de 2008, como álbum del año y mejor producción.

En septiembre de 2009 lanzó al mercado una colaboración con Nelly Furtado, en el tema llamado Fuerte, un himno a la fuerza de la mujer. Cantó junto a Tomeu Penya en Ho feim.

El 20 de octubre de 2009 salió a la venta mundialmente su disco El último trago, homenaje a Chavela Vargas y a Bebo Valdés en su cumpleaños 90, grabado en directo en Cuba en los Estudios Abdala con Chucho Valdés y su cuarteto. El álbum le valió su primer Grammy al mejor álbum de música tradicional tropical.

Dos canciones suyas, Por el amor de amar y Se me hizo fácil, fueron elegidas por Pedro Almodóvar para la banda sonora de su película La piel que habito.

En 2011, fue invitada especial de Chick Corea en un concierto en el club de jazz Blue Note, en Nueva York.

En 2011 se instaló en Miami para atender la fuerte demanda de conciertos en Estados Unidos, y también porque todavía era considerada extranjera en España.

Habla bajito, pero claro. Hoy su centro conceptual espiritual es que la rendición es una forma de relacionarse con el mundo, con los otros. Valemos mucho, sobre todo si aprendemos a reflejarnos en la grandiosidad de los demás.

–¿Cuántas canciones trae su disco...?

–¡No sé!, pero de ellas me gustan... bueno, depende del momento del día, de escuchar. Por momentos la de Yo vengo a ofrecer mi corazón, que en ocasiones me atrapa. O Los solos, que habla de un amor a tiempo real, porque vivimos mucho el amor a tiempo deforme. Yo amo aquí a mi mamá, pero mi mamá no está aquí. Está en España y a estas horas no sé qué estará haciendo. Es ese amor a tiempo real, diseccionado que nos sostiene y nos da tanta vida.

–Las canciones acercan, cierran distancias.

–Sí, es verdad. Me acercan con todos ustedes.

–¿Cómo siente? ¿Cómo es actualmente su relación con la música?

–¡Ay! Muy bonita, muy sincera, muy joven y con muchas ganas de volver a despegar.

–El mundo cambia y los temas propios también. ¿Cómo está al respecto?

–Los temas van cambiando para devolvernos a lo mismo. Hasta que no aprendamos las lecciones no pasaremos del piso. Y entonces vuelven esos poemas que recuerdan que una asignatura se debe de pasar. Eso es lo que más me gusta de la música, que siempre es madre y escuela.

Foto
Concha Buika en la Alhóndiga de Granaditas durante el Festival Internacional Cevantino de 2007Foto Yazmín Ortega Cortés

–Hay quienes tropiezan con la misma piedra.

–Eso parece. Es confusión, pienso; en otros casos es comodidad, mediocridad, lo que es algo que al ser humano le cuesta mucho y paga un alto precio, por acomodarse en lo mediocre, pero, bueno, hay que seguir.

–¿Cómo vibra México en estos días, en esta visita?

–¡Paz! No sé por qué pero para nosotros México siempre ha representado paz. De verdad, de corazón, no sé por qué. A mí México me abrió muchas puertas. Me abrió mis dos bocas: la del saber y la del sabor. Me ayudó en muchos aspectos. Me presentó a mi mamá Chavela Vargas; me hizo sentir que la pena pesa y araña, pero que también es santa, que es un camino de aprendizaje. México es una tierra a la que le tengo un amor profundo, infantil.

Expresó una especie de alegría, antes de decir: “Aquí conocí a Chavela. Voy a ser sincera: a Chavela aún no la he llorado porque pienso que si la lloro me va a dar un collejón... ¡me va a dar un golpe en la nuca! No la quise llorar porque llorar es, de alguna manera, aceptar, y yo no lo he aceptado porque no es real. Siempre estuvo... ¡no!, siempre está, porque Chavela se convirtió en una especie de pensamiento de fuerza.

No es cosa de miedo. Simplemente no soy una persona que le tema al dolor; es algo que no me gusta; no me gusta que las cosas me duelan, porque yo he venido a esta vida a sentirlo todo y no me gustaría que se me subieran algunos sentimientos. ¡Y soy un animal fuerte! Si lloro, es porque me lo puedo permitir. En la familia uno aprende cosas. La mía es la mejor escuela, para mí, pero como toda escuela hay que salir de ella y enfrentarse a la vida.

Dijo que no sabe quién es ella, ni qué hace o no. Nunca me he parado a pensar qué digo o cómo lo digo. Expongo al entorno la realidad de lo que soy sin miedo al fracaso.

Truco

–Para cantar sí se requiere libertad, ¿no?

–La libertad creo que no es propia de un ser humano como yo. Lo único a lo que ansío es a tener la llave de mi celda, pero de la libertad se me hace que es un truco, un engañabobos para que la gente se pierda detrás de búsquedas infinitas. ¿Cómo vamos a pensar en libertad? Necesitamos que alguien haga cosas para comer, otras para sentirnos queridos, que nos aprueben para no sé qué. ¡Es demasiada dependencia! ¿De qué libertad estamos hablando? Yo prefiero reconocer que esas celdas en las que solemos vivir tienen una cerradura que no es difícil de abrir, para salir y entrar. ¿Pero la libertad... encerrada en este cuerpo que me pone límites? Lo encuentro un poco extraño.

“¡Claro que hay límites! ¡Siempre los hubo! Con todo lo que nos ponen por delante para conseguir un segundo de paz no voy a tener tiempo para eso. El ser humano se ha dedicado a inventar maquinarias, todo tipo de conceptos que no tengan límite. ¿Por qué? Claro que tenemos límites, pero hay que pasarlos.

—¿Qué significa para usted presentarse el 26 de septiembre en El Plaza Condesa?

–Es fantástico. Es lo más parecido a volar. Cantar es tener ganas de contar, pero sobre todo es sentir una sensación de vértigo. Soy adicta al vértigo. Soy de las que prefieren inventar en directo que memorizar canciones. Me gusta mucho el riesgo de perderme. Y como telón de fondo todos tus recuerdos

–Siente que le va bien.

–Sí, desde el día que nací soy muy feliz. He disfrutado hasta de llorar, porque si no lo vas a disfrutar, para qué.

–¿Qué está leyendo?

–Me estoy leyendo a mí. Es mi segundo libro y se llama A los que amaron a mujeres difíciles y acabaron por sentarse.