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Crisis vaticana

Como camarlengo, Tarcisio Bertone es líder temporal de la Iglesia católica

Se abre el periodo de sede vacante; será inutilizado el anillo del pescador

El nombramiento del sustituto de Benedicto XVI estará en manos de 115 cardenales electores

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Dos católicas observan en una pantalla colocada en el Vaticano la partida del ahora Papa eméritoFoto Reuters
 
Periódico La Jornada
Viernes 1º de marzo de 2013, p. 4

Ciudad del Vaticano, 28 de febrero.

Luego de la renuncia del papa Benedicto XVI, empezará el proceso en varias etapas para elegir al próximo jefe de la Iglesia católica.

Sede vacante. A las 19 GMT de ayer (13 horas en México), hora fijada para la renuncia, se abrió el periodo llamado de sede vacante, es decir, de trono vacante, a partir del cual dejaron sus funciones todos los jefes de los dicasterios (los ministerios) de la curia romana, el gobierno de la Iglesia. Este viernes, el Vaticano imprimirá un sello especial utilizado durante la sede vacante.

El camarlengo, líder temporal de la Iglesia. El camarlengo (administrador de la propiedad y las rentas del Vaticano) será temporalmente el máximo responsable de la Iglesia durante el interregno. El papa Benedicto XVI nombró en 2007 para ese cargo al número dos del Vaticano, el cardenal italiano Tarcisio Bertone.

Carta para convocar a los cardenales. Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio (también llamado sacro colegio), enviará este viernes cartas a todos los cardenales (tengan o no derecho a voto) para convocar las llamadas congregaciones generales, en las que se se empieza a discutir el nombramiento del nuevo Papa.

El anillo del pescador. Un anillo de oro macizo que llevan todos los papas con su nombre grabado en latín y que en la antigüedad servía para sellar documentos, será inutilizado con un corte por el cardenal Bertone cuando empiece la primera reunión de cardenales, lo cual evitará cualquier falsificación. El camarlengo también será el encargado de colocar el anillo en el dedo al nuevo Papa.

La fecha del cónclave. Durante las congregaciones, los cardenales también deciden la fecha del cónclave. La constitución apostólica Universi Dominici Gregis, promulgada el 22 de febrero de 1996 por Juan Pablo II, fijaba un plazo de 15 a 20 días desde la declaración de la sede vacante para el inicio de esa asamblea de purpurados. Pero antes de renunciar, Benedicto XVI publicó un decreto (motu proprio) que permite anticipar la fecha si los cardenales están presentes en Roma.

Participantes y duración del cónclave. La reunión será a puertas cerradas (cónclave, del latín cum clave: bajo llave). Asistirán 115 cardenales electores, aunque el número podría variar. En 1970, el papa Paulo VI fijó en 80 años la edad límite para tener derecho a voto. La duración del cónclave no está fijada de antemano.

Sistema de elección. La elección se lleva a cabo en la Capilla Sixtina, dentro del palacio apostólico del Vaticano. Se necesita una mayoría de dos tercios para nombrar al nuevo Papa. La votación se hace con papeletas que se ponen dentro de un cáliz.

Humo blanco, humo negro. Durante el cónclave se vota dos veces por la mañana y dos veces por la tarde. Tras cada votación, las papeletas se queman en una estufa especial de la capilla, que tiene salida al exterior. Si no se alcanza un acuerdo, se añaden productos químicos (en la antigüedad era paja húmeda) para que el humo sea negro. Si el resultado es positivo, se queman las papeletas, lo que provoca el humo blanco que anuncia la elección del nuevo pontífice. En ese momento la gran campana de la Basílica de San Pedro empieza a redoblar.

Dos preguntas. Una vez elegido, el nuevo Papa responde a dos preguntas: ¿acepta su elección canónica como soberano pontífice? y ¿con que qué nombre quiere ser llamado? Si responde positivamente a la primera pregunta, el elegido se convierte en Papa y arzobispo de Roma. Luego informa cómo quiere ser llamado. Después pasa a una habitación anexa, llamada sala de las lágrimas porque muchos pontífices lloraron en ella al tomar conciencia de la importancia del cargo. El nuevo Papa se pone entonces una de las tres sotanas blancas (de tallas distintas) preparadas por el sastre oficial del Vaticano.

Habemus papam. El protodiácono (el cardenal más veterano, actualmente el francés Jean-Louis Tauran) anuncia entonces la noticia desde el balcón de la Basílica de San Pedro, con la fórmula en latín habemus papam (tenemos Papa), revela el nombre del nuevo pontífice y éste imparte la bendición urbi et orbi (a la ciudad y al mundo).