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Procesión de más de 200 alebrijes ocupa Paseo de la Reforma

Por sexto año consecutivo el Museo de Arte Popular organiza el desfile de las quimeras

Las figuras permanecerán en exhibición en esa avenida hasta el 4 de noviembre

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Uno de los alebrijes que participaron en el desfile de ayer pasa frente al Ángel de la IndependenciaFoto Roberto García Ortiz
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Decenas de personas atestiguaron la procesiónFoto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Domingo 21 de octubre de 2012, p. 33

Paseo de la Reforma fue ayer escenario de una pesadilla de toneladas de alambre, papel y pintura, forjados en alebrijes monumentales.

Más de dos centenares de animales, aves, reptiles e insectos quiméricos asombraron a cientos de personas apostadas a lo largo del antiguo Paseo de la Emperatriz desde su salida, en la Plaza de la Constitución, y a su paso por 5 de Mayo y avenida Juárez, por donde avanzaron en procesión empujados por sus creadores, junto con música de bandas y baile de comparsas.

El Museo de Arte Popular (MAP), que dirige el artista plástico, curador y museógrafo Walther Boelsterly, organizó ayer el sexto desfile y concurso de alebrijes que tiene como fin crear una nueva tradición cultural en la ciudad de México y contribuir con otras instituciones y el sector privado a la promoción y difusión del arte popular mexicano.

Este año se registraron 305 proyectos y habían confirmado participar 240, aunque de Plaza de la Constitución salieron al mediodía 212, formando una línea de más de un kilómetro y el espacio que se les asignó en los camellones de Reforma para permanecer en exhibición hasta el 4 de noviembre –de la Columna de la Independencia a la fuente de la Diana Cazadora– resultó insuficiente y varios alebrijes de la retaguardia no llegaron al Ángel.

La multitud que acudió al desfile también rebaso las expectativas y fue imposible reabrir Reforma al tráfico vehicular a las 14 horas, como se tenía previsto.

Pese a que el concepto este año era especies en peligro de extinción, junto con un águila real, un jaguar alado y tortugas laúd, circularon varios perros metamorfoseados, un burro cósmico, un burráguila, un conejo lunar y entes que solamente sus creadores podrían definir, con nombres como engullidor, melodía del kraken y Cicambrio.

Aunque varios alebrijes contaron con patrocinios de empresas como bancos, tiendas departamentales, colegios privados así como fundaciones e instituciones públicas, la mayoría fueron realizados por colectivos y talleres de cultura y por familias, algunas con el apoyo de amigos, como el de Roberto Magno, quien ganó el año pasado el primer lugar del público –hay otro premio que otorga un jurado del MAP– quienes trabajaron más de dos meses en su alebrije “Huseendra’tidxi”, una combinación de escarabajo, mantis, hormiga, chapulín, piel de reptil, un panal de abeja y flores de vida, que se llevó 40 kilos de alambrón, tres pacas de minecraft (cada paca contiene 125 pliegos) y cinco kilos de engrudo y que concibió como un trabajo espiritual que transmite paz a quienes piden por todo el mundo.

La familia de Hiram Ortega quiso hacer un homenaje al sitio sagrado de Wirikuta, con un venado con decoraciones inspiradas por la cosmovisión del pueblo Wixárika y que les llevó tres meses realizar con una inversión de alrededor de 7 mil pesos.

A diferencia de actividades como la ofrenda monumental en el Zócalo y la Noche de Primavera que organizaba el gobierno de la ciudad, el MAP ha logrado mantener por seis años consecutivos este desfile como parte de la Noche de los Alebrijes, que incluye también un concurso de cuento y de teatro para títeres alusivos.