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José Antonio Rodríguez y Alberto Tovalín abordan al autor total que fue el maestro

Difunden el universo apabullante del fotoperiodista Nacho López

Reúnen en un libro múltiples facetas poco exploradas y estudiadas del artista

Noventa por ciento del material incluido en el volumen Ideas y visualidad era inédito

Tenía una posición analítica, crítica, que incluso plasmó en el poema Yo ciudadano, dice Natalia Rodríguez

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Elena Noriega, 1950 (407486), Sin título, México DF, ca. 1965 (385236), Sin título, México DF, ca. 1955 (408090) y Sin título, México DF, ca. 1955 (408382), fotografías de Nacho López incluidas en el volumen Ideas y visualidad, que provienen del Fondo Nacho López de la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Pachuca, Hidalgo
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Sin título, México DF, ca. 1955 (382939, 382944, 382941) fotografías de Nacho López incluidas en el volumen Ideas y visualidad, que provienen del Fondo Nacho López de la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Pachuca, Hidalgo
 
Periódico La Jornada
Miércoles 26 de septiembre de 2012, p. 4

Además de un gran maestro del fotoperiodismo, Ignacio López Bocanegra, conocido como Nacho López (Tampico, 1923-DF, 1986), fue un gran teórico de la imagen, cineasta, foto-ensayista, profesor y un artista de vanguardia que tiene mucho que decir a las nuevas generaciones.

Sus múltiples facetas, poco conocidas y estudiadas, se recogen en el libro Nacho López: ideas y visualidad, editado por José Antonio Rodríguez y Alberto Tovalín Ahumada, con el apoyo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Universidad Veracruzana, el Fondo de Cultura Económica (FCE) y Parametría.

Noventa por ciento del material que presenta el volumen es inédito y muestra a un fotógrafo que no sólo plasmó su sensible visión hacia la urbe, sino que incursionó en otras prácticas visuales como el autor total que fue, señalan los realizadores.

En entrevista con La Jornada, Rodríguez comenta que “el fotoperiodismo se mueve dentro de ciertos esquemas muy claros, por ejemplo la tan traída objetividad. Eso a Nacho López no le servía de nada; él creaba circunstancias para ser publicadas como fotoperiodismo, hacía lo que John Mraz llama fotografía dirigida, es decir, creaba situaciones y las hacía pasar, entre comillas, como reales o verdaderas; por eso se sale muy rápido del fotoperiodismo, sólo trabajó en eso seis años.

La fotografía para él fue un pretexto, un vehículo para desarrollar más cosas. Su trabajo experimental se dio entre 1948 y 1981, es decir, casi toda su vida profesional. Hizo fotomontajes, desnudos extraordinarios y vasedactigrafías, imágenes emulsionadas con vaselina sobre su rostro y el cuerpo de su esposa; en el libro incluimos las 12 que realizó. Ese Nacho López experimentalista no se conocía.

La aventura para descubrir el material inédito de uno de los fotógrafos mexicanos más destacados de la segunda mitad del siglo XX llevó dos años a los investigadores, motivados al enterarse de que de los más de 30 mil negativos y 3 mil impresiones digitales de López que resguarda el Sistema Nacional de Fototecas del INAH sólo se se conoce entre ocho y 10 por ciento.

Necesitábamos mostrar a otro Nacho López; no quisimos quedarnos solamente con ese maestro al que todos los fotoperiodistas veneran, porque él es uno de los grandes herederos de la vanguardia mexicana de los años 30 y 40; por eso el fotoperiodismo le quedó chico. Ahora se va a conocer del maestro un 20 por ciento, porque su universo es apabullante, puntualiza Rodríguez.

Tovalín añade que no se había indagado en el material que presentan en Nacho López: ideas y visualidad, porque el fotógrafo se convirtió en icono al conocerse primero lo que él mismo tuvo oportunidad de publicar. Muchas imágenes que ahora se conocerán las conservó guardadas el maestro.

También se muestras algunos fotogramas de la película En algún lugar del mundo, hoy extraviada. Se trata de un trabajo acerca de la revolución cubana, que Emilio El Tigre Azcárraga le encargó en los años 60.

Cuando ya teníamos cerrado el libro, en un seminario acerca de recuperación de archivos, una persona nos dijo que esa cinta podría ser localizada, pues uno de sus familiares participó en ella y probablemente la tenía en su casa, así que tenemos una pista; ojalá encontremos el material, informó Rodríguez.

Sobre todo, añade la investigadora Natalia Rodríguez Priego, quien colaboró en la edición, “Nacho López es un artista completo en todas dimensiones; piensa lo que hace, tiene una posición crítica, analítica e incluso la plasma en su poema Yo ciudadano –incluido en el libro– con una exquisitez espléndida.”

El artista escribió: “La ciudad crece hacia arriba, se extiende a lo largo como entelequia voraz, y se desborda tragándose a los hombres... Contamina, envenena o neutraliza. Su rostro se transforma a cada instante en facetas intangibles. Inasible en sus perfiles... Bellísima en sus dimensiones planetarias.

“Y por la noche, desde las montañas, la ciudad es ojo de luz que parpadea en agonía lleno de brumas y esperanzas. Su inocencia se acentúa, y un collar de pirotecnias estrangula la soledad del hombre, o condiciona su existencia.

Yo, el ciudadano.

“El maestro –prosigue Natalia Rodríguez– invita a pensar la cotidianidad citadina, nos hace detener el paso y observar. Es asombroso que lo que miramos en sus imágenes sigue estando en la calle. Los jóvenes buscan lo novedoso, y de manera increíble, lo hallarán en los aparentemente lugares comunes de la obra de Nacho López, en su idea de que siempre se puede explorar más, es un reto que él mismo plantea. Es una invitación a investigar más acerca de la obra de este gran autor”.

Además de las imágenes provenientes del Fondo Nacho López de la Fototeca Nacional del INAH de Pachuca, Hidalgo, se incluye un texto de Manuel Álvarez Bravo, quien apunta: Los siguientes pasos son los naturales cuando se camina y Nacho los da: sustentar la expresión con belleza y claridad, porque se atiende lo que se entiende y gusta; por esto se preocupa porque el documento que sirvió fugazmente en el periódico o la revista, tenga una validez más duradera y para ello dota a sus fotografías con la calidad de objetos, no ya de medios exclusivos para la reproducción, objetos que pueden contemplarse por sus calidades intrínsecas de fotografías realizadas, en armonía de valores tonales, composición de espacios, materia o negación de ella y reacciones de carácter humano.

También escriben John Mraz, Jess Lerner, Carlos A. Córdova, Daniel Mendoza Alafita, Mayra Mendoza Avilés, José Antonio Rodríguez y se incluye una bibliohemerografía selecta.

El libro se presentará mañana en el Museo de Antropología de Xalapa, Veracruz. Participan Lucero Binquist, viuda de Nacho López; Rodrigo Moya y Josué Martínez. El 25 de octubre se presentará en la librería Rosario Castellanos del FCE, de la ciudad de México.