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Luchar por la seguridad y el estado de derecho es una obligación, señala

Aplicar la ley a funcionarios que traicionan al país, pide Calderón

No podemos tolerar a quien se colude con criminales, dice ante procuradores

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El presidente Felipe Calderón visitó ayer la séptima Zona Militar, con sede en Escobedo, Nuevo León, donde comió tamales con soldadosFoto Presidencia
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Periódico La Jornada
Viernes 25 de mayo de 2012, p. 13

Monterrey, NL, 24 de mayo. La traición de los servidores públicos, que por omisión, temor o corrupción deciden no aplicar la ley ni salvaguardar los derechos de la población, se convierte en una espiral de inseguridad, incertidumbre, corrupción e impunidad que hoy se ve y se sufre en algunas regiones del país, aseguró el presidente Felipe Calderón.

La ley debe aplicarse con todo rigor, sin distingos, caiga quien caiga, sin importar condición o posición social, política o jerárquica, dijo el mandatario, justo en medio de los escándalos por la acusación de la justicia estadunidense contra el ex gobernador priísta de Tamaulipas Tomás Yarrington, y los procesos seguidos a generales del Ejército Mexicano, en ambos casos por su presunta vinculación con el narcotráfico.

Acompañado por la titular de la Procuraduría General de la República, Marisela Morales, Calderón inauguró aquí la 27 asamblea plenaria de la Conferencia Nacional de Procuración de Justicia. Destacó que para el gobernante y servidor público luchar por la seguridad, la legalidad y el estado de derecho es una obligación legal, ética y moral de primer orden. Es un imperativo categórico.

No se puede permitir que la delincuencia organizada siga lastimando a las familias mexicanas, pero tampoco podemos tolerar a quien se coluda con los criminales. No podemos permitir que la corrupción mine las instituciones democráticas y, con ello, el futuro de México, dijo.

Durante la reunión, a la que estaban citados los procuradores de Justicia de todo el país, el Presidente aseguró que el camino trazado por su gobierno en la lucha por la seguridad y para alcanzar un verdadero estado de derecho es el camino correcto.

“Estoy convencido de que esta lucha es de largo aliento, pero no podemos detenernos en la marcha que hemos iniciado hacia un México seguro, justo y próspero. Es un camino difícil, que implica riesgos, pero de los caminos que se pueden emprender, éste es el que nos llevará a resolver ese problema.

Por eso, es importante que sigamos adelante y que en próximas administraciones también haya el compromiso, quienquiera que esté a cargo de ellas, para continuar con este esfuerzo, que es por el bien de los mexicanos, dijo el mandatario durante la reunión realizada en el hotel Crowne Plaza de esta capital regiomontana.

En su intervención de casi media hora, consideró que la lucha por la seguridad es un tema fundamental, y que las decisiones que se tomen definirán el curso de la historia del país. Desde hace tiempo –dijo–, la impunidad y la corrupción son males endémicos de México, por lo que deben ser repudiados enérgica y unánimemente por la sociedad. Nadie puede estar por encima de la ley.

Advirtió que sólo perseverando en este esfuerzo el país logrará derrotar la impunidad y la corrupción que la genera, así como recuperar la paz y la seguridad con justicia que se requiere.

Dijo a los procuradores que en la lucha por la seguridad y el estado de derecho el problema más grande de México se enfrenta con el mayor de los ahíncos que puede provenir de las instituciones del Estado mexicano.

Se trata –añadió– de un esfuerzo significativo y trascendental que, de perseverar, dejará una huella en las futuras generaciones de mexicanos, que bien merecen un legado de mayor justicia y seguridad.

Precisó que de no haberlo hecho en este momento, la debilidad estructural del Estado, de sus poderes y de sus instituciones sería tal que quizá no se contaría en este momento con la fortaleza suficiente para luchar por la consolidación del imperio de la ley.

En otras palabras, de no haber actuado a tiempo frente a la criminalidad, quizá hoy mismo, ya no digamos dentro de seis meses o un año, hubiera sido demasiado tarde para el Estado mexicano enfrentar el poderío que han desarrollado las bandas criminales de nuestro país, estimó Calderón.