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David Trueba compite por Mejor Ficción Internacional

En Sundance, Madrid 1987, cinta de choque generacional

Los años 80, en el origen de la crisis que vive España, según el director

 
Periódico La Jornada
Domingo 29 de enero de 2012, p. 8

Park City, 28 de enero. El cineasta español David Trueba presenta en el festival de Sundance su película más reciente, Madrid 1987, oda a la ficción que capta la esencia de la España de fines de los años 80, antes de las convulsiones económicas y sociales que actualmente sufre ese país.

La cinta compite por el Gran Premio de Ficción Internacional en el festival de cine independiente que termina este fin de semana.

Madrid 1987 pone en escena a un anciano periodista, cínico y libidinoso (interpretado por José Sacristán) que convence a una joven estudiante (María Valverde) de que lo acompañe al departamento de un amigo.

Cuando maestro y discípula terminan desnudos en un cuarto de baño, descubren que están encerrados y que deben pasar un fin de semana completo, esperando a ser liberados; esta es ocasión para intercambiar reflexiones sobre la vida, el arte, el periodismo y compartir sueños, esperanzas y pesares.

El año 1987 es una fecha importante para mí y para el país, explica Trueba. “Empecé la universidad –en periodismo–, que es lo que hace la chica de la película.

Al mismo tiempo, 1987 es también al final de lo que llamamos el proceso de transición en España, que había comenzado tras la muerte de Francisco Franco, en 1975.

Así que era un monumento de final de época para ese país y, al mismo tiempo, había una muy clara dificultad para entenderse entre dos generaciones: la que había luchado contra el franquismo, que había logrado llegar a la democracia, y una nueva que había conocido apenas a Franco.

Sin embargo, lo que interesó a Trueba era mostrar este aspecto histórico, no a través de la ropa o de los decorados, sino sencillamente por la forma de ser de las personas.

Muchas veces las películas de época se centran mucho en los peinados, en la ropa, los coches, y poco en el espíritu, los caracteres, aseguró.

Rica en sus diálogos, Madrid 1987 emprende voluntariamente caminos poco frecuentados por el cine actual. El de hoy es un cine que exige un espíritu lúdico, un poco de fórmula. Y me interesaba tratar asuntos completamente fuera de la moda cinematográfica, declaró Trueba.

Este regodeo en la palabra convierte el filme en una oda a la ficción, que nos une más que la historia, más que la política, más que la economía.

Pero es también una oda al poder de relato que tiene el cine, como queda ilustrado en una escena donde el anciano coloca un marco vacío delante de la joven y comienza a contarle una película, como si la viera proyectada ante sus ojos.

La desnudez de los personajes durante casi todo el filme es también un desafío original. Quería que estuvieran desnudos en todos los sentidos, afirmó el cineasta.

Me gustaba jugar con la idea de cómo, a lo largo de la película, podías hacerle olvidar al espectador esto, porque el desnudo en el cine siempre es una distracción. Me gustaba hacer lo contrario. Conseguir que, pese a tenerlo, siguiera importando lo que dicen, lo que les pasa por dentro.

Para David Trueba, los 80 están en el origen de los males de la España de hoy, liada en una crisis que detuvo brutalmente el crecimiento de 20 años precedentes.

“Creo que los errores vienen de que, una vez terminado el franquismo y llegada la democracia, todo el mundo dijo: ‘Ya somos perfectos, ya no es necesario tener una televisión de calidad, unos medios de calidad, un cine de calidad; ahora lo que importa es hacer dinero.’”

Transformamos todos nuestros valores en valores económicos. Todo esto hace que 30 años después nos encontremos en una tremenda crisis de valores.